“Sin educación, no hay revolución posible”.
Fidel Alejandro Castro Ruz.
La Misión Sucre nace inspirada en el marco de la revolución de la inclusión, en honor al Abel de la América, al que regó su sangre patriota y libertaria en el suelo de Berruecos, asesinado por la más cruel oligarquía de su época, el gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, uno de los más cercanos amigos y colaboradores del Libertador Simón Bolívar. La educación bolivariana asumiendo la transformación histórica de la patria, ha incorporado a los estudiantes de la Misión Sucre, a la Escuela Bolivariana, como “docentes en formación”, es decir todos los participantes de dicha Misión, tienen el deber ser de formarse como verdaderos docentes bolivarianos, en lo académico, en lo pedagógico, en lo protagónico, en la nueva planificación y ejecución de los diferentes proyectos, en su amor por el estudiante, la escuela y la comunidad, en su entrega al magisterio de Bolívar y de Luís Beltrán Prieto Figueroa, creando así la nueva conciencia del docente de hoy, transformador, innovador, crítico, reflexivo, investigador, proponente de una sociedad de iguales, humanista, libre, es decir revolucionario ya que es allí donde radican los cambios posibles en la construcción de la patria nueva, comprometido con la educación bolivariana, preocupado en generar nuevos conocimientos y a su vez nuevas estrategias generadoras de aprendizajes significativos.
El participante de la Misión Sucre es incorporado a la Escuela Bolivariana para su formación docente, una de las fortalezas de esos “docentes en formación”, es su voluntad de aprender haciendo, su compartir en toda la praxis del hecho educativo, siempre con el acompañamiento del docente bolivariano, pero lo más importante que tienen estos forjadores y herederos del patriotismo libertario de Mariscal Sucre, es su afán por conocer en profundidad los postulados de la nueva educación bolivariana y lo más hermoso, con una humildad incomparable, con unas ganas de educar en valores, tanto morales como espirituales, porqué de que vale una educación en valores humanos, si no va acompañada del “cuerpo, alma, corazón, espíritu y conciencia”, es propiciar esa entrega necesaria en crear nuevos espacios de participación, cooperación, solidaridad, amor al prójimo, alegría a la vida, el despertar del hombre nuevo, la formación del nuevo ser social, nuevo republicano y republicana, es aprehenderse de lo más sagrado que tiene la educación, los niños, niñas y adolescentes, herederos del despertar de la historia y el pensamiento liberador de Simón Bolívar. En el docente en formación de Misión Sucre debe estar centrado en ese amor profundo por los derechos humanos, la importancia que recae en ellos de realizar investigación comunitaria, desde su espacio, su escuela, su casa o su propia comunidad, debe el participante de Misión Sucre estar atento en el acompañamiento que le produce el docente bolivariano y que entre ambos se produzca esa sinergia necesaria y transformadora para poder generar cambios profundos en la educación bolivariana, replantearse el compromiso para con la patria, los estudiantes y la comunidad, hacer lo posible de propiciar el encuentro de despedida que nunca fue posible entre Bolívar y Sucre, ya que este fuera asesinado por los traidores y enemigos históricos del resurgir de la patria, de la libertad, la soberanía y el establecimiento de una sociedad de iguales. Hay que desterrar el odio, la maldad, la traición, el desamor, la intolerancia, la pasividad, que es aún más perversa que todos los vicios, pero en necesario afirmar que estos nuevos docentes bolivarianos, son responsables en la concreción de la nueva educación bolivariana, de su compromiso como herederos del mensaje liberador del Mariscal Antonio José de Sucre y del más grande hombre de nuestra América Simón Bolívar, y esto se ha logrado gracias al amor demostrado por el “docente en formación” de la Misión Sucre en su praxis educativa, solidaria, consecuente, con pasión amorosa, con desinterés en prebendas, alejados del terrible vicio de la educación mercantilista y bancaria, nobles y humildes en su rol de educadores en formación y su entrega total a la educación bolivariana.
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