Notas para las comunicadoras y los comunicadores populares

Año 19 de la Revolución Popular Bolivariana ¡no hay pueblo vencido!

Intento estas notas desordenadas, emocionales, para participar como uno mas, junto a mis compañeros y compañeras, en un posible esfuerzo de reencuentro del movimiento social por la recuperación de nuestra identidad histórico social de lucha, de la construcción de Otra Política, la nuestra, distinta a la llamada “política”, aún no derrotada, aun no desmantelada, vivita y jodiendo, pero siempre rechazada por la mayoría de los trabajadores y excluidos de nuestra patria, esta Otra es el esfuerzo mas lúcido que conozco para no sacrificar la voluntad de cambio de nuestro pueblo y el momento revolucionario que vivimos.

Espero que los compañeros y compañeras sepan hilar lo deshilado y deshilachado en este texto, comprender lo esencial del desorden discursivo y perdonar lo que no esta claro por intentar ver desde el bosque.

Ensayo de contexto.

El estado venezolano y los intereses que han persistido en el, se reorganizan y cierran sus acuerdos. No estamos incluidos en esos acuerdos los sectores populares en lucha, parece que una parte importante de los actores políticos del propio gobierno también quedan fuera. El proceso que venía con esa tendencia antes del dos de diciembre no se detuvo, la derrota no pudo siquiera aprovecharse como una oportunidad para rectificar, el mensaje crítico de los que no fueron a votar no fue entendido ni respetado.

El pueblo no quiere apoyar nada que no sea consultado ampliamente, el pueblo no quiere respaldar el mal gobierno de muchos representantes chavistas y los errores y complicidades que en el seno de la administración bolivariana han permitido la corrupción y la impunidad.

Ya lo han dicho en mejor tono múltiples voces, ninguna parece penetrar los muros de palacio, donde nuestro inconciente y terco buda permanece ignorante de las marcas actuales de la política. El pueblo no votó contra la reforma, votó contra lo que está mal hecho, incluso contra lo mal hecho y mal propuesto del proyecto de reforma. Nuestro pueblo no quiere desacelerar el proceso, quiere que las promesas de radicalización sean serias y compartidas.

Que el liderazgo de Chávez ya no baste para convocar no es un signo de inmadurez de nuestro pueblo sino todo lo contrario, un pueblo que forjó sin ayuda de partidos, su determinación de cambio y de justicia en las jornadas de 1989 hasta el presente, lo que quiere es que el programa de aspiraciones colectivas forjado con sacrificio, sea cumplido. Después de abril de 2002 si se lo permiten podría cumplirlo con sus propio esfuerzo y sin mediaciones.

Mucha gente haciendo silencio para no ser excluidos del nuevo combo. Vano intento en un reparto en el que la palabra gris y el silencio cómplice no es un valor de intercambio considerable, donde los intereses corporativos y clientelares tienen su “hora loca”.

Toda gobernabilidad es un acuerdo y supone una negociación, el problema es con quien se hace, entre quienes, ante quienes. No estamos a la espera o ante el temor de que se negocie la gobernabilidad a nuestras espaldas, eso se ha venido haciendo en estos diez años, y como es costumbre se volverá hacer en un protocolo donde no tenemos pase.

No podríamos oponernos a negociar la paz y la convivencia democrática con sectores antagónicos en lo político o en lo económico, la capacidad de construir paz en un signo de fortaleza, aún mas cuando las banderas son las de la justicia social y la dignidad, es la paz lo que nos conviene, la guerra solo existe para nosotros como defensa, la guerra es el negocio privilegiado para las trasnacionales del imperio, el mejor escenario para garantizar su dominación.

La cuestión a entender definitivamente es: ¿quiénes se sientan a la mesa de los acuerdos?, ¿acaso nos hemos sentado las organizaciones populares?, ¿tenemos delegados ahí?, o debemos esperar a que el noticiero privado o el oficial nos cuenten sus medias mentiras. Ni siquiera los acuerdos son abiertos y públicos, continúa dominando el criterio de que no es nuestro asunto.

