Globovisión: la marca del crímen

Ya es demasiado: Cada vez que Globovisión enfoca con sus cámaras a alguno de “esos” chavistas “marginales” de la periferia revolucionaria (círculos bolivarianos, colectivos populares, buhoneros, motorizados, dirigentes de base, escoltas, etc.), algo terrible termina ocurriendo. A decir de Ricardo Monsalve, de la Fuerza Socialista de Profesionales y Técnicos, Globovisión los “marca”, y luego de allí entra en juego la sinfonía de la muerte: Sicarios que vienen del paramilitarismo colombiano, no sé si conectados directamente a Globovisión, pero sí a la jauría golpista que conforman Nestor González González, Patricia Poleo, Robert Alonso, Jorge Mass-Canosa Hijo, Medina Gómez, Alberto Federico Ravell y la gente de Orvex (Organización de Venezolanos en el ¿Exilio?) y los Comandos F-4, estos últimos con sede en Miami.

Yo ví, con estos ojos que han de comerse los gusanos, todo una película de la penetración de la CÍA norteamericana y de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en Venezuela, con un despliegue de más de dos mil (2.000) agentes sembrados en toda la geografía nacional, infiltrados como corredores de seguros, buhoneros, agentes de viajes, empresarios, amas de casa, docentes de educación media, bomberos, taxistas y estudiantes. Con todo su prontuario, aparecen allí expertos francotiradores, explosivistas, sicarios, “hackaers”, comunicólogos, psicólogos criminales e imageinólogos; la mayoría jóvenes, incluyendo mujeres de altísimo perfil sexológico. Aquello da grima, porque donde tú menos piensas hay un infiltrado de la contrarrevolución espiándote hasta la forma de “defecar”.

El caso de los dos muchachos del Colectivo “Alexis Vive”, “marcados” por las cámaras de Globovisión durante una protesta pacífica por la no renovación de la concesión a Rctv (durante seis días seguidos fueron expuestos sus rostros sin rubor alguno); el del propio Alexis González, asesinado el 11 de abril de 2002 luego de recriminar airadamente la actitud “espía” de los reporteros de esa planta en el 23 de Enero; y el del líder motorizado Arquímedes Franco, a quien la televisora de Ravell había expuesto hace algunos meses como “el enemigo público No. 1”.

Y si unimos esto al empeño de Aymara Lorenzo de que a los “ponedores” de bombas contra el gobierno no se les puede llamar terroristas, sino “héroes de la patria”, entenderán ustedes que Globovisión tiene mucho que decir en toda esta escalada nazifascista.

También cabe mencionar todo el “trabajo” sucio que hizo Globovisión frente a los crímenes de Danilo Anderson y Jorge Tortoza, “enconchando” siempre a los sospechosos, y lanzando el velo de la culpabilidad sobre el gobierno y sus seguidores.

Necesariamente, algún día se le acabará la insolencia a Alberto Federico Ravell, y ya cuando no pueda apelar a más sus “chistecitos” burlones de mierda, tendrá que responder junto a sus socios Nelson Mezerhane, Guillermo Zuloaga y Marcel Granier, por todas las “rubieras” contra el sufrido pueblo venezolano. Vendrán los días en que rueden las máscaras, y quede al descubierto que, por mucha plata, por mucho apoyo gringo, por mucha corbata y perfume, y por mucha historia de impunidad, la vorágine popular impondrá su justicia, que ya no la justicia burguesa. Yo, que tengo 44 años, estoy seguro de ver ese día, y mi amiga Hindu Anderi, que es más joven, también...

(jeramedi@yahoo.es)


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