Uno de los primeros compromisos de nuestra Revolución y su Constitución Bolivariana fue el reconocimiento y valoración de los saberes aplicados a la resolución de problemas nacionales. Un sistema nacional que ha sido ampliado por la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti).
Ajenos a este compromiso patriótico y libertario, la derecha sólo ha buscado atajos durante este período de afianzamiento. Concibiendo al Estado como una gran piñata que derrama sus recursos sobre los consorcios privados, han pretendido negar los avances logrados desde la lógica del autoreconocimiento de las capacidades de nuestro pueblo como actores soberanos en el cultivo de los saberes.
En el apartado 673 del Programa de Gobierno de la MUD, la derecha se compromete con la “reactivación, desarrollo y fortalecimiento de las relaciones y los convenios internacionales para insertar el SCTI (Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación) venezolano en las corrientes científicas y tecnológicas mundiales y coadyuvar así a su rápido crecimiento”.
En ninguno de sus 1237 artículos, el paquetazo contempla el uso de nuestras capacidades científico-tecnológicas y nuestra inventiva para resolver nuestros propios problemas. En su lugar, se comprometen con el favorecimiento de líneas de investigación foráneas, buscando resolver los problemas externos en su afán de lograr reconocimiento mercantil. La MUD plantea condicionar las investigaciones y el desarrollo científico-tecnológico de nuestros centros de producción del saber a las líneas e intereses que impone el norte, maximizando así la dependencia.
Nos hablan de regalar el petróleo, cuando en realidad lo que buscan es regalar nuestras conciencias.
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