Una cultura política insepulta condena al país al gobierno de las élites, todos los actores viejos y nuevos están convencidos de que esa es la política verdadera, “la posible”, la que desde siempre ha permitido a los apostadores decidir el destino de millones en juegos de salón. Los discursos en la Avenida Urdaneta y en la Plaza Francia son un mero complemento agitativo. La herencia del ejercicio de la dominación que desde siempre nos condenó, nos condena ¡aún ahora! a las mayorías a quedarnos fuera de la política regia y aceptada. Para nosotros solo hay fiestesitas que convierten una conquista popular como Barrio Adentro en vergonzoso acto de caridad de los cabrones de la democracia burguesa.

La corrupción es mas común de lo que el gobierno admite, y lo peor es que nos ha derrotado en la esperanza de las mayorías, en una alocución pública de alto gobierno es fácil que un ciudadano común señale sin dudas y con cifras a los ladrones presentes, sentados a la izquierda y a la derecha del Presidente, mientras tanto los gendarmes mediáticos del gobierno se cuidan de que esta voz popular no se reproduzca al aire, el gobierno está secuestrado por sus mismas relaciones de interés, gobierna y se gobierna solo. El emperador está desnudo y sus carnes hieden, los imprudentes que lo dicen aún en voz baja, son retirados aparatosamente de la fiesta.

Chávez aún en el corazón de muchos, aún con la cifra de la esperanza que solo ponemos en l@s hij@s, aún con una puerta abierta a la leyenda, no escucha, no puede escuchar o no quiere escuchar. Aún mas, mientras anuncia las tres R, las manda al carajo con la incoherencia de asegurar que la falta de conciencia popular se impuso el dos de diciembre y su “novedosa” propuesta no fue entendida. La burocracia se rie y monta otra comparsa con pito y papelillos, donde el pregón parece decir: “ni rectifico, ni reviso, ni reimpulso”. Chávez no va ha escuchar, sobre el pesa esa cultura política hedionda que inauguraron en nuestro continente las sectas secretas y las conspiraciones de convento, la misma que aún no permite a los dirigentes respetar al pueblo que los hace y que los sostiene.

Él olvida que su condición como dirigente es la medida de la conciencia de nuestro pueblo, el es lo que pudimos lograr, el es el hijo malcriado gobernando en nuestro nombre, es la medida de lo que nuestra conciencia puso en la playa para que resonara mas allá nuestra palabra. Como la concha del caracol de mar, el no tiene voz propia, la voz del mar resuena en su voz, sin escuchar los mensajes de la resaca, el es una concha hueca, parte de la decoración tropical de palacio. 

Cuando lo escucho no puedo dejar de pensar en la riqueza que hubieran aportado los hijos e hijas que quedaron en el camino de esta guerra. Una dirección mas colectiva no fue posible mas allá de Miquelena y Cabello. Para adornarla los pobres se ponen chaqueta y corbata.

El mando del Presidente no es fraternal ni patriarcal como parece haber sido el de Fidel, no escucha ni aconseja con sabiduría. No dialoga siquiera. Y lo peor es que es un mando sin autoridad, se hace lo que le da la gana al funcionariado, cada orden absoluta presidencial cada medida “radical” tiene una conveniente traducción, las anatemas del domingo solo restallan contra las paredes de un palacio móvil, blindado de pautas audiovisuales mezquinas.

No se rectifica en nada por que rectificar sería darle paso a una lógica de relaciones y de gobernabilidad verdaderamente democrática y constituyente, única salida revolucionaria a la crisis ocasionada con la derrota del 2 de diciembre de 2007.

