SIP: principal promotora del terrorismo mediático

Caracas, 21 Mar. ABN.- Lejos de defender la libertad de prensa, tal como se define esta organización apoyada por el gobierno estadounidense, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es la principal promotora del terrorismo mediático.

A finales de este mes, la SIP tendrá una cita en Caracas, Venezuela, que, a juicio del periodista del Mercado Común del Sur Víctor Ego Ducrot, servirá para atacar a nuestro país, a Ecuador y también a las deliberaciones de la Cumbre de Río, que condenaron claramente la violación de la soberanía de Ecuador por parte del ejército colombiano.

En octubre de 2007, el presidente de Periodistas Por la Verdad, Marcos Hernández, sostuvo que la SIP "está compuesta de mentirosos compulsivos que realizan informes que carecen de veracidad, en los cuales se pronuncian contra el Gobierno de Venezuela, pero no tratan temas importantes como el de los cerca de 30 periodistas que fueron asesinados en México el pasado año".

Hernández enfatizó en esa oportunidad que "la SIP no tiene ningún tipo de credibilidad".

“Además de imponer el terrorismo mediático, pretende hacer creer que el Gobierno Nacional ejerce presiones sobre las cadenas hoteleras para que no hospeden a los representantes de esa organización en su asamblea de comienzos del año 2008”, agregó Hernández.

El diputado del Parlatino, Emil Guevara, también dijo en octubre de 2007 que la SIP es la principal promotora del terrorismo mediático.

“Existe una campaña de terrorismo mediático a nivel nacional e internacional para intentar desprestigiar a Venezuela”, expresó Guevara.

Consideró, en ese momento, que la preparación de esa campaña busca "desestabilizar al pueblo y al Gobierno bolivariano".

La SIP fue creada en la década del 50 del siglo pasado a iniciativa de la estadounidense Agencia de inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés).

Terrorismo mediático

En el portal Web de Cuba Debate, la escritora y periodista cubana Arleen Rodríguez Derivet publicó un artículo donde sostiene que “en el último año de la penúltima década del siglo XX, al caer el muro de Berlín, en casi todos los diarios del mundo, en casi todas las radios y televisoras del planeta, se dijo que por fin la tensa y angustiosa Guerra Fría había terminado. La única verdad de aquella colosal mentira fue que casi todos se la creyeron, sin sospechar que la noticia trataba, precisamente, sobre el tiro de gracia de una de las partes -la peor- en aquella conflagración mundial. Muchos de los cuerpos que saltaron gozosos en la celebración de la caída del muro, nunca llegarían a tener idea de la gran estafa de que eran objeto por parte del superpoder mundial. Otros lo descubrirían después, cuando ya era demasiado tarde”.

Continúa Rodríguez: “Los sobrevivientes de aquella mentira de destrucción masiva, los que ni la creímos ni la aceptamos como destino fatal, pasamos a enfrentar desde entonces una nueva versión del mismo proyecto, sólo que en una escalada más agresiva y despiadada: la del terrorismo mediático”.

Uno de los casos de terrorismo mediático se observó con la invasión de Irak por parte de Estados Unidos, donde los grandes medios privados del mundo entero apoyaron dicha práctica belicista, que comenzó hace cinco años.

Destaca Rodríguez: “El modo francamente obsceno como se comporta esta práctica desde todo punto antidemocrática, al mismo tiempo que se clama por la democracia y la libertad de expresión y prensa, tiene su expresión mas visible en los llamados periodistas incrustados en las tropas invasoras de Irak y la menos visible en una auténtica corruptela que practican sin rubor las autoridades norteamericanas sobre medios y organizaciones no gubernamentales financiadas generosamente por agencias federales, supuestamente concebidas para la promoción del desarrollo en otras naciones.

Sólo en la guerra sucia contra Cuba, se han gastado los dineros del contribuyente norteamericano en partidas millonarias tan elevadas que, según analistas del propio stablishment, superan algunas de las llamadas ayudas al desarrollo de los países latinoamericanos en los últimos cuarenta años”.

Las importantes revelaciones de Eva Gollinger en “El código Chávez”, libro denuncia que es suceso editorial en Cuba y Venezuela, aunque no se haya dicho nada sobre él en los centros exportadores de democracia, han venido a confirmar lo que hace varios años sostienen con igual escasa difusión muchos autores y analistas cubanos: el jugoso negocio que mueve las campañas mediáticas promovidas por el gobierno norteamericano como fuerzas de avanzada y ablandamiento de la moral colectiva para garantizarse la excusa de cada intervención, directa o indirecta en los destinos de otro país.

Sostiene Rodríguez: “El terrorismo mediático tiene entre sus antecedentes directos, capítulos tan escandalosos como la siniestra Operación Peter Pan, que separó a más de 14 mil niños cubanos de sus familias durante toda la década del 60 del pasado siglo y entre los más recientes es el golpe de estado contra el mandatario venezolano Hugo Chávez, una real operación transnacional que tuvo como artífices fundamentales a los grupos oligárquicos dueños y señores de los principales canales de televisión, radio y prensa escrita de Venezuela.


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La fuente original de este documento es:
Agencia Bolivariana de Noticias (ABN) (http://www.abn.info.ve)



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