¿A quien llama “parásitos” el Sr. Rosales?

Manuel Rosales en una entrevista telefónica realizada por una televisora de Miami, llama “parásitos” a la mayoría de los venezolanos que según “estadísticos, expertos y científicos e inclusive videntes” que estudian el fenómeno electoral, representan el 33% del denominado “chavecismo”, según palabras del candidato.

A partir de esto hago un llamado a la reflexión seria, a quienes se identifican con la oposición o se autodefinen como “escuálidos”, no sólo por el contenido del discurso del Sr. Rosales y su contraposición con el discurso manejado a lo interno del país, sino por las implicaciones de este doble discurso tiene; el cual, por un lado busca el respaldo de la oposición cubana y venezolana instalada en Miami, en consecuencia del imperio; y por otro, evidencia un discurso situado desde la perspectiva de los propios intereses del sector que representa el candidato; el de una clase media movida por los intereses transnacionales y la oligarquía histórica desarrollada en Venezuela. Es indudable que estas declaraciones coloca en tela de juicio el discurso de “unidad” asumido por la oposición y expuesta por el candidato, con lo que se evidencia como pre-texto del ingreso a la campaña en el terreno nacional orientada a penetrar las bases sociales identificadas con el gobierno bolivariano, reunificar los sectores medios y ganarse la simpatía por los llamados “ni-ni”, esto es reforzado por promesas imposibles de cumplir como son la tarjeta “mi negra”, medida de corte neoliberal al estilo de las propuestas libertarista que propugna la máxima defensa de la individualidad y la propiedad, concibiendo a la sociedad fundada en la atomización social y convirtiéndola en sociedad de propietarios. ¿Habrá algo más neoliberal que esto?

El Sr. Rosales en la entrevista realizada desde Miami expone una vez más sus dotes para el sofisma, aunque de una forma muy torpe, con lo cual, está cerca de ganarse su titulo de diletante al pretender hacer creer que es ilustrado o conocedor de la política, la economía, la geopolítica y la pobreza venezolana; cuando en realidad no tiene –por lo menos parece- la menor idea de lo que dice y las implicaciones de sus palabras. Esta torpeza discursiva evidencia una actitud y más allá de esto, ciertos criterios por los cuales concibe a una gran parte del pueblo venezolano al denominarlos “parásitos”, porque también es un docto de la compresión de la estructura del famoso fenómeno que él denomina: “chavecismo”. ¿Qué es un parasito?

El diccionario de la lengua española (RAE), nos dice que la palabra parasito, tienes sus orígenes del latín parasītus, y este del gr. παράσιτος, que significa comensal. Caben varios sentidos de la palabra, aquí destacaremos sólo dos, que nos permita tener un cuadro más claro de la forma en que es utilizada esta palabra-imagen en el discursivo del candidato Rosales:

1. adj. Biol. Dicho de un organismo animal o vegetal: Que vive a costa de otro de distinto especie, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo.
2. m. Persona que vive a costa ajena.

Por su parte la enciclopedia virtual wikipedia, nos dice:

Un parásito es aquel ser vivo que pasa una parte, o la totalidad de su vida, en el interior o exterior de otro ser vivo de diferente especie. Este otro ser vivo, recibe el nombre de hospedador (a veces, de forma confusa, huésped) a expensas del cual se nutre el parásito, produciéndole (o no) daño y/o lesiones.

Esta imagen es sumamente despectiva que toca en el terreno del irrespeto a la dignidad de las personas. El candidato al no medir sus palabras y denominar como “parásitos” a una parte de la población no puede ocultar sus verdaderos sentimientos y motivaciones hacia la mayoría de los venezolanos, a saber, con los excluidos históricos, con los marginados de una sociedad inspirada desde la sacrosanta imagen del capital y el mercado; es por esto, que es capaz de calificar como “parásitos” a una parte “mayoritariamente” de las personas identificadas con el gobierno bolivariano, sin especificar quienes son este sector mayoritario que parasita en el gobierno, por lo que cabe un amplio margen de interpretación, que nos puede mover a una generalización muy grave a partir de una gran falacia de los sofisma del Sr. Rosales. Esta calificación despectiva realizada por el candidato opositor al proyecto bolivariano trasciende las particularidades identificadas expresamente con el gobierno bolivariano e involucran a quienes no son “chavecistas” y disfrutan sin discriminación ni exclusión de las políticas ejecutadas por el Estado Bolivariano.


