La llamada “guerra mediática” facista es el bombardeo de mentiras que se desata en al-gunos medios teleembusteros, como resaca de la pérdida de valores; es decir, quien no tiene la verdad, pretende repetir mil veces una mentira para convertirla en verdad. Y entonces aparece esa lucha fratricida enmascarada en mil caretas, desde el embuste hasta la ca-lumnia, el vilipendio, la ofensa perversa, la mezquindad, la envidia, la mediocridad, el egoísmo, el individualismo, el odio, la deshonestidad, etc. ¡Pero afortu-nadamente apareció un gran antídoto, LA CONCIENCIA DEL PUEBLO BOLIVARIANO Y LA VER-DADERA LIBERTAD DE EXPRESION, que se meten dentro del alma, entre las venas, entre los músculos, entre los tétanos y entre las células del cuerpo social para matar ese virus maligno de la guerra mediatica, asesina de valores y principios ¡.
Es muy fácil observar ese juego macabro y sus cartillas si vemos ejemplos concretos, como aquél que todo el mundo VIO, OYO Y SINTIO, el monstruo creado por la oposición facista tres meses antes del “Referendum Confirmatorio”. Cuando ellos se dieron cuenta que el Presidente ganaria por mayoria-mayoritaria el referendum, inmediatamente se di-jeron, entre tragos aliñados con amargo de angostura en un solitario salón de un club privado o de una agencia de festejos: ¡Estamos perdidos pero no podemos aceptar ante el pais ni ante el mundo esta terrible derrota; tenemos que hacer algo¡. Y ENTONCES IN-VENTARON LA OLLA DEL FRAUDE.
Y esa olla la derramaron por todos los medios de comunicación nacional e internacio-nal, en un despliegue multimillonario en US dólares, financiado por los más oscuros intereses de la oligarquia financiera y mediática del pais y del exterior, una olla que jamás habiamos conocido los venezolanos en siglos. Pero como dice un famoso perso-naje de un show que todavía hace reir a generaciones de generaciones, la escualidez apátrida y amádrida “no contaba con la astucia de un pueblo” que ya no es aquel “bo-balicón” Juan Bimba creado por la IV Republica, porque la conciencia del pueblo Boli-variano esta más clara que el agua cristalina y químicamente pura (sólo H20).
Ahora la escualidez mediática y financiera debería haber aprendido la lección de que tienen que jugarle limpio a Venezuela, porque ya no hay mentira que puedan convertir en “verdad” a fuerza de maletinzazos de dólares en sus medios de tele-embustes ni pue-blo que se los cale, como aquel otro “torpedeo” necio que echaron a rodar, “de que no
hay libertad de expresión”. ¡Pero que arrecho es este pueblo, pueblo hecho conciencia, que les grita ¡MENTIROSOS¡ y les coloca entre la frontera de la locura y del suicidio politico.¡Este último fue su tobogán en las elecciones parlamentarias últimas(Dic.-05).
La mediocridad, la locura crónica y algunos dólares que todavía les quedan en sus alfor-jas les mantiene “vivos” en la pesadilla que ha sido para ellos las toneladas de tierra que el pueblo les echa en su tumba politica en cada elección o cita comicial del país.
Todavía vemos por ejemplo en los cintillos de un canal de tele-embustes, encuestas como la siguiente: ¿Cree usted que la represa de Caruachi le pueda dejar algun beneficio al pais? Y la respuesta grotesca de la estupidez ilustrada, preparada ahí mismo sobre el arrecostadero del tarantín mediático, fue más o menos la siguiente: Poco, 5 por ciento; algo, 5 ciento; ninguno, 80 por ciento; no contesto, 10 por ciento.
Por supuesto, como ya lo dijimos arriba, todos sabemos de donde vienen las respuestas:
del palangrista de turno en el kiosco mediático, drogado de miseria humana y ayudado desde un celular por algunos sectores disociados del Este de Caracas.
Comparto la opinión de alguien que en un medio de comunicación alternativa decia re-cientemente esta gran verdad: “Quien a estas alturas de madurez politica del pueblo venezolano pretenda pensar que por los cintillos de una pantalla de television van a lograr fabricar candidatos o hundir un proyecto de vida del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, está más pelao que rodilla de chivo, porque ya la conciencia ciudadana no se compra ni se vende en las pantallas de television sino que se pelea y gana en las calles, pueblos y caminos de Venezuela con ideas, con hechos, con realizaciones, con la verdad. ¡La libertad de expresión por esa verdad esta en la calle, no en las pantallas de tele-embustes¡”.
Creo honestamente que uno de los tantos méritos y créditos que tiene la historia de esta incipiente democracia social, protagónica y participativa de ocho años ha sido el desper-tar de las conciencias del pueblo venezolano para el reencuentro con los valores y principios morales, verdadero anclaje de subsistencia de un verdadero proyecto social, humano y solidario para las grandes mayorias nacionales.
Solamente por éso el proyecto Bolivariano ya tiene ganado el derecho a una estatua de verdadera democracia en el pico más alto de nuestro cerro el Ávila, que sea icono de nuestra gran ciudad. ¡Se oyen propuestas y colaboraciones para tal proyecto por parte de países, cunas de libertad y fraternidad como Francia, Suiza, Suecia, etc. Y propongo que la estatua sea el Gigante Simón Bolívar sobre un gigante y brioso caballo blanco, baña-do por la brisa del gigante guardián de la gran Caracas: ¡EL AVILA!.
Habiendo perdido la oposicion la batalla de los votos y la batalla de la credibilidad y del respeto del pueblo venezolano por muchos años, sólo les queda comenzar por el princi-pio de nuevo, valga la redundancia, es decir ganándose algo de respeto y algo de credi-bilidad de la gente para luego ir en la búsqueda de los votos. ¡Tremendo reto, para el cual no les auguramos mucho éxito, porque han sido tantos sus errores, pecados, delitos y torpezas, que estamos seguros que su sueño, entre un dopaje de miseria humana, será hasta el año de la pera por la tarde del siglo más nunca. La experiencia de las once últimas elecciones en ocho años lo confirma, en las cuales la pobre oposicion (pobre por bobalicona, torpe, necia, bruta, estúpida) ha recibido la patada más democrática por parte del gran pueblo venezolano. (02-02-06)
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