Planificación estratégica y la economía venezolana

En Venezuela el proceso de transición comienza a intentar dejar atrás viejas y arcaicas estructuras y se construyen y consolidan otras nuevas y más funcionales. Este cambio se plantea como una necesidad histórica de superación de las relaciones neoliberales por una nueva economía, más social, y más solidaria. La retórica capitalista nos vendió la falacia que es el mercado la única fuente para producir riqueza, y es el capital privado (nacional trasnacional) el único medio para generar crecimiento y claro todo esto solo cuando el mercado funciona en total libertad. Las consecuencias de esta quimera las observamos a nuestro alrededor, en nuestra realidad cotidiana. Pobreza, subdesarrollo, desempleo, falta de oportunidades, monopolios, expoliación salvaje de recursos naturales y su impacto medioambiental negativo, es el resultado. La revolución ha tomado la iniciativa económica para contrarrestar el uso de los recursos económicos y naturales para generar acumulación de ganancias y diferencias sociales insuperables todo esto inmerso en la más grave crisis capitalista mundial.

 Es un esfuerzo y compromiso gigantesco que la revolución bolivariana ha asumido para con las grandes mayorías excluidas. Pero esta tarea exige de una planificación a gran escala. Hemos sido testigo como desde hace 14 años esta planificación se ha llevado adelante con sus altos y bajos, como es natural y hasta necesario en procesos macros. Para empezar planificar no es intervenir. Tal cual el ardid opositor lo quiere hacer ver. La planificación de la economía supone la capacidad de contextualizar los elementos y prerrequisitos sistémicos para acceder a determinado fin u objetivo económico. Mientras más claro sea el objetivo mayor será el grado de certidumbre de la planificación. Y nuestro objetivo es muy claro, deslastrarnos de las cadenas dependientes del capitalismo mundial para poder desarrollarnos y satisfacer las necesidades de consumo real de nuestra población y con ello preservar nuestro medio ambiente

 La planificación económica, y aún más la realizada en un marco de transición, requiere la amalgama y el equilibrio entre el sector económico y el ámbito político de una sociedad. Este equilibrio es producto del movimiento interno del constante reacomodo de estas dos dimensiones. Pero como es natural y consustancial a una sociedad democrática como la venezolana, estos reacomodos generar contradicciones naturales dentro del orden social. Pero cuando el cambio es estructural, genera conflictos y antagonismos en sectores que buscan sabotear, neutralizar y abortar la acción planificada. Estas disparidades en nuestro caso se expresan en la creciente necesidad de incorporar y socializar la participación de grandes sectores en la actividad productiva nacional en contraposición a la apropiación privada e individualista que propone el capital.

 Dentro de este esquema, la planificación se desenvuelve en dos ejes trasversales el político ideológico que define el rumbo y el técnico económico que define los recursos, las practicas técnicas/ tecnologías, grado de desarrollo, por tanto hoy. Cuando el país se enfrenta a una guerra económica es necesario planificar de forma estratégica cada dólar que se invierte, basta de dar uso indiscriminado a nuestras divisas, no podemos complacer caprichos de sibaritas que aspiran que las divisas del pueblo sigan financiando sus lujos. Hoy la sociedad venezolana centra su atención y sus esfuerzos en empoderarse de la productividad la cual debe ser impulsada y manejada por el poder popular. Hoy observamos que la producción de alimentos,  de bienes y servicios es el único antídoto para lograr liberar al pueblo de las mafias que buscan chantajear al pueblo con los alimentos. Por tanto se trata de diseñar una estrategia que contemple los detalles más mínimos del consumo verdadero y necesario de la sociedad venezolana.  La estrategia debe lograr hacer atractivo el retorno al trabajo en el campo, es decir, la inversión de nuestras divisas debe apuntar a brindar tecnologías insumos, semillas, seguridad y calidad de vida de nuestros campesinos y productores. Solo podremos derrotar la inflación, la especulación, el acaparamiento en la medida que profundicemos la democratización de la productividad en Venezuela.  La construcción  del Socialismo tiene  un pilar fundamental el concentrado en los  15 años de  conquistas sociales que debemos seguir defendiendo e impulsando.  Ahora bien, la calidad de vida no debe ser algo circunstancial debe convertirse en algo cotidiano, es decir, que la inclusión  que ha logrado la revolución bolivariana de millones de personas no debe convertirse en un problema sino en una oportunidad para el crecimiento, y fortalecimiento de sistema democrático construidos desde el protagonismo y la participación del pueblo.



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Hugbel Roa

Ministro para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología

 @hugbelpsuv

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