¿Se desintegran los valores?

A veces, otras épocas y latitudes nos ilustran sobre la desintegración valorativa de nuestras sociedades. La Viena del S XIX, trasfondo cultural de la obra de Freud, presencia la caída del liberalismo Austriaco y la crisis de las estructuras patriarcales y familiares. El pesimismo respecto a los cambios políticos, económicos y sociales significó replegarse en el narcisismo, la magia, los estados psíquicos “diferentes”.

Como describe Dvorak, son manifestaciones de una sociedad escindida que perdió el sentido de la cohesión social y donde todo parecía falso, desde los símbolos del liberalismo hasta la doble moral de la burguesía. Los derechos del hombre y los vaticinios de igualdad y prosperidad enunciados en la revolución Francesa se desdibujan. Sus expresiones simbólicas de religión, representaciones ideológicas, estado y leyes, se convierten en soportes de la injusticia y la desigualdad.

Hoy, en nuestro país, cuando la oposición fascista atribuye a los revolucionarios la escisión social existente, esconde el temor a reconocer su propia crisis de valores Su presencia mayoritaria en la asamblea ha evidenciado su brutal indolencia frente a los problemas fundamentales del pueblo. Son apáticos, insensibles, narcisos, individualistas. Son muchos los que aceptan sin chistar su falsa comedia de cada día.

Mientras tanto, nuevos y viejos actores recrean la escena. Los horoscopólogos entronizan el yo energizado. La suma de energías individuales, sin acción ni lucha social, producirán el milagro de la nueva sociedad. Viejos representadores se “renuevan”. Ramos Allup desenvaina la espada del “asesinar primero y olvidar después” y se obsesiona con una ley criminal que borre los crímenes de la famosa “salida” y deje impune la muerte de los cuarenta y cuatro compatriotas.

Guanipa, se opone a la solidaridad con el pueblo ecuatoriano. La Iglesia, cómplice de estas acciones fascistas, renueva sus confabulaciones del pasado, y hace suyo el rezo por la “libertad de los presos políticos”. Bachaqueros y especuladores saquean el bolsillo de los pobres. La mediática autodenominada MUD, monta el show del referendo.

Mientras, los predicadores nos barnizan con su prédica individualista y banal para la perfecta armonía de nuestra psiquis.

vargasmchela@gmail.com


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