¿Por qué la guerra a Irak es ilegal e ilegítima?

La guerra liderada por los EEUU, Gran Bretaña y España contra Irak genera consecuencias negativas para la humanidad entera. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), el principal sistema de protección internacional de la paz y los derechos humanos, está siendo radicalmente vulnerado con esa acción. Ello afecta, no sólo al pueblo iraquí, que está siendo actualmente bombardeado, sino también la posibilidad de hacer uso de esa institución, por parte de organizaciones nacionales, para proteger la dignidad de sus pueblos.

Es ilegal porque...

Es un principio fundamental del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU) la abstención de recurrir al uso de la fuerza contra otro Estado, tal como lo señalan los numerales 3 y 4 del artículo 2 de la Carta de la ONU:“3. Los Miembros de la Organización arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos de tal manera que no se pongan en peligro ni la paz y la seguridad internacionales ni la justicia.4. Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas”.

Ese principio general, tiene dos excepciones en las que, sin embargo, no encaja la guerra que los gobiernos de EEUU, Reino Unido y España, están realizando contra el pueblo de Irak:

  1. La primera excepción es la legítima defensa frente a una agresión, tal como lo establece el artículo 51 de la Carta: “Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas...”. Ninguno de los países de la Coalición invasora ha sufrido un ataque armado por parte de Irak. Por el contrario, es este país quien actualmente es atacado por la Coalición.
  2. La segunda excepción es la adopción, por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, de medidas orientadas a restablecer la paz, tal como lo establece el artículo 39 de la Carta: “El Consejo de Seguridad determinará la existencia de toda amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión y hará recomendaciones o decidirá qué medidas serán tomadas de conformidad con los Artículos 41 y 42 para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales”. Es de público conocimiento que el Consejo de Seguridad, la única institución de la ONU que puede legalmente autorizar una guerra, no autorizó la agresión a Irak sino que, por el contrario, ésta se produjo de manera unilateral. Iraq podría ser una amenaza a la paz y la seguridad internacional si se demuestra su posesión de armas de destrucción masiva, pero esto, tal como lo ha informado el inspector Hans Blix, lo ha reconocido un alto funcionario militar estadounidense y lo ha ratificado el Secretario General de la ONU (01.04.03), no se ha demostrado aún.

Tanto los EEUU como el Reino Unido, en comunicaciones a Provea, alegan que el Consejo de Seguridad de la ONU, en su resolución 1441 (08.11.02), señala que de no cumplir Irak con sus obligaciones de desarme, deberá afrontar “graves consecuencias”. Interpretan esa frase de la resolución como una autorización del Consejo de Seguridad para desarrollar la invasión y deponer a las autoridades. La realidad es que una resolución que autoriza la guerra, no utiliza un lenguaje tan vago. El precedente en el propio caso de Irak (resolución 678, del 29.11.90), confirma esta apreciación. Pero el mejor argumento, en contra de esa interpretación, es que el propio Consejo de Seguridad no está de acuerdo con los países de la Coalición agresora. La mayoría de los miembros apostaba por continuar el trabajo diplomático y el régimen de inspección de armas, en consistencia con la letra y espíritu de la Carta de la ONU.

Es inocultable que la invasión de estos países a Irak y su pretensión de colocar nuevas autoridades, ocurre vulnerando el Estado de Derecho Internacional y constituye un grave acto de agresión que profundiza el dolor del pueblo Iraquí, ya suficientemente vulnerado en sus derechos humanos por su propio Estado.

Es ilegítima porque...

Los líderes de la Coalición agresora, alegan su voluntad de “liberar” al pueblo de Irak del “régimen tiránico y dictatorial” de Saddam Hussein, quien representa, además, una amenaza a la paz y seguridad internacionales. Efectivamente, Hussein y su régimen son, fundadamente, acusados de vulnerar, de manera grave, los derechos humanos de su pueblo y de atacar a otro Estado miembro de la ONU. Nosotros nos hacemos eco de las denuncias serias y sistemáticas que organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch formulan al respecto. Sin embargo, ni para el derecho internacional ni para la mayoría de la población mundial, resulta legítimo agredir a un pueblo con el fin de lograr una mejora en su situación de derechos humanos.

Según el gobierno de los EEUU, 49 países respaldan la invasión a Irak, es decir, menos del 30% de los Estados Miembros de la ONU. Esos países representa a 1.230 millones de habitantes, sobre un total de 6.070 millones en todo el mundo (El Universal, 30.03.03), es decir, menos del 21% de la población mundial. Además, las poblaciones de muchos de esos países no respaldan las decisiones de sus gobiernos, algunos de los cuales han pedido ser retirado de la lista de los miembros de la Coalición.

La prensa occidental da cuenta de numerosos iraquíes, que son víctimas de la vulneración de sus derechos humanos por parte del régimen de Hussein y que, sin embargo, han decidieron combatir a las fuerzas agresoras. Eso permite pensar que al menos una parte del pueblo iraquí no está de acuerdo con ser “liberado” por la invasión liderada por los EEUU.

La propia población de los países líderes de la Coalición, está en desacuerdo con la guerra iniciada por sus gobiernos. El caso paradigmático es España, en donde más del 90% rechaza esa guerra. Nosotros nos sentimos solidarios con los pueblos de esos países que interpelan a sus gobiernos con la consigna “No en nuestro nombre”. Por todo el mundo surgen múltiples movilizaciones y acciones pacíficas de rechazo a esa guerra. Esas acciones constituyen una enorme reserva democrática internacional.

ajgonzalez@hotmail.com


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