Muchas veces la verdad es un enorme atrevimiento. Un peligroso salto al vacío de los otros. Juan Barreto tuvo la valentía de decir palabras que nosotros no nos atrevimos a formular. Juan Barreto nos recordó que vivimos en una guerra sin rastro, pero nos apuntó el rostro del enemigo.
Juan habló con inusual franqueza en el programa de Vladimir Villegas por Globovisión: "Se quejan mucho de que Leopoldo López está llamando a una movilización, que graba un video. Ese es su derecho a pataleo. Recordemos que Chávez también hizo su video cuando estaba preso y también desde la cárcel hablaba. Es decir, el hecho de que Leopoldo López esté preso no quiere decir que está mudo… yo creo que está equivocado y sus tesis y su visión del mundo no se corresponden con lo que quiere Venezuela…"
"¿Tú lo reconoces como preso político?", le preguntó Villegas.
"A mí me parece que es un preso político porque él está preso por un conjunto de acciones que desatan su pensamiento fascistoide, su pensamiento político".
Y siguió: "Yo siendo Leopoldo López -que nunca voy a ser Leopoldo López porque yo soy de izquierda y él es de ultraderecha- yo estando en esa circunstancia, yo me declararía preso político y que me caiga todo el peso de la Ley. Pero yo creo que son muy cobardes, malos y cobardes…. por supuesto que hicieron, que asuman y se defiendan de por qué lo hicieron. No escondiendo el bulto y diciendo que no hicieron nada. Es un acto irresponsable y cobarde".
Con este ejercicio de franqueza, Juan, nuevamente le pisas los callos a la contrarrevolución, al aparato burocrático del Estado burgués que no termina de morir. Los asustaste tanto como aquel día en que asomaste la posibilidad de arrebatarles para el pueblo los campos de Golf del Country Club, a través de una expropiación justa y necesaria para el establecimiento del Parque Metropolitano Simón Bolívar.
Y en seguida la jauría le cayó encima al camarada Barreto, chilló López y Radonski cuchillo en mano, pero también chillaron los guardianes del Estado burgués, los hombrecitos de gris, los tesoreros del bien privado de la oligarquía rancia que van sucumbiendo en sus mansiones de tiempos lejanos, y que se mientan más chavistas que Chávez. A las pruebas me remito. Busquen en la prensa de por aquellos días y se llevarán una gran sorpresa.
Aquella vez cargó contra los entonces nefastos alcaldes Leopoldo López y Henrique Capriles Radonski: "No sigo diciendo más porque el pueblo los conoce con esa carita, el rostro de la vieja política, el rostro viejo como la máscara de los faraones que eran momias sepultadas…"
Hoy lloran de vuelta los que rehúyen el debate, y promueven el gesto necio y acomodaticio de una izquierda triste y envilecida que no quiere enfrentar ningún tema, salvo el que pase por el cernido del funcionario de turno, y la razón lógica del dogmatismo arrogante y de un llamado "verdadero socialismo". ¡Cuánto daño la ha hecho a la revolución lo acomodaticio del adulante!
A esos mismos les digo: ¿acaso no fue Fidel Castro el que tomó un cuartel, donde hubo muertos de lado y lado, asumiendo su responsabilidad sin rehuir del compromiso de la acción y la palabra, sembrando en nosotros aquella frase inolvidable: "la historia me absolverá"?
¿O no fue el vivo ejemplo nuestro Comandante Chávez cuando a la hora de la verdad nos dijo el "por ahora" por allá en 1992?
A eso se refiere uno cuando llama cobardes a los fascistas de siempre, cuando no asumen sus responsabilidades, cuando no actúan con cordura y no son capaces de sostener con el cuerpo lo que producen con la palabra.
Hay que entender que Leopoldo López no es un preso común, no es un asesino cualquiera. Mucho peor, se trata de una mentalidad fascista actuando. El juicio no debe ser solamente a un vándalo inadaptado, debe ser un juicio al fascismo y eso implica una confrontación ideológica, y por ende una confrontación política. "La política es la guerra continuada por otros medios" y "El derecho es una cierta manera de continuar la guerra", son dos afirmaciones que Michael Foucault desarrolló a propósito de la política y el derecho, apoyándose e invirtiendo la famosa frase de Clausewitz: "La guerra es la política continuada por otros medios".
El cuento es que el gobierno no llama a las cosas como deben llamarse, admite que son políticos presos por delitos comunes, porque llamarlos de otro modo reforzaría la campaña histórica fascista de que en Venezuela se vive en una dictadura. Y nuestro gobierno "revolucionario" entonces no entiende que esa campaña sucia la ha soportado dignamente Cuba desde hace más de 50 años, sin caer en la trampa que supone tanto la sociedad civil como las instituciones del Estado burgués. Recuerden esto, Cuba saldrá de la infame lista de países terroristas que promueve, sostiene y mantiene los EEUU.
Luego, por qué nos da miedo entrar a discutir las nefastas prácticas de los fascismos y las ideas que inspiran. Será que no hay jueces, ministros, consejeros con la destreza intelectual como para desmontar jurídica y políticamente ese discurso, y entonces es preferible despachar el asunto por la vía del patotero, por la vía del delito común. No lo creo, sí existen, sí son capaces, pero por qué no lo hacen.
¿Acaso las democracias occidentales republicanas, de las que tanto nos ufanamos, no exhiben con orgullo sus presos políticos como prueba irrefutable del triunfo de la ley y las instituciones sobre aquellos que atentan contra el Estado y el Derecho? En Francia y España hay presos políticos, y nadie dice que allí no hay democracia.
A López le faltan cojones para asumir su responsabilidad por los sucesos de la guarimbas, como sí lo hicieron los guerrilleros de los 60’ que encaraban sus acciones. Las condiciones de detención de todas las personas privadas de libertad deben ser dignas, por repugnantes que sean sus crímenes. Esto incluye a quienes, sin el menor fundamento, se consideran presos políticos y niegan el carácter de lesa humanidad de los delitos de los cuales se les acusa. También Hermann Göring en el juicio de Nuremberg desconoció el carácter criminal de sus actos y glorificó al Tercer Reich nazi.
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