Nadie consultó desde el gobierno y desde el PSUV el parecer de la militancia social después del referéndum, pero el pueblo se consultó a si mismo muchas veces en esos días, el pueblo se dijo y se explicó, señaló lo que realmente pasó, sin embargo los medios privados y públicos se pusieron de acuerdo y nada se escuchó de las voces de la multitud diversa, nada fuera del guión del poder. Sólo tienen lugar shows como el decadente “debate” de los llamados estudiantes, donde todos los actores son artificiales, donde la clase política opositora inventa bebes de probeta para refrescarse y fortalecer su plan, y la clase política del gobierno les responde con muñecos que toman tetero y que dicen mamá cuando les aprietan la pancita.

Todo es oscuro en los acuerdos, los acuerdos que se hacen tienden a garantizar los privilegios y las jefaturas de gobierno de quienes se han hecho mas fuertes. Estos acuerdos se cierran definitivamente cuando a la mesa se sientan los enemigos del pueblo con los traidores del gobierno. Ellos son los que bailan reguetón en las fiestas de la banca privada desde siempre.

Nosotros, ¿donde estamos?

No estamos incluidos en esos acuerdos las organizaciones sociales y el movimiento popular, (claro, no podría ser). Particularmente el movimiento de comunicación popular no está incluido, no estamos en el piso de los acuerdos, sino abajo, en los criaderos del poder, estamos para que nos muestren, para ser alimento de la hasta ahora tan mal llevada política comunicacional, que no hacemos ni ayudamos a construir, salimos como actores en las cuñas que aún hace la empresa privada de la publicidad. Como el pollo risueño que publicita una venta de pollos a la brasa.

De la mesa de los acuerdos caen las migajas y alguien las recoge amablemente y las lleva a los comederos, mítines y otras mesas técnicas donde somos llevados en vehículos de carga. En la mesa de los acuerdos ya nunca estamos, a menos que necesiten algo para picar.

Para poder llevarnos a los criaderos primero tuvieron que domesticarnos, les costó, cada vez que nos llevaban a los corrales, nos cagábamos en la comida y rompíamos la cerca, echábamos al suelo a los domadores. Pero como palomas nos acostumbramos a recoger el maíz que nos tiraban en la plaza y ya no podemos, aún sin jaulas ni cercas, abandonar la plaza, un Bolívar de escritorio nos mira sin mirarnos. Bolívar no está ahí, está en el lugar donde dejamos el corazón y la verdad.

Reencontrarnos como sujeto político es reencontrarnos para Otra Política.

Para retomar el camino de la lucha social aportando los instrumentos y experiencias de la comunicación popular, debemos reencontrarnos con nosotros mismos como cuerpo y alma colectivo, escucharnos y no escuchar un rato el discurso del poder, reestablecer la identidad de clase en nuestro hacer y recuperar nuestra memoria histórica y ancestral completa, no solo las tribulaciones del héroe en el Chimborazo, recordar también el ruido musical y estridente de los pobres en guerra. Hay que consultar la candela del tabaco y desconfiar de las encuestas que miden voraces el desmantelamiento de las esperanzas, por obra y gracia de ese “reality show mediático” que dirige el Grupo Cisneros. Hay que dejar atrás todos los nombres con que nos bautizan en la religión burocrática sin consultarnos.

Las tareas son simples pero no fáciles de asumir y hacer: La reafirmación de nuestra identidad desde las luchas sociales, la consolidación de la soberanía popular sobre territorios concretos, y la construcción de acuerdos que hagan nacer un tejido social militante y finalmente el reestablecimiento de nuestra palabra política, hoy malamente delegada, degradada nuevamente y perdida. Recuperarla para acostumbrarnos a su responsabilidad y no volver a entregarla nunca más.

El movimiento de comunicación popular y la lucha por la democratización de la comunicación.

