Denuncia

Misión Vivienda, A toda Vida, la paz y la Panamericana

¿Qué relación puede haber entre la Gran Misión Vivienda Venezuela, la Misión A Toda Vida, los planes de paz, el vivir viviendo y los kilómetros iniciales de la carretera Panamericana?

Yo no sé qué relación pueda tener, pero echaré un cuento, por enesisisísima vez, para ver quién se conmueve ante esta realidad que está mostrando a un Estado blandengue que se flagela y autodebilita, porque permite que lo que hace con las manos, lo destruyan con los pies y con otras partes del cuerpo, quienes a todas luces son contrarios al sistema que se proyecta hacia el nuevo esquema de vida, en vías de la construcción del tan ansiado socialismo.

Lo que el Estado hace --muy bien hecho-- con las manos, se traduce, en el caso que nos ocupa, en los jueves de vivienda, donde se dota de dignas viviendas a familias en situación de dificultad para que inicien o reinicien sus planes de vida en la solidificación de los Hogares de la Patria.

Pero, por ejemplo, el jueves pasado, 8 de mayo, mientras el presidente constitucional, Nicolás Maduro, con transmisión televisiva, anunciaba nuevas estadísticas favorables que sumaban otras entregas de hogares equipados y demás--, una banda de malvivientes, desapegados a los preceptos legales y constitucionales que rigen los destinos de la Nación, con intereses distantes de lo que dicta el Plan de la Patria, quemaban grandes extensiones de vegetación en la carretera Panamericana. (No hay pele, exactamente entre el kilómetro 4 y 5, subiendo, antes de llegar al semáforo de La Vega. No hay pérdida posible).  La intención es quemar, talar, destruir, acabar con flora y fauna para luego invadir, con tarantines y ranchos de madera y zinc, que se caigan con el primer aguacerito que los azote, para entrar en las estadísticas del círculo vicioso donde Papá Estado, está obligado a anotarme en la GMVV para censarme como un nuevo venezolano en situación de vulnerabilidad y que me merezco mi Casa Bien Equipada (valga la cuña).

¿¡Qué vaina es esa!?

Y lo más arrecho (se me pegó lo caprilérico, por la ira, digo), es que se visten de rojo, colocan pancartas con la cara del Comandante Supremo y Eterno, y del Presidente Maduro (No hay mayor burla a la memoria sagrada de mi eterno Chávez. Deberían joderlos bien jodidos y ya. Cero derechos humanos, nada!), para usarlas como escudo ante cualquier intento de desalojo, que por cierto no ha existido ni el primero de ellos.

Exceso de respeto a quienes abiertamente irrespetan el ambiente, las normas, las leyes, el país, el Estado, el orden constitucional, a Chávez y a Nicolás. Son una pandilla de facinerosos malvivientes.

Hasta ahora ha faltado voluntad. Es un hacerse los locos, para que a la larga se instauren los ranchos (características de la Cuarta República, que no planificó y mandó a los pobres y vulnerables a poblar las faldas de los cerros, según han dicho y siguen repitiendo algunos sabiondos).

Pero ojo, creo que estamos cometiendo el mismo error, aunque a tiempo (a tiempísimo) de evitar nuevos colapsos. De no hacerlo, estamos ante una metamorfosis segura de hábitat. La Panamericana será, más temprano que tarde, lo que hasta hace poco fue la carretea vieja de Los Teques. Un antro de favelas criollas. 

Se multiplicarán los ranchos, con ellos los barrios, con ellos las carencias y necesidades, la crisis y el caos por falta de servicios básicos. Aumentarán las demandas de requerimientos mínimos para vivir viviendo. Crecerán la delincuencia, la deforestación, la basura, las alimañas, los bichos de todo tipo, las aguas negras, los niños sin escuela y los padres sin trabajo; a ello se une el grotesco espectáculo de los spiderman  que tejen y destejen kilómetros de cables cuando se trepan a los postes de alumbrado público para, literalmente, robarse la luz. Otros, como rémoras, se pegan de las tuberías matrices de agua potable para robarse el vital líquido.

¿Cómo se puede prometer así que se va a acabar con la falta de viviendas?, ¿cómo se logra así el objetivo del Buen Vivir?, ¿cómo pensar en hogares dignos para la Patria, si mientras siguen dotando a los venezolanos de bien, con todos sus  requerimientos, otros, incluso no venezolanos, siguen  atacando a mansalva, cobardemente y de manera certera, las políticas de buena fe con sus artimañas invasivas al más claro estilo depredador?

¿Creen estos tipos y tipas en el buen vivir?, ¿creen en el socialismo, en sacrificios, en cooperación y en el Plan de La Patria? De bolas que no creen. De bolas que se pasan las intenciones del Presidente Maduro y las órdenes del Comandante Eterno, por donde no les pega la luz. Sencillamente, Venezuela y la Panamericana le saben a casabe.

Por favor, hablé del kilómetro 4 que ya comenzaron a destruir, pero previamente destruyeron el km 6 subiendo y están destruyendo toda la orilla bajando desde el km 6.5 hasta el km 3. Tienen cercadas algunas parcelas como si esa vaina estuviera en venta. 

Y lo que es peor, sin que ninguna autoridad actúe.

Todos quienes transitamos esta vía a diario sabemos que no exagero. Que incluso me quedo corto.

La Polinacional, apostada, comodísima en el km 5, sabe que es así.  Con su cómplice silencio amparan este tipo de acciones que por constituir un (o varios) delito (s) contra la Patria, la naturaleza y el ambiente, merecen sanciones en el presente que repercutan hasta el futuro. Es decir, largas y ejemplares penas.

No somos xenófobos, pero los invito a apostar, que la mayoría de quienes andan impulsando el mal vivir, en contra de los planes serios del Estado y del Gobierno, y promueven invasiones y construcción de ranchos, acabando con nuestras pocas zonas verdes, son extranjeros e indocumentados. ¡Más rápido hay que actuar!

Y si son venezolanos, pena doble, por insolentes e indolente y traidores a su (nuestra) Patria.

Amigo presidente Maduro, el Comandante Eterno lo dijo: ¡mano dura Nicolás!

Cuenta con tu pueblo, que te respaldamos, carajo.

Luis Martín

CNP 7365

luiskarlosmartin@gmail.com



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