Diana y Henry: Jaime y Blanca

Binóculo Nº 213

Cuando me disponía a escribir sobre algunos de los errores de mi gobierno, se me atraviesa uno de esos absurdos de la oposición que en el fondo me parecen muy bueno que ocurran para ubicar a los desubicados, o a los que no conocen la historia.

Pese a las torpezas de Maduro y del gobierno. Pese a las incoherencias y acciones ilógicas incluso carentes de sentido común, como esa insistencia en hacer cadenas a las que solo asiste su contorno para reírle sus chistes malos, yo siempre estaré de este lado. Son miles las razones, pero la de esencia es que entiendo que esto es en el fondo un enfrentamiento capitalismo socialismo. Dos modelos de vida y de economía que siempre estarán en pugna; y fue el gran Marx quien logró explicarlo. Incluso, en esta crisis, muy mal manejada por el gobierno y que el enemigo está trabajando con fuerza para crear un caos y generar un enfrentamiento, me preocupa mucho menos el hecho económico que la descomposición social. Porque con solo reactivar las fábricas y recoger unas cuantas cosechas, comenzamos a enderezar el entuerto. Habrá comida aunque no haya variedad.

Pero el desmembramiento de la sociedad sí es un hecho preocupante. Es también parte de la guerra diseñada y planificada por el imperio, una descomposición que va metastaseando a toda la sociedad donde nadie se queda por fuera. Por ello, sin justificar en absoluto las cagadas de este gobierno, creo que es desde aquí donde debe darse el combate. Pretender lo contrario, es perder una posibilidad concreta, y además, dejar al pueblo en la inopia. Todos sabemos que sus conquistas desaparecerán si esto se cae y echaremos 300 años para atrás. Vean Argentina y me dirán.

Debo hablar de todos esos temas, pero me ocupa uno en este momento que es para mí crucial. Un poco para que muchos entiendan de qué se trata la oposición, que es términos reales es un enemigo, marioneta de los gringos. Habrán escuchado en la televisión a Diana D´agostino hablar de que el pueblo tenía hambre y de las necesidades de los venezolanos. En ese momento sentí una especie de repugnancia, algo así como ganas de vomitar. ¿Esa, la señora cuñada de Eladio Lares, empleado de Phellps cuya arrogancia para defender al patrón se escribirá en los anales de la historia? ¿Ella la señora del presidente de la Asamblea Nacional que fue saboteada por su propio marido para optar a la alcaldía de El Hatillo con amenaza de divorcio incluida?

Esa Diana, que no la princesa de Gales, cuyo padre hizo fortuna a costa de gobiernos adecos y copeyanos, empleador miserable a quien muchos empelados le deben el despido sin pago de prestaciones y de reconocimientos laborales. Esa misma Diana que en tiempos de la Cuarta, jamás se ocupó del país, pues más estaba en Europa viviendo con los dólares que su padre le quito al Estado venezolano a través de negociaciones non sanctas.

Esa es la Diana que pretende dar lecciones de lucha social a gente que ha dedicado toda su vida a la lucha social y a la construcción de un mundo mejor, Maduro incluido. Cómo puede ese personaje decir que el pueblo tiene hambre cuando a ella jamás le importó que en 1998, una encuesta publicada por El Nacional, decía que 36 de cada cien venezolanos vivían en pobreza crítica, las madres de los barrios salcochaban bollitos de harina y a la salcochadura le ponían azúcar para darle tetero a los niños, o le picaban ají y pimentón para que los adultos tomaran. Seguro que ella desconocía que había la sarna, las liendras y los piojos inundaban las escuelas venezolanas. ¿Por qué no escuchamos a Diana formar un comité de Damas, de esos que arman las "damas" de la sociedad para ayudar a los pobres? Por cierto que de acuerdo a las categorías sociales, Diana no es burguesa, sino pequeño burguesa. No es, digamos como María Corina, amo del valle, con pedigree, es decir, gente que ha robado al pueblo desde hace 400 o 500 años.

Cómo puede hablar Diana del hambre de los pobres, si a ella jamás le importaron lo pobres, ni los ancianos, ni los desvalidos, ni los pobres diablos, ni siquiera la gente que trabajó y trabaja para ella. De cuál pobreza me habla Diana. Porque si hubiera querido resolver algo en la Cuarta República, pues le hubiera dicho a su marido que emprendieran una cruzada para ayudar a la gente, o crear una fundación para ayudar a personas con cáncer, crear una escuela para enseñar a los policías a ayudar a los viejitos a cruzar las calles, o hacer canastillas para las madres pobres y entregárselas el Día de las Madre. Tantas cosas que pudo hacer Diana durante la Cuarta y está esperando a que su marido tumbe el gobierno para hacerlas ahora.

Ahora es la señora todopoderosa del Parlamento porque sufre el síndrome de las esposas de los militares, ascienden junto con ellos. Si el marido es general, ella también lo es. ¿O es que esos militares de la Cuarta olvidaron que se le cuadraban a una amante vestida de general? ¿O es que olvidaron los desfiles de las esposas llevando presentes para la secretaria de Jaime, quien le ordenaba a su marido el ascenso de Fulano o Zutano a coronel o general? ¿O es que olvidan que el país entero los vio cargando neceseres o acomodando sostenes en público? Hay fotos de eso.

En la Cuarta República no se hizo nada en favor del pueblo, ni de los pobres. Ninguno de ellos tuvo alguna iniciativa en ese sentido, simplemente porque pueblo es una palabra que no pertenece a sus vocabularios. Son ellos los enemigos del país. No tengo duda.

El solo hecho de pensar que por las cagadas de mi gobierno, esta gente pueda volver al poder, no solo me eriza la piel, sino que no están entendiendo lo inevitable que será el baño de sangre porque el pueblo no está dispuesto a dejarse quitar lo que Chávez les dio.

Pero si alguien me dijera que el binomio Diana-Henry es distinto al Blanca-Jaime, me les reiría en su cara. De hecho vienen del mismo sitio, ellos. Y casi de las mismas circunstancias, ellas. No son políticas pero tienen una enorme influencia sobre el poder. Son las señoras que no comprenden que los hombres no pueden vestirse como sus maridos; y que a pesar de todos sus errores, la palabra pueblo, por derecho le corresponde más a Nicolás que a cualquiera de ellos y que si alguien no debería usarla jamás en sus vocabulario, es la oposición, más Diana que el resto de ellos.

Caminito de hormigas…

No le gusta a Julio Borges la aparición en escena de manera reiterada de Henrique. Borges cedería a no ser candidato, pero no acepta que sea Capriles lo sea… Tampoco le gusta que Chuo Torrealba esté tomando iniciativas sin pedir permiso, como la caminata a la que nadie fue, pero que además fue un burdo montaje y casi lo malogran… Graves problemas de funcionamiento en la Chet. "Hermano es que el hospital está en el piso porque el director Raúl Falcón es de la MUD. Está conspirando", me explicó la fuente… El nombramiento de Carlos Santafé como nuevo jefe de la MUD en Carabobo, generó una reacción inmediata en Primero Justicia y Cuentas Claras. El ensayo se echó para atrás. Dicen que fue un truco de Rubén Pérez Silva… Por cierto que Carlos Santa fé, Julio Castillo y Armando Amengual, deberían montar su propio partido, pues ya pasaron por todos…



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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