Arremetida imperialista contra Venezuela, retransmitida en el sistema mediático internacional

Aislamiento y bloqueo mediático: claves para el derrocamiento y la intervención

La semana pasada, en Argentina, quedó establecido oficialmente el Banco del Sur. Una iniciativa bolivariana que impulsó Venezuela, y que hoy aglutina a siete países suramericanos. Sin lugar a dudas, una creación histórica que representa un avance extraordinario en el proceso de liberación de los pueblos de América de los centros de poder financieros internacionales.

Entre discursos y declaraciones, el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo:

“Nace el Banco del Sur, impensable, inimaginable hace nuevo años, forma parte de un sistema de ideas orientadas a lograr nuestra independencia que quedó pendiente hace 200 años.”

“Hace cinco años el gobierno bolivariano se sentía solo en Suramérica. Ya no. Nos tocó de nuevo ser la vanguardia. Hemos dejado de ser el patio trasero de Estados Unidos, por eso es que arremeten tanto contra nosotros.”

Los temores de la administración Bush se han venido haciendo realidad. La perdida de influencia de Estados Unidos sobre América Latina, y en particular Venezuela, es hoy evidente; y el centro neurálgico de la vanguardia a la cual hace referencia el Presidente Chávez, está en Venezuela y su Revolución Bolivariana. Acabar con ella es objetivo primordial de Estados Unidos para retomar el Consenso de Washington, ALCA y neoliberalismo en la región.

La política de aislamiento que ha conducido Washington contra Venezuela, o de “inoculación” como bien la ha llamado la propia Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, consiste en aislar al país de la comunidad internacional por medio de ataques infundados dirigidos al descrédito del gobierno nacional, y en particular del Presidente Chávez, con el objeto de disminuir su influencia en la región y debilitarlo políticamente para justificar y facilitar su derrocamiento mediante el golpe y la intervención.

El 16 de febrero de 2006, ante el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, Condoleezza Rice definió a Venezuela como "uno de los mayores problemas" para EEUU en el continente americano y calificó de "particularmente peligrosa" su alianza con Cuba.

"Es justo decir que uno de los mayores problemas que afrontamos (...) son las políticas de Venezuela que (...) están tratando de alejar a sus vecinos del proceso democrático."

"Desde Washington estamos trabajando con otros para tratar de asegurar que haya una especie de frente unido contra algunas de las cosas en las que se implica Venezuela."

“La comunidad internacional tiene que ser mucho más activa a la hora de apoyar y defender al pueblo venezolano… Tenemos que decir al mundo lo que está pasando en ese país.”

Si bien no se ha producido la intervención extranjera en Venezuela para acabar con la Revolución Bolivariana, la estrategia de “inoculación” implementada por la administración Bush contra Venezuela ha logrado importantes avances, traducidos en el deterioro de las relaciones internacionales de Venezuela con algunos países de América Latina y Europa, al tiempo que la confrontación verbal con Estados Unidos ha disminuido notablemente.

En efecto, la vocería beligerante contra el proceso venezolano ya no está en manos de las autoridades estadounidenses, como solía ocurrir años atrás, sino que ahora ha sido asumida por los ex presidentes Aznar, Fox, Quiroga y Toledo, así como por dirigentes derechistas en Europa y América Latina, y en especial por los medios de comunicación.

Algunos “socialistas” españoles, por ejemplo, se han prestado a danzar el “baile” desestabilizador del Partido Popular Español contra Venezuela, como una forma de cuidar su imagen “socialdemócrata” en los medios y opinión publica española, sobretodo, en medio de la campaña electoral regional (2007) y federal (2008).

De allí surge que tras la falta de respeto del Rey de España hacia un Jefe de Estado electo democráticamente por el pueblo de un país de América Latina, los medios de comunicación internacionales hayan transformado el incidente como una acción de “legitima defensa” ante las “ofensas” del Presidente Venezolano, que no pretendía ofender a nadie cuando calificó de fascista al ex presidente Aznar, como ninguna autoridad gubernamental alemana se hubiera ofendido si catalogan de nazi a Hitler. En cuestión de horas, la prensa internacional había logrado presentar a victima en victimario, sin otorgarle el derecho a réplica.

A la “inoculación” mediática internacional se le sumó la campaña de descrédito contra la Reforma Constitucional, mediante la cual se mostraba al Presidente Chávez como un dictador, autócrata totalitario, que pretendía perpetuarse en el poder indefinidamente y abolir la propiedad privada, y que por controlar todos los poderes públicos, jamás perdería una elección, y si lo hiciese, nunca lo reconocería.

