“Este país de mierda”

Me gustaría contarles sobre mi viaje – desde el sector Ureña de Táchira en la frontera con Colombia, hasta Paria en el oriente, frente a Trinidad. Estas son algunas de las cosas que observé en camino, pasando por Colon, La Fría, la ciudad de Mérida, Barinas, Caracas, Barcelona, Puerto La Cruz, Cumana, Carúpano, y finalmente la península de Paria.

Ciertas cosas me impresionaron.

Normalmente viajo por el país en buseta, pero esta vez, a raíz de mi discapacidad, por primera vez tomé un avión dentro del país, Barinas-CCS-Barcelona. No había estado en el terminal nacional de Maiquetía desde el año 2000 cuando relativamente poca gente viajaba por avión, y los que viajaban por avión eran casi todos sifrinos y ricachones, y la gran mayoría era gente de piel “blanca.” Bueno, todavía sigue así, la gran mayoría de los usuarios del aeropuerto nacional son personas de clase media o alta, etc., pero lo que me impresionó esta vez era la cantidad de usuarios. 

El terminal nacional era como un hormiguero, lleno de gente, miles de personas, aplastados casi como sardinas en una lata, y casi todos con bolsas de regalos y productos de marca. Quedé muy impresionado, demasiado, y pensé, “Que nadie me venga a decir que este país se está cayendo a pedazos, si me lo dicen tienen que ser unos mentirosos.”

Después, entre Barcelona y Puerto La Cruz, quedé aún más espantado --- el tráfico era absolutamente horroroso, y eso que estuve allí durante un fin de semana. Casi puros carros nuevos y blindados, amontonados como hormigas por todas la calles, por todos lados, tráfico, tráfico, tráfico --- y hay gente que se atreve a decir, repitiendo como loros estúpidos, que Venezuela se está cayendo a pedazos!!! A causa del tremendo tráfico, el autobús (nuevo) intermunicipal se demoró más de una hora desde el centro de Barcelona hasta el centro de Puerto La Cruz, cuando si no hubiera habido tráfico se hubiera posiblemente demorado menos de 10 minutos. Pensé en lo que tantos opositores me habían repetido en camino:

“Coño, pero en este país de mierda no hay dinero!”

Cumaná era peor todavía, el tráfico era absolutamente espantoso, pero no hay dinero, no, no, la gente no trabaja, no hay producción, el gobierno ha acabado con la industria, nadie va a ningún lado porque todo va mal, y Chávez organizó a los malandros, etc. --- pero el centro de Cumaná estaba tan lleno de gente comprando cosas que casi no podía caminar por las aceras. Era como estar en el infierno, aplastado por gente por todos lados, comprando cosas, desesperados, gastando dinero como si fueran millonarios.

No es que habían cientos de personas comprando cosas, habían decenas de miles de personas comprando cosas en una extensión de como 10 cuadras largas --- todo lleno de negocios y buhoneros de todos tipos. Había por lo menos unas dos mil personas por cuadra, era una verdadera pesadilla. Pero no hay dinero.

Salí de Cumaná lo más rápido posible.

Ese hormiguero de gente que no tiene dinero para comprar nada, que manejan carros que cuestan más que una casita, eso no es para mí. Y cada opositor que conocí en ruta me decía la misma cosa, “El chavismo ha destrozado este país de mierda.”

Todos los hoteles donde me quedé en camino eran manejados por opositores, y todos, sin excepción, me repetían la misma cosa, de que todo va mal, pero increíblemente, cada hotel, desde el más pequeño hasta el más grande (de como 100 habitaciones en Cumaná), estaba lleno, y en cada hotel tuve que esperar que alguna habitación se libere.

“Este país de mierda!!!”

Cuando llegué a Carúpano me sentí mucho mejor, no había tráfico, odio el tráfico. Carúpano es una ciudad muy bonita, y las personas son muy amables, y los opositores no son tan amargados como en otras ciudades, pero todavía repiten las mismas estupideces, pero con una pequeña sonrisa.

En todos los hoteles excepto en Barinas y Paria, los dueños de los hoteles estaban muy sorprendidos de que yo tenga la nacionalidad venezolana, y, casi burlándose de mí, me hacían la misma pregunta, “¿Por qué quisieras ser venezolano?” como si ser venezolano fuera una vergüenza. No les entraba en la cabeza que estoy enamorado de Venezuela y que prefiero vivir en Venezuela que de vivir en cualquier otro país del mundo, y eso que he vivido/trabajado en 34 países, entonces tengo la suerte de poder comparar.

Bueno, para resumir, la amargura de los opositores es igual en todos lados, están de verdad muy enfermos, repiten las mismas cosas, y como si tuvieran razón, y se creen tan inteligentes, pero toda la evidencia demuestra lo contrario.

Dicen que el país se está cayendo a pedazos, que ninguna compañía extranjera quiere invertir en Venezuela (eso es totalmente falso), que no hay trabajo, que no hay dinero, que hay escasez de todo, etc., pero cualquier persona puede ver con sus propios ojos que casi todos los vehículos son nuevos, y son muchos, demasiados, el tráfico en las ciudades es horroroso, y la gente compra cosas en todos lados, como si todos tuvieran dinero para malgastar. Es más, los aeropuertos son hormigueros de gente, con dinero.

Pero los opositores todos me dicen la misma cosa, “Este país de mierda.”



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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