El discurso de la élite económica de FEDECAMARAS, ha estado salpicado de falsedades, invenciones y desaciertos, lo cual es ejemplo de la mala orientación estratégica de una organización manejada por cúpulas sin compromiso democrático ni social, que atraviesa un mal momento y reacciona sin el menor respeto y dignidad ante las exigencias del pueblo venezolano. Su actual presidente Jorge Botti, ha manifestado recientemente no estar de acuerdo con la intención de transformar el modelo político nuestro. Sus palabras se han orientado a abogar por la libre competencia y la libertad económica, criticando las leyes encaminadas a defender al pueblo frente a los abusos de un pseudo empresariado que, sin escrúpulo alguno, cierra filas al lado del capitalismo opresor. Este órgano empresarial habla de “170 mil empresas cerradas en diez años”.
Ante esa infame apreciación se debe estar claro que el sector empresarial enquistado en el ente corporativo ha sido tradicionalmente dependiente del Estado y son extremadamente débiles para asumir riesgos, diversificar la producción y darle sentido social a los recursos generados. Se trata de los mismos actores que presionaron al gobierno revolucionario para que redujera los impuestos con la intención supuesta de invertir más en aporte social. Sin embargo la realidad ha sido lo contrario, han seguido especulando al pueblo interesándose únicamente por la riqueza producida. Además no han dado señales de hacer la inversión suficiente para modernizar sus propias empresas. De igual forma siguen montados en las espaldas de los trabajadores y han sido los principales críticos de la nueva “Ley Orgánica del Trabajo” porque sanciona la irresponsabilidad empresarial, obliga al cumplimiento de los deberes como patrón, y el respeto a los derechos de las trabajadoras y trabajadores que incumplen estos empresarios con mentalidad de bodegueros.
Por si fuera poco la realidad es otra. Varias empresas han cerrado porque no cumplen sus compromisos con el Fisco Nacional y se han convertido en las principales evasoras de los impuestos al Estado y aplican la autonomía del atropello, pagando salarios de miseria, atentando contra la dignidad de quienes se desempeñan en actividades laborales privadas. Asimismo estos señores de “cuello blanco” se han aliado con los banqueros de maletín para quebrar entidades bancarias, cargar con los auxilios financieros, especular con los ahorros y no pagar los créditos otorgados por las instituciones emisoras del Estado. Frecuentemente FEDECAMARAS apoya la barbarie de un capitalismo que tergiversa los objetivos de la producción, colocando recursos en otros contextos y bajo un esquema altamente rentable en los bancos norteamericanos y otros centros financieros de diferentes lugares donde opera el capitalismo inhumano, perdiendo todo referente nacional y el sentimiento de patria.
Es igualmente rechazable que FEDECAMARAS siga manejando una agenda sumergida en los principios fascistas de la derecha, que llevan a la conspiración permanente frente al gobierno revolucionario y a mover los hilos del tejido golpista cada vez que se les exige respeto por la Constitución y compromiso con la sociedad. En este orden de ideas se debe entender que FEDECAMARAS ha muerto con la partidocracia puntofijista, y que ahora estamos en una nueva época histórica y un nuevo “Bloque de Poder” que obliga a respetar la democracia e integrarse a trabajar en el desarrollo del país, en medio de una sociedad rebelde y de actitud combativa frente a la injusticia y cuestionadora de la influencia capitalista imperialista y neocolonial. De manera que FEDECAMARAS todavía arrastra entre las sombras de la nostalgia opositora los símbolos de una tragedia hedonista que corre por las venas del neoliberalismo, sin poderes quitar las anteojeras de un materialismo negador del sentido humano de la producción y negador de todo cuanto significan los derechos humanos en una democracia revolucionaria como la que se vive en Venezuela.
*(Diputado)
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