Miquilena vs. Maquiavelo

Hay un sinfín de refranes y refraneros que a diario son utilizados por el común del pueblo, y que a decir de esa sabia raigambre popular es el dibujo o el clon (para vulgarizar el término) de aquel a quien queremos endilgarle tal o cual refrán. En tal sentido, veamos estos refranes desde los cambios políticos, sociales, espirituales y culturales que se viven en nuestro país, tomando como referencia aquellos que suele utilizar el pueblo como parte de su diaria rutina, y que de hecho, son los que mas se usan en el tejido social del pueblo y en el diario acontecer del día a día. Veamos por consiguiente, estos refranes: “Árbol que nace doblado nunca su tronco endereza”; “El que nació para triste, ni que le canten canciones”; “Qué culpa tuvo la estaca si la rana salta y se ensarta”; “Dios los cría y San Pedro se los bendice” o “Dios los cría y el diablo los junta”; “El burro sabe a quien tumba y el diablo a quien se lleva”; “La lengua es castigo del cuerpo”; “Le tienen miedo como el diablo a la cruz” “El pájaro se conoce por la cagada, sino la pone en la entrada la pone en la salida”

De la serie de refranes que acabo de citar, ustedes escogerán aquel que mejor se adapte a la personalidad del protozoario de marras. Bien, apreciados compatriotas, en el caso que nos atañe voy a referirme a aquel que mejor calco o fotocopia se ajusta o encaja dentro de ese estereotipo de la maldad, perversidad, manipulación, oportunismo, traición, sibilina personalidad, rastrero servilismo, o mejor dicho o decirlo llana y simplemente, como aquel que emergiendo del mundo de la iniquidad, de esa fauna senil y oscura, quien erigiéndose desde ese cavernícola mundo de la traición y la deslealtad, no se conformó ni se conforma con seguir haciendo daño, sino que por el contrario –como fiel bodrio viviente— sigue y sigue echando vaina desde su triste rol de apátrida, traidor y rastrero cipayo de siete suelas …

Ya ustedes, queridos lectores, por similitud o concordancia con casi todos esos mentados refranes tienen que haber sacado sus propias conclusiones respecto al filicida de marras, porque no es nada difícil ni mucho menos espinoso llegar hasta ese estereotipo de la traición, quien haciendo vida con la entelequia opositora contrarrevolucionaria y con los mandatos de sus amos del norte (EU), se atornilla senilmente desde esa trinchera oposicionista, lanzando sus venenosos dardos contra Chávez y contra un proceso con olor a pueblo, pletórico de libertades, como no la había habido otro igual en más de 500 años.

Es bien, bien triste, doloroso y ladino el papel que suelen desempeñar –a lo Maquiavelo— esos oscuros personajes de oficio, a quien el guión de la historia por su triste desempeño les hará pagar muy, pero muy caro sus felonías y vil desempeño… Sí, estos personajes salidos de esos lóbregos mundos o lugares de poca luz, además de no dar pie con bola ni aquí ni en el más allá, tendrán necesariamente que pasar miles y miles de años dando tumbos sin ton ni son y sin rumbo fijo. Almas en pena vagando en el recuerdo de sus perversidades –pagando en justicia lo que le hicieron a su pueblo— deambulando por esos lugares fríos, desolados y umbrosos de oscuridad, hasta que de tanto dar bandazos de conciencia se comience a operar en ellos la contrición de sus iniquidades y de sus tantísimos yerros cometidos, que pesan en su menguada humanidad ‘cual sayonas en pena’. Por ello es dable inferir, cuando nos referimos a estos tipejos de baja ralea que, “Quien a hierro mata a hierro ha de morir…”

Presidente Chávez, usted está preparado para enfrentar con la sabiduría, la tolerancia, la paciencia y la fortaleza que lo caracteriza, esta serie de improperios y ataques seniles que por mucha bulla y apoyo mediático que tenga, ello no será óbice para tocar el honor, la dignidad y la nobleza de su recto proceder. Esos dinosaurios de oficio –que abundan en todas partes y en todos los momentos de la historia— a quien usted les dio su amistad, su mano amiga, su confianza, sus íntimos secretos y sus estratagemas políticas…, y más doloroso es aceptar que aún cuando usted les dio a esos ingratos reptiles toda esa serie de ventajas y prebendas desde una franca y sincera amistad, afortunadamente y en hora buena, a esos magros personajes se les cayeron las máscaras. De modo que no preocupe compatriota Chávez, porque no creo que valga la pena recordar a esos cipayos traidores, por que todos sabemos que esa catacumba en alusión a la ‘plasta’ de aquel pájaro, que no la puso en la entrada pero sí la puso a la salida’, no vale como estipendio un dólar devaluado.

Ese pájaro de mal agüero, el que menciono en el título que lleva este artículo y el cual comparo con Maquiavelo, no es otro que ese personaje casi nonagenario de oscuro proceder, manipulador, oportunista y traidor de siete vidas, al que mientan en los corrillos políticos del olvido como el viejito aquel (Luís Manuel Miquilena Hernández) que traicionó vilmente a su patria, a su pueblo y a su mejor amigo. ¡Piastes nuevamente pajarito!


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José Agapito Ramírez


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