“A mi no se me ha muerto la esperanza, es el tiempo
del amor y el amor va haciendo ronda a ronda su fiel cosecha”
Francisco Garzón Céspedes

Sin embargo Bolívar sigue con nosotros, no en los criaderos del poder, en los que somos medios alternativos y comunitarios (“MAC”) o “sistema de medios alternativos y comunitarios”, donde nos financian la instalación de una radio bajo un esquema que nos hace dependientes del financiamiento periódico del estado y que nos condena a unas dinámicas ajenas a la construcción de nuevas relaciones de solidaridad, libertad y democracia, verdadero sentido de la comunicación y la educación liberadora.

Bolívar está en las luchas con nosotros, en las pequeñas luchas y en las grandes luchas, también está, pese a las decepciones, en la sabiduría de clase que nos dice cual es nuestro lado en el campo de batalla. No fue una tontería cuando cantamos aquella canción de Enrique Valles “no somos medios somos completos, somos la radio con voces de libertad”. Ese Bolívar tiene la mirada de las multitudes, es el Bolívar de las montoneras.

El movimiento de medios alternativos, dividido y errático se apresura en las peores condiciones a cerrar acuerdos para intentar hacer crecer sus propias redes y hacerse acreedor de una parte de las asistencias. Los medios comunitarios, cada uno por su cuenta llegan a ofertarse por un estipendio que les permita pagar la luz, la cuenta telefónica, para sobrevivir, y ya no se distingue con facilidad cuales son una invención oportunista, cuales son un precario negocio publicitario y cuales son los que vienen de la lucha social. Los proyectos que nacen desde esta suerte de tutelaje ya no son verdaderas experiencias de comunicación popular. Los mas erráticos de entre nosotros tal vez sean los que creen salvarse de esta asimilación vergonzosa manteniéndose envueltos en un manto discursivo que ya es una farsa, el discurso solo les sirve para el ritual de apareamiento con los gallos enfermos del presupuesto asistencial.

La cultura burocrática dominante se complace ante la fragmentación del movimiento y la descalificación de sus interlocutores, menos disturbio y mas discrecionalidad. Esto les permite entenderse uno a uno con los individuos y colectivos.

Cualquier gobierno progresista favorece la creación de interlocutores sociales, gremiales y sectoriales legítimos para entenderse con ellos y construir una gobernabilidad organizada, aquí sucede todo lo contrario.

En este sentido específico, la tarea de control y vigilancia que los sectores dominantes y el imperio asignaron al Estado “guachimán”, sigue siendo cumplida con una eficiencia inusual.

El reordenamiento y la democratización del espectro radioeléctrico es
una discusión cancelada

El espectro radioeléctrico, patrimonio de todos los venezolanos, terreno principalísimo y estratégico de la confrontación política y de la batalla cultural sin precedentes que hemos vivido, no ha sido negociado siquiera, mas bien se ha negociado para que no esté en el centro de los debates y las propuestas de democratización y redistribución de la los recursos a favor de las mayorías.

En el 2002 aún teníamos bajo el brazo nuestro propio estudio de distribución del espectro, este estudio demostraba técnicamente la existencia de un latifundio radioeléctrico en manos de pocos consorcios monopólicos, y que solo la eliminación de estos monopolios podría dar paso a una democracia comunicacional verdadera.

Los técnicos de CONATEL, los que aún siguen ahí, se burlaron de ese estudio y nos propusieron sacar provecho de la rendija controlada de la radio y televisión comunitaria, que ofertó el estado a través de la mas neoliberal de nuestras leyes, la ley de telecomunicaciones aprobada por el “congresillo”. Pudimos sin embargo hacerle amagos al proyecto de la burocracia y acelerar el paso de las habilitaciones con la movilización permanente de nuestros colectivos y redes, pero olvidamos en ese esquema la conclusión mas importante de nuestro propio estudio del espectro: No habrá democratización del espectro sin el reordenamiento de este y sin el fin de los monopolios.

