Novela sin actores

Por fin llegó el día de la marcha contra el vencimiento de la concesión televisiva del grupo 1BC. Lo de "por fin" es por la sobresaturación publicitaria que precedió la caminata y lo que ésta, definitivamente, resultó. No hubo correspondencia entre lo uno y lo otro, antes bien, la desproporción entre lo anunciado y la puesta en escena ha de llamar a la reflexión a los productores de este tipo de programación en vivo.

Toda la debacle comenzó, digo yo, con la transmisión del video de Carlos Ortega. Luego de anunciar impunemente al país la recolección de las firmas de Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi, el secretario general de AD advirtió que la marcha por Rctv era de la oposición (puso énfasis y cursivas orales en esta palabra: o-po-si-ción) y no de un grupo de vivos. En su advertencia, Ramos Allup denunciaba ante el mundo las maniobras intestinas que pretendían manipular la marcha y sacarle provecho sectario.

Las masas antichavistas se preguntaban, con incertidumbre pero también con molestia, si se desfilaría por Rctv o por Ledezma, Ortega, Borges, Motorhead, Pérez Vivas (el de los puntapiés contra Iris Varela) y Rosales. La respuesta la daba, ese mismo día, Fausto Masó, un columnista insospechable de chavismo y, mucho más, de todo socialismo. Fausto cerró su artículo del sábado 21 de este abril de preaviso, con la siguiente revelación: "Hoy Chávez trata con desprecio a una oposición debilitada. Por eso importa tanto que la marcha de hoy a favor de Rctv sea un éxito, para volver a la vida a la oposición".

A confesión de parte, Fausto, a veces, resulta brutalmente sincero. La marcha tenía que ser un éxito "para volver a la vida a la oposición". Lo demás, lo de la concesión y todo eso, era secundario. ¿Se lograría el objetivo de la resurrección de la vieja coordinadora democrática? Me temo que tendrán que lanzar otras, muchas caminatas, pero sin hacer tan evidente el propósito de fondo. Las masas opositoras no son tontas.

Vi la marcha por las pantallas de la televisión antichavista. Las franelas blancas y la gran bandera adeca, con su enorme antorcha de glorias ya idas, despertaban una nostalgia paleontológica. Más allá, el recién dividido Primero Justicia se desplazaba en un camión grande, envuelto en una gigantesca sábana amarilla, para imponer su dominio, color y siglas desde las alturas (sus rivales de oposición, no contaron con su astucia).

Copei, con su verde confesional, colonizaba otro espacio, en un audaz desafío al movimiento de traslación, la evolución y la historia. Su presencia allí era una burla a la existencia del tiempo como dimensión real.

En las entrevistas realizadas desde el lugar de los hechos, los actores y actrices renombrados, con excepción de algún jubilado, brillaban por su ausencia. Los coprotagonistas de aquella telenovela eran actores de reparto como Ledezma, Pérez, López, Borges o Solórzano. Tampoco así se lograría el objetivo vislumbrado por Masó de revivir a la oposición, con Rctv como pretexto. En lugar de eso -la resurrección de la coordinadora- la esmirriada marcha resultó su epitafio y su réquiem


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

 earlejh@hotmail.com

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