Las "manzanas podridas" de "Patria Segura"

CUENTO N° 1: De un Amigo: “El pasado domingo 11 de agosto; iba yo, como a las 9:30 de la noche, por la avenida Urdaneta de Caracas; a la altura de Santa Capilla, cuando una Patrulla apostada allí de la Policía Nacional (¡de la POLICÍA NACIONAL; válgame Cristo!...) me ordenó el aparcamiento. Eran dos Funcionarios. Enseguida me pidieron papeles y ordenaron bajarme. Al revisar mi vehículo, localizaron un machete pequeño; que yo acostumbro cargar en caso de emergencia. Eso bastó y sobró para el desenlace: Me pegaron contra la pared; y bajo la excusa de un posible enjuiciamiento por lo del ´arma blanca´, requisaron mi automóvil ´hasta la coronilla´; mientras se desgañitaban en improperios y amenazas de todo tipo. Ya yo les había explicado mi condición de profesor universitario; de Sociólogo; y de figura reconocida en Caracas como dirigente de base del PSUV. (Esto, al final, influyó un poco; pero por la forma de ellos hablar, ambos funcionarios policiales son ostensiblemente opositores).

Pasada una hora me dejaron ir; y luego de recorrer una cuadra, entre el susto y la terrible impresión, busqué mis dos celulares para comunicar lo sucedido. ¡NI UNO NI OTRO!... ¡ME HABÍAN ROBADO AMBOS TELÉFONOS!... Eso me hizo recapacitar, de inmediato, en el hecho de que cargaba Bs. 5 Mil en la guantera, y cuando los busqué ´¡Na nai na nai!...´; ME HABÍAN ROBADO TAMBIÉN EL DINERO!... (¡Áve maría purísima!...).

Me detuve luego en el estacionamiento donde guardo el carro; y, decidido a formalizar la denuncia con pelos y señales, le comento la cosa a varias personas allí, y TODAS, al unísono, me exclamaron: ´¿Estás loco?...´; ´¡Será para que te maten!...´.

Aquello terminó de helarme el cuerpo; y decidí correr a mi casa y encerrarme. ´A dormir se ha dicho´ -me dije-; y enseguida recé un padrenuestro. ´Mañana será otro día´ -concluí-”.

CUENTO N° 2: Andaba yo por la ciudad de Cumaná ayer (LUN19AGO2013), cuando paré mi vehículo detrás del Estadio “Delfín Marval”, para visitar a una familia. Tocando la puerta, veo llegar a la esquina a dos policías motorizados de la seguridad estadal (IAPES); quienes de inmediato interceptan a un dúo de chamos que se trasladaban también en moto; notándose a leguas que le hacen requisición. Cuando sale “la casera” a quien busco, le comento complacido la tarea policial de andar alertas con la circulación de las motos; sobre todo cuando las tripulan dos personas de “gestos sospechosos” (¿prejuicio mío?). Pero ella lo que hace es regañarme. “¿Tú estás loco?... ¡Esos policías lo que hacen es matraquear en esta esquina a todo el mundo que ande en moto; A CADA RATO!; y si quieres corroborarlo, pregúntale aquí a estos niños (ella; que es profesora, montó una “Escuelíta” Vacacional); quienes viven todos aquí atrás; en el barrio, y saben ´demás´ de este tema”.

Ella misma los increpa: “Niños; ¿que és lo que hacen los policías con la gente que detienen aquí en la esquina?...”. “Les quitan dinero, maestra –responden veloces-; y como ya los tenemos ´pillaos´, se esconden allá en los árboles para que no los vean”. Luego, me dijo la maestra: “Aquí lo que hay es ´Matraca Segura´; camarada. Les hemos tomado hasta fotos”.

Enseguida conecté los dos hechos; y, reflexionando sobre el inmenso esfuerzo que hace el gobierno para establecer un modelo de seguridad ciudadana que acabe para siempre con la perversión policial (entre otros tópicos), pensé: “HACE FALTA UN PAREDÓN DE FUSILAMIENTO”.

(mezadiaz21@hotmail.com).


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Jesús Meza Díaz


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