Si se habilitaran 300 emisoras de radio comunitarias mas en los próximos tres años, no afectaríamos para nada la actual distribución del espectro, que seguiría decididamente dominado por unos pocos circuitos comerciales privados que existen desde la cuarta república, en el caso de la televisión el dominio es aún mas exponencial. Seguimos siendo habilitados en los márgenes, el lomito sigue siendo para los aliados de la SIP.

El gobierno no está dispuesto ha sentarse con nadie del movimiento popular a debatir el asunto del reordenamiento y democratización del espectro radioeléctrico, intereses viejos y nuevos (rojitos), están enquistados en las instancias que toman las decisiones y están ahí por que el alto gobierno así lo quiere. El gobierno negoció con Venevisión la renovación de su concesión de explotación de la señal y cobertura que el estado le permisa desde su fundación, la negoció como algo muy importante, como un gran secreto a voces, mientras no le renovaba la misma a RCTV. Ni Marcel Granier se atrevió a reprocharlo abiertamente, así seria de conveniente la negociación para amplios sectores de la reacción.

El Grupo Cisneros dirigió el golpe mediático de abril de 2002 y fue operador político privilegiado de todo el esfuerzo de derrocamiento del gobierno constitucional. Sin embargo los intereses corporativos enseñoreados en el gobierno diseñaron y ejecutaron una negociación dejando por fuera una vez más al movimiento popular, para la gobernabilidad que está en juego no somos una variable a considerar, que no sea para sumarnos a la campaña no oficial del carnaval para tontos que constituyó el cierre del canal golpista RCTV.

¿Tiene sentido el “baile solo” que hacemos en la pista del diálogo? Nos escuchan en silencio, respetables funcionarios menores que luego tienen que recoger su palabra para no ser despedidos, nos escucha apenas quien no decide, a menos que sea para desmenuzar algunas migajas de ese pan interminable del presupuesto de asistencias. “Tomen un poco, paguen algunos recibos, pasen estas cuñas institucionales, tomen algunos cursos que diseñamos, cierren filas alrededor de una política de información y divulgación incoherente”.

Si va a suceder un cambio sustancial de las relaciones será sin nosotros. Habrá que sentarse a ver como les queda o esperar a que llamen a inscripción en el próximo “frente de luchadores sociales bolivariano de la comunicación”. Cuán sospechoso es un gobierno revolucionario que niega a los sujetos en lucha y se queda con sus consignas.

Nota: La dimensión regional de la distribución del espectro no es alternativa a la nacional, en cada región lo que queda del espectro está bajo la administración de particulares que van desde la quincalla comercial hasta la defensa de los intereses mas mezquinos y atrasados de nuestra provincia, en alianza con la clase política y financiera nacional, estos pequeños latifundios celestes regionales hacen causa común en la guerra contra la esperanza de las mayorías que representa la revolución bolivariana.

Parece que no es el tiempo de construir casamatas ni cuarteles, sino de confundirnos con la floresta, de fundir nuestra palabra con el ruido de la calle y con los sonidos de la noche en el monte. Un loro ñangara cantando en televisión, tiene jaula y las alas cortadas. Volvamos a las cuevas pero volvamos contentos de no habitar ni tener lugar en las casas del poder.

Comunicación popular para la construcción de la Otra Política

“Esa vara suya rasca mucho, rasca bien, pero rasca donde no pica”

Si estamos aún en el trance de iniciar una experiencia de comunicación, no empecemos fundando un “medio”, permitamos que el colectivo, el movimiento y la comunidad encuentren sus herramientas por sentirlas apropiadas para lo que hay que hacer y decir, no desperdiciemos la experiencia acumulada, por supuesto, pero pongámosla al servicio de la orientación de lucha y del sentido común de la clase.

La Palabra de la Otra Política

No empecemos por confundir la metodología revolucionaria con la habladuría inútil, con el mero discurso. Hablar en lenguaje enrevesado y turbio sirve para un quince y último como asesores del gobierno, pero para nada mas. El conocimiento privilegiado de muchos de nuestros cuadros fue secuestrado muy fácilmente.

