La corrupción llega a la Asamblea Nacional

Todos presenciamos el momento en el cual, el presidente de la asamblea nacional Diosdado Cabello presentó los cheques que ha recibido Richard Mardo, así como otras pruebas de corrupción por parte de miembros del partido Primero Justicia. La discusión se tornó acalorada en el hemiciclo de sesiones de la asamblea, palabras fueron y vinieron para finalmente solicitar una investigación a los órganos competentes.

La reacción generalizada de aquellos que observamos el hecho ha sido positiva, es fundamental que se empiece a discutir el tema de la corrupción, que se hable, pero más allá, que se presenten pruebas y se tomen cartas en el asunto. La corrupción tiene que dejar de ser un tema de pasillos, de chismes y opiniones, tiene que empezar a ser una cuestión de pruebas y hechos contundentes.

Nos hemos acostumbrado a que la corrupción sea algo común, con lo que se convive, pero además a que se maneje en forma de chisme y opinión malsana, cualquiera comenta sobre los actos de corrupción que otro le dijo que un tercero le aseguró que es verdad. Sucediendo que perdió seriedad el asunto, pasó a ser algo simple que se comenta con ligereza y en la mayoría de los casos sin ninguna certeza. “Esa casa es de fulano”, “sabes que zutano se compró un yate y tal otro tiene un audi”.

Pero además de la ligereza con la que se trata el tema, cuando se asume con seriedad y pruebas, se teme que quede ahí, que no suceda nada contundente y nadie pague por el delito. Es un delito grave y como tal debe ser condenado por las vías correspondientes. En otras ocasiones hemos presenciado, cómo quedan impunes casos en los que se presentan diversas pruebas, por lo que más allá de que se discuta y muestren los elementos, es necesario que veamos resultados, que haya una decisión al respecto.

Tenemos que lograr que la apropiación indebida de fondos públicos, la recepción de dinero para el enriquecimiento personal, así como el uso del poder para obtener recursos, sea visto con la seriedad que implica, sea apreciado como un crimen y no como la viveza del venezolano, el guiso. Para ello tiene que empezar a haber culpables cumpliendo condena, para que se entienda que es delito y se paga por ello.

Resolver el problema de la corrupción forma parte esencial de la transformación de la forma como concebimos lo político. Porque como ya lo ha reflejado el filósofo Enrique Dussel, corresponde a una manera de ejercer el poder que es corrupta en sí misma, niega el sentido fundamental de lo político, que es el ejercicio del poder obediencial en respuesta a las necesidades fundamentales del pueblo.

Cuando un funcionario olvida que es un empleado del pueblo (donde reside el poder), empieza actuar creyendo que es la sede del poder y no un servidor público. A esta situación Dussel la llama el fetichismo del poder, la corrupción originaria de lo político, es necesario combatirla por todas las vías porque sólo así construimos una nueva forma de ejercer y concebir el poder.

manuel23470@hotmail.com


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