¿Por qué la oposición no fluye?

Entre tantas curiosidades domésticas existentes en Venezuela una de las principales es comprender por qué sí el actual gobierno mantiene los principales indicadores de gestión tan en su contra, como lo son la inflación más alta del planeta, cifras de inseguridad que nos ubica entre las naciones más inseguras del mundo, los servicios públicos en estado calamitoso, entre otros, la oposición no termina de capitalizar semejante descontento, es una interrogante sumamente compleja de responder, hagamos el intento.

En primer lugar hay que comprender que el ejecutivo nacional, desde hace más de una década, así como todas las instituciones y organismos dependientes de éste, se han dado la tarea no solo de convertirse en fabricas exclusivas de propaganda, sino que al mismo tiempo se han convertido en hostigadores de cualquier actividad de disidencia u oposición en el país, es ya una vergonzosa costumbre observar por cualquier medio de comunicación, como sí fuera absolutamente normal o sano, campañas de descredito hacia todo aquello que vaya en contra o se atreva cuestionar las gestión del gobierno nacional, repetimos, a pesar de exhibir resultados palpables tan negativos.

Dicha campaña la realiza el gobierno nacional en un contexto de control y manejo del 70% del espectro de todos los medios de comunicación del país. Estas acciones adelantadas por el ejecutivo nacional han hecho que se cierne un pernicioso manto opaco sobre la oposición, evitando que el creciente descontento contra con el ejecutivo nacional (y sus instituciones) sea capitalizado naturalmente por sus detractores. En segundo lugar, observamos una oposición ensimismada, obligada a cuidarse en extremo, producto de una férrea inquisición de los poderes públicos sobre ella, que han resultado en extremo eficientes para ir a la caza de la disidencia política del país, tras el más leve vestigio o suposición de hecho punible, pero en extremo lerdas para la investigación de actos consumados de corrupción como la punta del iceberg de los más de 25 mil millones de dólares esfumados de las arcas públicas solo en el 2012, para investigar todo lo relacionado con los recursos utilizados para las descontroladas importaciones o de los dineros ya cancelados para innumerables obras de infraestructura pública que solo se quedaron en planos, maquetas y en eternos retrasos.

En esta coyuntura, la actividad opositora se ha convertido en Venezuela en una actividad casi ilegal, en la que los líderes que se enfrentan a gobernantes del Psuv, en cualquiera de sus niveles, deben andar con pies de plomo, lo que limita en extremo la vital función que en democracia deben tener la oposición. En tercer lugar la propia torpeza de la oposición, en continuar insistiendo en ser solo un club de partidos, no terminan de comprender que el desbarajuste nacional es estructural, por lo que una tarima compuesta pluralmente por todos los sectores del país sin ningún tipo de dudas les permitiera llegar con facilidad a los venezolanos. Muchos de sus líderes esgrimen que la oposición debe ser política, creemos que no, porque no se trata solo de redireccionar a las organizaciones partidistas, se trata de corregir el rumbo del país y en él se encuentran amas de casa, estudiantes, productores, trabajadores, deportistas, en fin, todos los sectores que constituyen a una Venezuela que lo único que necesita es transparencia en el manejo de sus recursos y eficiencia en el abordaje de sus verdaderas necesidades sentidas, no en planes o metas de Estado impuestas o provenientes de interpretaciones extremadamente forzadas, más bien tergiversaciones, de nuestra constitución o legados de nuestros próceres independentistas.

Finalizamos resaltando la extraordinaria importancia que tiene la oposición dentro de una democracia, que a pesar de crasos errores y conductas lóbregas por parte de algunos de sus integrantes no se puede generalizar, sin ella los gobiernos manipularan la institucionalidad del país a sus anchas, promocionando cifras y estadísticas maravillosas, que todo lo que hace es “histórico” cuando en la realidad pueden mantener a una población haciendo vejatorias colas para poder comprar algo tan básico y elemental como leche o pañales. La oposición es vital, fundamental, pero al igual que la actividad gubernamental debe ser estrictamente vigilada por los ciudadanos, vinculada a ellos, que responda a los intereses de la población, a las verdaderas necesidades, no a intereses de cogollos ni élites partidista.

@leandrotango


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Leandro Rodríguez Linárez

Politólogo / Analista político / Articulista de opinión, con más de 1.200 artículos publicados nacional e internacionalmente.

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