La Licuadora Histórica de Diego Arria

En días pasados he visto por televisión a un personaje que me recuerda a los muñecos de Donoso, creo que es muy parecido a Lalo, el inseparable amigo del Mono Kini, su nombre es Diego Arria, hombre ligado al finado Carlos Andrés Pérez, al Departamento de Estado de los Estados Unidos, consecuente amigo de la corrupción latinoamericana, acusador permanente de las relaciones que nuestro país mantiene con países No Alineados. En consecuencia, un hombre muy mal visto, salido de la nada para ocupar espacios que perfectamente lo pudieran desempeñar dirigentes modernos en materia política. La sola presencia de éste señor en los escenarios de discusión política demuestra la poca calidad de la dirigencia actual. Es decir, grupos opositores maltrechos en su ideología (si alguna vez la tuvieron) social, los cuales le dieron la espalda a un pueblo que religiosamente votaba por ellos cada 5 años.

Lo visto por televisión, denota el carácter malévolo de esa clase de gente, comparar o hacer un símil de Hugo Chávez con personajes nefastos de la historia universal, es, sin duda, un aporte más del estado de desesperación que tienen, y, que no tienen escrúpulos para pararse frente a una cámara de televisión a decir cuanta mentira se les ocurre.

Diego Arria, agente de la CIA, oportunista de oficio, terrateniente dolido, especie en vías de extinción, gusano de la oligarquía nacional, es ahora mentor de la licuadora Histórica, queriendo meter en ese vaso para licuar a personajes muy distintos, por cierto, con comentarios totalmente fuera de contexto, manipulando a los televidentes con expresiones que no se corresponden con la verdad. Querer incluir a Adolfo Hitler, a Gaddafi, a Mussolini, a Saddan Hussein, con Hugo Chávez, es una temeridad. Ninguno de esos personajes se parece uno al otro. El uso del terror como recurso político siempre ha estado presente en la mente de esa clase política, recordemos el año 1998, lo que decían los adecos, “seremos sacrificados por Chávez cuando llegue a la presidencia”, “nos freirán nuestras cabezas en aceite”, “Chávez no quitará los carros, y las casas de playa”. Puras mentiras, solo pretendían ahuyentar los votos del pueblo hacia Chávez, ahora se lanzan a la misma aventura. Traen a un muerto insepulto, utilizan a jóvenes en propagandas sucias, causan enfrentamientos entre partidarios del chavismo con la intención de crear fricción que degenere cosas peores.

Lo que hizo Diego Arria en ese micro que pude observar en el canal del Estado, es sin duda una muestra más de la guerra sucia que ha sido utilizada toda la vida por los Estados Unidos en contra de sus adversarios políticos a través de los agentes encubiertos en los países que pudieran representar incomodidad diplomática, e influir en la desaceleración de sus intereses económicos. El “señor” Arria no está instando a que gane Capriles, está promoviendo la animadversión hacia un líder regional, líder que ha puesto en su sitio a más de un dirigente político mundial por su convicción socialista del trato hacia los seres humanos. Arria, representa lo oscuro, lo putrefacto, lo antagónico a la real política, es un emisario del imperialismo, un defensor del programa Neoliberal que se intenta proyectar en Venezuela con un supuesto negado triunfo de Capriles Radonsky.

Si en una licuadora pudiera meter a todos esos personajes que menciona Diego Arria, y que pretende relacionar con Hugo Chávez, les aseguro que saldría de ese batido, un personaje parecido a él, con los ojos de CAP, con la nariz de Lusinchi, con la voz de Allup, con las manos de Rómulo, con la cabeza de Luis Herrera, con la inteligencia de Rosales, con el verbo sustancioso de Capriles Radonsky, con el poder de convencimiento de Eduardo Fernández, con la calidad humana de Antonio Ledezma, con la solvencia de Eligio Cedeño, con la honradez de Mezerhane, con el humor de Teodoro Petkof, y con la ponderación periodística de Globovisión. Además le pudiéramos agregar unas gotas del escocés que toma Álvarez Paz.

La marca de la licuadora sería desconocida, como desconocido serán ellos por el voto del pueblo el próximo 7 de octubre.

El elector venezolano ya no es el mismo de los años anteriores a Hugo Chávez, ya se conocen las estrategias bufas de la oposición, son los mismos que mienten todos los días. Ojalá el elector no retroceda ni un ápice, y consolide el proceso de cambio que se viene dando en nuestro país, no hacerlo sería catastrófico para toda la familia venezolana.

dayilegon@gmail.com


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