Desde hace ya algún
tiempo he venido diciendo que el Imperio del Gran Capital cada vez irá
haciéndose más violento. Las últimas acciones del llamado movimiento
“estudiantil” con sus manos “blancas” pintadas de negro, los
autosecuestros de fanáticos del fascismo, la negación pre y post de
la autoría de los hechos de violencia, la “afirmación” constante
de su apego a la democracia, las declaraciones a favor del combate a
la pobreza y obras de caridad a favor de los más débiles, etc.., no
son otra cosa que parte del libreto, que el Gran Capital del Imperio
mundial, impone a sus representantes locales.
No es casual que sean
estudiantes de las universidades privadas, hijos de empresarios vinculados
al Gran Capital internacional, tanto de USA como de la UE, aliados con
estudiantes de las capas medias de la pequeña burguesía de la UCV,
quienes estén colocados al frente de las manifestaciones de corte fascista
contra la tendencia mundial de cambio de época histórica. Ya, en el
pasado, estudiantes de extracción confesional católica, se organizaban
en bandas armadas y arremetían contra todos aquellos y aquellas que
sostenían opiniones a favor de cambios de avance en la sociedad. Recordar
la agresión de que fue objeto Leoncio Martínez por las hordas fascistas
de la época. La historia se repite.
No es casual que los
medios de comunicación “social” mantengan, a través del palangre
informativo, campañas de manipulación del subconsciente emocional
de millones de personas, para que repitan, cual autómatas, mensajes
y aseveraciones de realidades virtuales que fueron introducidas subliminalmente
en sus mentes. Recordar los días previos al golpe del Carmonazo.
No es casual que funcionarios
de embajadas del Gran Capital asesoren a los “criollos” de los países
que desean cambiar la época de la opresión y la miseria. Recordar
los Pactos de Punto Fijo, los gobiernos al estilo Pinochet, el Plan
Colombia, y, ahora, el Pacto de Puerto Rico.
No es casual que un
gordo mofletúo, que fue agarrado con las manos sobre el volante de
un camión cargado de explosivos y piedras, niegue que él sabía que
llevaba esa carga, cuando días antes había dicho públicamente que
había que salir de Chávez: “sea como sea así cueste sudor, lágrimas
y sangre”. Recordar el libreto de la serie “Misión Imposible”.
Repito, no es suficiente
estar alertas. Es necesario que todo aquel y aquella que tenga un mínimo
de conciencia verdaderamente democrática, y desee vivir en democracia
y libertad como la que se vive en la Venezuela de hoy, mantenga una
actitud firme y se pronuncie en defensa del momento histórico que vive
nuestro país.