Por muchísimo menos de lo que ha hecho Guaidó, ya Estados Unidos habría pedido su extradición para tenerlo en sus cárceles, y, curiosamente, intenta aceptarlo hasta que encuentre un mejor personaje para sus planes de apoderarse de Venezuela.
Pero Guaidó ha sido una especie de bailarina mala del bar donde sólo escuchan vallenatos de esos rompe pecho que sólo sirven para sacarle las tripas a alguien en un arrebato de arrechera. Afortunada y finalmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entendió que el personaje de marras era un mequetrefe y que por más arrechera que le tuviera a Nicolás, era no sólo el presidente electo de mi amado país, sino una persona con quien se podía tener un diálogo coherente, como los que se tiene con cualquier Jefe de Estado.
Y es que el inefable Guaidó lo ha hecho todo tan mal que hasta la deplorable, nauseabunda y fascista oposición que hace vida mayamera, le tiene arrechera, entre ellos los más connotados personajes que mantienen alguna forma de comunicación. A saber, Patricia Poleo, quien no ha tenido programa en las últimas dos semanas donde no haya hablado de Guaidó, o no haya tenido invitados para que hablen mal de él. Orlando Urdaneta, quien apeló a la jerga prosaica del insulto para descalificarlo, Carla Angola, casi tan torpe como él, pero que lo odia a muerte, Nitu Pérez Osuna, quien recibe orientaciones directas de su esposo para insultarlo y descalificarlo; y el más inteligente de todos, Alberto Franceschi, quien ha dicho cosas casi impensables, venido de un personaje siempre vinculado a la izquierda y anarquista de juventud.
La verdad sea dicha es que el diputado se las ganó todas. No podía ser de otra manera, porque hasta cuesta creer que es ingeniero. ¿En serio pudo graduarse un hombre con ese razonamiento y con esa limitada capacidad? Por cierto, deberíamos tomarlo para entender la crisis por la que atraviesan nuestras universidades y su baja calidad de formación.
Por ello nunca fue extraño saber a dónde irían a parar personajes que no sólo no tienen formación política, sino que tampoco tiene formación de hogar, ni conciencia de seres humanos. Una vez que entendieron que acabar con el chavismo de la noche a la mañana no era posible, en lugar de ir a formarse políticamente y entender que la política es maniobra, entendimiento y negociación, les pareció mejor aprender de asesinatos en masa, descuartizamiento, secuestro y cualquier forma de terror que sirviera a sus propósitos. Y qué mejor maestro que los narco-paramilitares colombianos, quienes llevan años en esas lides, en una práctica de siembra del terror, asesinando, violando, y descuartizando a poblaciones enteras, lo que ya se ha convertido en una parte de la cultura colombiana. Ahora, la camándula, la metralleta y la motosierra, son los instrumentos de redención de los colombianos. Es, por cierto, una cultura que la han trasladado a Venezuela. Con ellos se formaron personajes como José Pérez Venta, fotografiado con los más granado de la oposición, quien descuartizó a una mujer para robarle 5.000 dólares. O Loren Saleh, quien no hace falta indagarlo mucho para saber que es un disociado, cuyo hogar, con toda seguridad es un nido de víboras; o Nixon Moreno, violador de una policía en Mérida, quien fue a parar a los amorosos brazos de Patricia Poleo, al convertirse en su flamante esposo, o Enzo Franchini Oliveros, quien sin misericordia alguna roció de gasolina e incendió a Orlando Figuera en Altamira.
¿Por qué se extrañan entonces que Guaidó aparezca en fotos y videos con narco-paramilitares, si fueron quienes les enseñaron prácticas como pelar las nalgas en público, o golpear mujeres policías? ¿Qué de novedoso hay en la práctica de estos personajes que a uno le pueda extrañar, cuando cualquier cosa que hagan, será parte de su barbarie?
Aunque ciertamente Guaidó ya no sirve a los intereses ni de Estados Unidos, ni de sus aliados, que pujan por sacar a Maduro del poder. Y es por ello que intentan desconocer los encuentros que se han hecho con el otro sector de la oposición, igual de inservible, pero más mesurada, más coherente, más racional y que obviamente saben que la política no es rociar con gasolina a alguien para incendiarlo. Las declaraciones de la ONU este domingo en torno al reconocimiento de Maduro como el Jefe del Estado Venezolano, significan casi el tiro de gracia a Guaidó. Por ello, no es extraño que, en los próximos días, Estados Unidos declare que reconoce las reuniones del gobierno con el otro sector de la oposición, como una forma de oxigenar el debate político y de lograr avances importantes para destrancar el juego.
Es decir, al final parece ser la vieja oposición, la que esboza su experiencia para encontrarse con el gobierno en algún punto del camino, la que dejará descolgada a una oposición que, si bien tenía el apoyo del Big Brother, no es más que una banda de malandrines que no ofrece ningún currículo político, sino un prontuario policial; y eso, al parecer, lo ha entendido la burguesía venezolana, que, una vez convencidos de que no era posible derrotar a Maduro por la vía de la violencia, comienzan a apostar a nuevos escenarios. Como dicen los cristianos: "Si Dios quiere".
Caminito de hormigas…
Cuatro pollos, cuatro kilos de arroz y 20 kilos de leche para una escuela de 80 niños especiales, que deberá alcanzarles para un mes. La directora se puso a llorar. "Quieres denunciarlo", le pregunté. "No, me botan de inmediato" me respondió. Y ahora díganme si en ese manejo no hay corrupción.