No hagamos una caricatura de los medios privados, pero tampoco una de nosotros mismos.

Hay que revisar nuestros parámetros de consecuencia con Robinson y con Zamora, con nuestros caídos, con nuestras mujeres, con las comunidades indígenas y campesinas. ¿cuales son las evidencias de una verdadera relación de compromiso?, hablemos con respeto al pueblo en lucha y con respeto a nosotros mismos. Basta de arroparse de un manto con el que no somos consecuentes en el hacer cotidiano.

Aprendamos juntos a hacer sanción y mandato la palabra de la gente, hagámosle seguimiento a la palabra, discutamos el plan de siembra, acordemos movilizaciones, una trasmisión puede enlazar tres reuniones o asambleas reunidas, no que la radio cubra “reporterilmente” las asambleas, sino que las asambleas usen la radio para enlazarse. Una palabra hecha acción y una acción cumplida se hace palabra política. Es así que por fin, nuestra palabra es poder.

Necesitamos radios y herramientas de comunicación para una guerra que apenas se muestra en nubarrones, la reacción está apenas incubando a sus absurdos pichones y no podemos esperarlos vulnerables, herramientas para una guerra asimétrica sembrada en la necesidad de nuestro pueblo de vivir, de seguir su destino y de defender las conquistas.

Esas herramientas no pueden organizarse en “productores independientes” o en “ecpai”, eso solo sirve para buscar financiamientos estadales. las programaciones deben ser realizadas por las secciones de comunicación de nuestros movimientos en lucha y de nuestros grupos de combate, cada uno es uno y todos cantamos nuestra canción necesaria, la canción de los potreros, la del conuco, la los portones y la de la escalinata.

Volvamos a moverla por todos los caminos.

Si ya tenemos una radio hagamos un plan para moverla por la comunidad, un plan permanente. Trasmitamos cada día de un sitio distinto, no es legal, pero teje vidas y experiencias, abre corredores para el trabajo militante, levanta compromisos colectivos verdaderos sin pagar un recibo de luz y una tarifa popular de teléfono. Visitemos a las comunidades vecinas, no es legal pero es más fraternal y divertido.

La radio móvil fue nuestra génesis cuando no teníamos esperanza de que nos dieran habilitación para un dial legal, volvamos a moverla y engrasemos la máquina de la resistencia con el ingenio crecido que ahora tenemos y con la dignidad que nuestro pueblo espera para dejarse convocar. Las luchas sociales tal como se están dando, más que un permiso inútil del gobierno, necesitan la versatilidad de una radio guerrillera.

Una radio que la gente vea pasar y que se reúna alrededor de ella como si fuera un caldero de sancocho.

Nuestras experiencias radiofónicas deben saber siempre moverse, no sabemos cuando la dinámica continental de las luchas va a requerir agarrar vereda.

De cada momento de nuestra experiencia de cada lucha debemos aprender a deducir una manera de hacer y de resistir, una manera de vivir colectiva e integral, supliendo cada experiencia lo que necesita para integralizarse, sin negarse, solo para fortalecerse y reafirmarse, Las mañas de los resabiaos son buenas para aumentar las pintas del tigre, hay que aprender.

Sólo menciono algunas pocas como gesto de clemencia a los que han llegado hasta aquí en la lectura:

Crepuscularmente Multimediales

Usemos los medios que hagan falta, los que sean posibles, los que estén a la mano, y construyamos con calma los necesarios. Para las luchas, desde las relaciones de lucha, y sobre los territorios.

Como los peces

No construyamos nada que se pertenezca mucho ni que le pertenezca a alguien demasiado, el amor por lo hecho es suficiente. Que los recursos y el patrimonio se administren desde abajo, que la comunidad y las redes sostengan su experiencia comunicacional, que practiquemos la administración colectiva, sin dueño repartidor, que la multiplicación de los panes y los peces vuelva a ser una metáfora política poderosa.