El sistema mediático internacional impidió la comprensión a plenitud del proyecto de Reforma Constitucional, y siempre lo vinculó a los deseos de un “dictador” a perpetuarse en el poder de por vida y abolir la propiedad privada.

La llamada “Operación Tenazas”, atribuida a la CIA, muestra los puntos neurálgicos de ataque contra el gobierno venezolano con el objeto de derrotar el proyecto de Reforma mediante el desconocimiento de los resultados del referéndum aprobatorio que antes del 2 de diciembre predecía un nuevo triunfo para el Presidente Chávez.

El objetivo principal de esta estrategia pretendía aislar al Presidente Chávez en el ámbito internacional, propiciar un levantamiento militar y facilitar la intervención extranjera para resguardar los intereses estadounidenses en la región - léase petróleo - una vez se anunciara la aprobación de la Reforma Constitucional.

Los medios internacionales se plegaron a esta estrategia, y prepararon a la opinión pública internacional ante la inminente violencia que desataría la oposición a fin de legitimarla.

El 30 de noviembre, la administración Bush aseguró que la celebración de elecciones libres y justas no se podía llevar a cabo en Venezuela, opinión compartida por muchos medios de comunicación internacional, aun cuando instituciones internacionales, observadores de la OEA y Unión Europea, han dado testimonio de la integridad del Poder Electoral en Venezuela en diversos procesos electorales.

Paradójicamente, la victoria de la oposición en el referéndum, anunciada por el CNE y luego reconocida por el Presidente Chávez, echó por tierra los nuevos intentos de desestabilización contra Venezuela, al menos temporalmente, pero sobretodo, sirvió de antídoto al bloqueo de información e ideas establecido por los centros de poder mediático mundial contra Venezuela, pretendiendo imponer una imagen distorsionada del Presidente Chávez ante la opinión publica internacional. No es sorpresa entonces, que los mismos centros de poder mediático, hayan querido mancillar la reputación de líder bolivariano al pretender hacer ver que dicho reconocimiento fue producto de la presión militar, servicios de inteligencias cubanos, o una orden del propio Fidel Castro, y no de su talante democrático.

Esta sistemática campaña mediática de manipulación de la realidad política venezolana, sin equilibrio informativo y de opinión, y sin derecho a réplica, que apunta hacia la degradación de la imagen de la Revolución Bolivariana y del Presidente Chávez en el escenario internacional, continuó profundizándose con la detención de empresarios venezolanos en Miami para vincular al presidente venezolano con el supuesto financiamiento de candidatos de izquierdas en América Latina, y de manera aun mas perversa, con un reportaje amañado del neo-reaccionario diario El País, en el que asegura la vinculación del gobierno con la llamada “narcoguerrilla” y en donde se atreven incluso a sugerir que la ex candidata presidencial secuestrada por las FARC, Ingrid Betancourt, es prisionera de Chávez, puesto a que “solo faltaría su orden para que la dejen en libertad.”

Este montaje mediático, realizado sin consultar fuentes oficiales, sin datos equilibrados y sin derecho a réplica, obedece a la necesidad de enfrentar el deseo apremiante de la comunidad internacional para que el Presidente Chávez reasuma su papel de mediador en el acuerdo humanitario, toda vez que lo considera como la única persona capaz de producir resultados tangibles, aun cuando el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, lo excluyera abruptamente de las negociaciones, precisamente cuando lograba una proyección internacional positiva que obstruía la política de aislamiento de Washington contra Venezuela de cara al referéndum de la Reforma Constitucional.

Esta nueva arremetida imperialista contra Venezuela, comienza a ser retransmitida en el sistema mediático internacional sin un análisis riguroso y profesional, para luego ser reciclada por las “agencias de inteligencia” que eventualmente determinarán, sin lugar a dudas, que las actividades terroristas de Venezuela y su penetración y expansión en los países de América Latina, requiere la intervención decidida de Estados Unidos.

En este contexto neo-monronista, el derrocamiento del Presidente Chávez se convertirá en una empresa legítima y de obligatorio cumplimiento, y así como el Rey de España ha recibido felicitaciones en Estados Unidos, Europa y América Latina por insultar a un Jefe de Estado electo democráticamente, los dirigentes del mundo se congratularán y los medios lo festejarán, cuando haya desaparecido la amenaza del “populismo radical pro-terrorista” en América Latina.




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Eugenio Carrasco


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