En verdad, ahora comienzo a pensar si cuando Lorenzo Mendoza ninguneo a los personeros del alto gobierno, les dijo –en otras palabras- que no servían para nada, que se bajaran los pantalones y les vendieran las empresas porque él las haría eficiente, ya tenía claro que la oposición no servía para nada, Capriles y su pandilla se desinflarían y la MUD terminarían siendo lo que hace años dije “la onomatopeya de una vaca”, estaba apostando a su candidatura presidencial.
Y no fue una sola vez que lo hizo. Como tampoco fue una sola vez que el pendejo gobierno se tragó el anzuelo. Pero lo cierto es que ya no solo las redes sociales están apostando al empresario de 49 años como su candidato presidencial, sino que en la propia MUD, muchos lo ven como la única alternativa para ganar unas presidenciales. Y por supuesto aparecen los analistas a decir cualquier sarta de barbaridades, todas equivocadas por supuesto, porque simplemente el punto de análisis está errado.
Tres cosas comentaré muy a tabla rasa porque sería menester detenerse a analizar factor por factor para entender por qué tampoco Lorenzo Mendoza es la salida para la oposición. Y además, sería un nuevo error del que después se lamentarán.
El primero, Lorencito pertenece a una agrupación que en los 80 se autodefinieron como la Generación Par que aseguran: “Somos una asociación civil que promueve el desarrollo sustentable, a través de la generación de programas y el diseño de herramientas para fortalecer los emprendimientos e instituciones de la comunidad y la promoción de prácticas de consumo ambientalmente responsable y humanamente inclusivo”. Realmente es una vaina de derecha que terminó siendo lo que todos, un instrumento para castrar las potencialidades del pueblo.
Lo cierto es que también se le llamó Generación Par, a esa nueva generación de herederos de la burguesía, que por no haber trabajado nunca en su vida y ser un montón de ineptos, dilapidaron las gigantescas fortunas de sus padres. No fue el caso de Mendoza porque vendía cerveza; pero sí lo es porque por sí mismo nunca ha emprendido nada. Heredó la fortuna de sus padres y a punta de trampas y de manosear corruptos de los anteriores gobiernos y de éste, multiplicó la fortuna. No produce nada, compra empresas por vía del chantaje y la presión. Importa y distribuye. No es como Monsanto, digamos en el sentido de ser aliados de poderosos productores en el mundo entero, lo que al menos permitiría el autoabastecimiento del país. Nada de eso. Si no le dan dólares, no hay producción. Así cualquiera.
Una segunda razón, es esa falsa creencia y predicación casi religiosa según la cual un buen empresario, es un buen gerente político. Comenzando porque Mendoza no ha demostrado que es un buen empresario, ni siquiera es necesario preguntarse si sería un buen Presidente. No recuerdo una experiencia exitosa de algún empresario en las lides políticas, pero casi de inmediato podría enumerar dos absolutamente catastróficas: Uno, cuando los políticos mexicanos no encontraron un candidato con qué seguir engañando al pueblo, se trajeron de la presidencia de la Pepsicola a un tal Vicente Fox, quien resultó no solo el peor presidente (ya uno no sabe cuál es el peor), sino que comenzó a vender el país a las trasnacionales. Hoy hasta para bañarse en un río hay que pagar a alguna empresa en ese país.
Dos, Miguel Cocciola se vendió como el mejor alcalde de Valencia, cuyo slogan de campaña fue “Valencia 100% limpia”. A casi dos años de gestión, el propietario de maderas Imeca no ha podido siquiera recoger la basura en su ciudad, mucho menos hacer algo que se parezca a una obra para los valencianos.
Por cierto, para los que no lo saben, Mendoza no vive en Venezuela.
Y un tercer elemento, es creer que ser Presidente de un país, es un juego de bolas criollas. Y que el complejísimo Estado se maneja con una Dirección de Relaciones Públicas, o con un Departamento de Recursos Humanos.
Es por ello que cuando leí la carta que le envió a Maduro, pensé que era parte del actor cómico que juega al político, aunque lo primero que enfatiza es su condición de apolítico “no me gusta hablar de política, no permito que ninguno de los que está aquí lo haga”, como si eso de hecho no fuera una condición política de autarquía y de todopoderoso que no acepta que lo contradigan.
“¿Por qué carajo sigues en Venezuela? (supongo que se lo pregunta). Porque este es mi país y esto es lo que me apasiona. Esta es mi responsabilidad, esto es en lo que yo creo, esto es lo que me gusta y esto de alguna forma es lo que hago porque me toca hacerlo y es mi responsabilidad. Así me criaron en mi casa, así me dieron la responsabilidad y así me gané las oportunidades para mí y para mi familia. Y en función de eso estoy aquí”. Por el amor de Cristo. Será posible suponer que Lorenzo se cree eso.
Es impresionante ver hasta dónde puede llevar la desesperación. Cuando Lorenzo no tuvo la oportunidad, simplemente la compró. No le apasiona el país, sino el ejercicio del poder, ahora desde la política. Por eso siempre estuvo separado del montón. Un sobrado tan prepotente como él no puede juntarse con un limpio como Chuo Torrealba, o con un negro como Rubén Pérez Silva, o con un desbocado como Henry Ramos Allup. Esperó al máximo el desgaste, momento justo para que sus laboratorios comenzaran a sembrar las redes sociales, poquito a poco, desde Miami o Madrid, o Santo Domingo, o Bogotá. Es cuestión de tiempo para que lo más conspicuo de la oposición y del empresariado venezolano digan que Lorenzo será el candidato presidencial. Y él se hará de rogar, hasta que finalmente, tal como se lo pide esa sopa de letras llamada MUD, acepte el reto de ser candidato. No sé porqué eso me recuerda tanto a Eduardo Fernández (El Tigre).
No hay duda de que el gobierno ha cometido equivocaciones terribles, y las sigue cometiendo. Pero tampoco hay duda de que existe una dirección política coherente, con visión de Estado y de gobierno, que no es empresaria, sino política.
El zapatero debe ir a su zapato. Un “empresario” debe hacer su oficio, que por cierto en el caso de Venezuela lo hacen muy mal. Pero si la oposición insiste en buscar equivocadamente, seguirá encontrando fracasos ante un proceso lleno de errores, de corrupción y de ineptitud, pero que avanza y que sigue construyendo a pesar de los pesares.
Caminito de hormigas…
No todos los aspirantes han podido conseguir los 150 palos para tener un cupo en las primarias de la oposición. Siguen los problemas… Por cierto, el que más coherente se veían de todos es, Henry Falcón, pues tiene serios problemas internos por las mismas razones de todo el país, el pone unos que no son los que quieren las bases… Veamos, es a Osorio a quien le están mintiendo, o él le está diciendo mentiras al país. Porque no es cierto lo de las captahuellas en la red Mercal. De hecho, la implementaron en los dos únicos Bicentenarios de Valencia (Avd Bolívar y El Trigal) y las quitaron. Por cierto, el viernes a las 4, los gerentes del único Bicentenario de la avenida Bolívar, decidieron cerrar el mercado por supuesto mantenimiento. De no ser por la Guardia, los problemas se irían a mayores. ¿Dónde se ha visto eso?... Patético el alcalde de Juan José Mora, el camarada Matson Caldera, todos los torneos deportivos se llaman como él: Matson. Ya va por el Matson5. Dios santo. Ese si es el propio culto a la personalidad… El 6 de junio es el juicio contra Carlos Viloria, en quien un tribunal encontró suficientes méritos para enjuiciarlo por dinero mal habido… Si alguien se dedica a investigar Fundacite, madre mía, lo que va a encontrar…