No la territorialidad de la pandilla, del aparato político, sino la territorialidad de todos los que luchan.

Como el convite

Una radio escuela de comunicadores populares que hace comunicadores a los que necesitan comunicar, a los que ya comunican, que construye una pericia desde la necesidad de decir, desde la palabra propia. Una radio que va buscando pelea no en fiesta ajena, sino donde están los suyos. Es decir, no una radio nómada sin territorio, sin plan y sin rumbo, sino un transporte de palabras y experiencias sobre un corredor de resistencia, una ruta y luego muchas rutas.

Ruta de comunidades, ruta de escuelas, ruta de sindicatos, ruta de mujeres, ruta de cárceles, ruta de la memoria, ruta de los saberes, ruta de las organizaciones, ruta de las asambleas, ruta de la movilización popular.

Como en la Sierra de Perijá

Somos muy distintos, hablamos distinto, vivimos distinto, somos diversos, bárbaramente diversos, incluso hablamos idiomas distintos y venimos de sociedades con principios disímiles, pero la lucha nos une, la defensa de los territorios, el “veñeno” maravilloso de querer vivir con dignidad.

Nos parecemos a la lucha y a la política de la lucha, no al jefe, no al otro grupo, no aspiramos la superioridad del hombre nuevo, sino a que la lucha potencie y mueva lo mejor de nosotros, somos superiores en colectivo. Respetamos la vaina vital de los demás que caminan con nosotros, en la misma tierra.

Somos vecinos, somos familia y solo hay un camino para llegar a un acuerdo, vernos y volver a vernos, movilizarnos y volver a movilizarnos, hablar y volver a hablar.

Hemos aprendido a compartir un ritmo y una manera de hacer las cosas, como militantes, vamos sabiendo e inventando siempre sobre el camino de los que caminaron antes, aún sobre la voluntad de los precursores, nuestras comunidades buscan para levantarse el camino de sus ancestros. Solo hacemos variables sobre lo que antes nos hizo, somos consecuencia, nadie nos quita la palabra que heredamos.

Somos la voz mas alta, la voz que llega mas lejos, somos como los animales del monte, somos los salvajes que no se vendieron.

Como en el Sur del Lago

Todos piensan que somos mansos y conformes, pero en los golpes del chimbangle está un código guardado que despierta a los guerreros, una seña secreta que hemos olvidado, que espera que un hijo o una hija nuestra, lo interprete. Somos un viejo solitario que recuerda el baile de saya, la armadura de paja, la preparación para la guerra, el baile de los guerreros.

Los hijos e hijas de los que antes pelearon, seguirán la pelea hasta que las flores crezcan, pero si alguno de ellos olvida que los clanes y los hombres son uno o ninguno, se cansa, se queda solo y se lo come el oscuro, se muere. Solo la hermandad de los mismos vence la muerte.

La fiesta es resistencia, solo somos vasallos de nuestra memoria, tus enemigos son mis enemigos, tus protectores nos guían aún, mientras aplastamos la cabeza del amo al ritmo del misericordia.

Los aprendizajes que podemos enumerar de nuestras propias experiencias y de nuestra memoria histórica patria y continental son infinitos, sin embargo este aprendizaje y esta socialización de los saberes es hoy de una contingencia alarmante, no se si desde las grandes ciudades puede verse la tormenta que viene, pero en el cielo ancho y abierto del campo se ve con claridad la responsabilidad que tenemos los actores concientes de este proceso de resistencia popular.

Todos estos caracoles tirados en la playa no somos nada ante la inmensidad de la Mar. Pero de la mar tenemos la cualidad de la resonancia, de guardar los sonidos y los colores de la resistencia, somos los caracoles de la resistencia y tenemos la responsabilidad de ser consecuentes con el don y con el origen. Otra política, como ciencia y poesía del pueblo, es urgente.

Por el camino de las comunidades...





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