Ahora bien, ¿quienes son estas mayorías parasitarias en el gobierno? Desde este punto de vista, nada más que aquellos que han ingresado a las diversas misiones, dignificando a quienes nunca tuvieron acceso a la salud, a la educación, a la preparación para el empleo digno, entre otras. Pero, ¿solamente los “chavistas” o “chavecistas” se benefician de estas políticas? No, ya que la orientación de las misiones va más allá de cualquier posición ideológica, estas son por naturaleza incluyentes y no discriminan, porque su objetivo es la construcción de una nuevas relaciones en la sociedad que permita el desarrollo colectivo, considerando que en nuestra patria un 80% vive en la pobreza histórica consecuencia del rentismo petrolero desde hace más de 40 años, aquí no hay opositores u oficialistas sino venezolanos que merecen ser dignificados, reconocidos como sujetos y actores de transformación de sus destinos y realidades materiales-espirituales. Que no dependan de los designios de sectores dirigentes que responden a los intereses de elites en la sociedad, las cuales han preparado sus cuadros de mando en la universidades, y así realizar el proyecto del capital, sin interesarle que los pobres vivan miserablemente, entre la basura, la podredumbre y la muerte; sin medios para sus formación que le otorgue conciencia y capacidad de obrar, ya que es maleable un pueblo que se guía por la ignorancia y la aceptación afianzando un supuesto equilibrio social que niega todo cambio de relaciones concreta, consolidando la visión funcional de la sociedad. De esta forma, ya no sólo los “chavecistas” son parásitos, sino también todo aquel que pertenezca y beneficie de las misiones bolivarianas. Terrible consecuencias de unas palabras del discurso de quien se presenta como el cemento de la sociedad venezolana.

¿Son parásitos porque el gobierno central financia los estudios o algunos otros aspectos dependiendo de la naturaleza de cada misión? Pero, ¿es posible estudiar sin recursos económicos? Quienes hemos estudiados en el marco de las necesidades y sacrificios económicos sabemos por experiencia e internalización reflexiva que en parte, el éxito de los estudios y en especial los universitarios, tiene que ver con los medios económicos que se disponen para ellos. Es difícil estudiar y pensar cuando se come una vez, cuando tu familia vive en la miseria, cuando no tienes una computadora para investigar en Internet o transcribir un trabajo, cuando no tienes ni para un pasaje o sacar una copia de los libros o guías de estudios. En esto no hay idealismo alguno, sino experiencia pura del mundo de las necesidades que el neoliberalismo no considera, ya que es más fácil sostener de aquellos que no pueden costear sus estudios sacarlos del sistema, no aprobar sus aceptación, o simplemente garantizarle un ámbito de desarrollo académico acorde con su realidad y para su futuro: trabajarle al gerente de alguna fabrica, ser la secretaria de la burocracia, en fin ser un explotado, una herramienta de la clase profesional, ser paciente y padecer ante las razones y emociones de la elite de los patronos.

Es sumamente fácil calificar al otro, cuando no se comprende o no se es sincero y sólo se busca de instrumentalizarlo en miras a beneficios muy particulares, (individuales o de sectores sociales). ¿Es mediante estas calificaciones que se construye la unidad? ¿Cuál unidad? Se denuncia desde el bando de Rosales que Chávez instiga al odio y a la fragmentación del pueblo venezolano, y ¿que hace el Sr. Rosales al denominar parásitos a las miles de personas que aprovechan los mecanismos que garanticen su desarrollo en sociedad? De todo lo anterior se desprende un gran sesgo que se afianza en criterios que expone en el fondo una pretendida razón, movida por la discriminación, exclusión y odio. ¿Estas no son las motivaciones del discurso fascista?

Amigos opositores, reflexionemos sobre este discurso del Sr. Rosales, más allá del apasionamiento político. Descifremos los criterios sobre los cuales se funda el mensaje emitido en el discurso del candidato y construyamos nuestras posiciones. Aceptar acráticamente es ser objeto de dominación y nunca actores de transformación de nuestra realidad personal y colectiva.

atorresmarcano@yahoo.es


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