El INDECU, el incentivo al consumismo y el irrespeto a los derechos de la mujer

Días atrás, asistimos a la siembra de un discurso contra el consumismo
y el individualismo. En esa ocasión, escuchamos al Presidente Chávez
alertar sobre los peligros que acarrea para nuestro desarrollo como
sociedad, el creciente consumismo que experimentan y manifiestan los
ciudadanos. Ciertamente la preexistencia de actitudes consumistas en
nosotros (mal heredadas de la época de la llamada bonanza petrolera),
hacen que la labor de "reprogramación" del venezolano y la venezolana
sean mucho más arduas en el tiempo, en un camino que comporta
elementos claros de atención a procesos de aprendizaje informal y
formal en los que todos los ciudadanos debemos estar comprometidos.

Esto que llamo "siembra", a partir del discurso del Presidente Chávez,
ocurre como un acto claro de invitación a andar por la senda de
revertir malas costumbres y e insanas prácticas sociales, que nos son
impropias e impertinentes para nuestro propio proceso de construcción
de la soberanía nacional, es decir, son prácticas que no sólo no nos
pertenecen, que no tienen ningún vínculo con nuestros valores
culturales sino que, además, son contrarias al surgimiento de un
ciudadano que tribute a la construcción del socialismo que queremos
hacer.

Prácticas que envanecen al ser humano, que le enajenan de su
responsabilidad con respecto a la presevación de su entorno, que le
hacen sentirse aislado o no imbricado en el proceso de atender y
cuidar a sus compatriotas y el entorno en el que se despliega su
quehacer como comunidad, como sociedad, son, sencillamente
intolerables para el nuevo ciudadano que emerge, o debiera emerger, de
los distintos procesos de cosntrucción política y social que estamos
experimentando como sociedad.

En este sentido, qué duda cabe que es de esperar que la siembra a la
que el Presidente nos hace un llamado para ser efectiva debe estar
acompañada del compromiso irrestricto de todas las instituciones del
Estado, comprometidas éstas con las distintas formas de aprendizaje
que ocurren en el plano de los procesos de cosntrucción
político-social emergentes, pero también comprometidas totalmente con
el apego a las leyes nacionales y otras normas de la República o
internacionales de las que nuestro país sea firmante, no sólo las
mínimas de convivencia y respeto mutuo, sino las más sentidas de
respeto a las minorías y de los derechos sociales básicos de mujeres,
niñas y niños.

En estos últimos días he asistido con algo que llamaré estupor (sin
que la palabra represente cabalmente el asco y la indignación
sentida), a la existencia en algunos canales de televisión de un
comercial cuyo resumen podría ser: "gánate la cirugía que deseas".
Donde se invita a las consumidoras, y quizás también con la esperanza
de captar a algún consumidor del sexo masculino, a que participe con
su compra en una determinada cadena de farmacias, en el sorteo de la
cirugía que se desee en cualquier parte del cuerpo y así mejorar la
apariencia física. Todo esto acompañado con una imagen animada de una
figura femenina en la que se agrandan y reducen algunas zonas del
cuerpo, como abdomen, busto y nalgas.

Pese al asombro y asco que este anuncio publicitario me generó, y a
pesar también de mi incredulidad, observé que el aviso de notificación
al INDECU es bastante claro en la parte inferior de la pantalla. Según
lo allí indicado, y salvo que sea información falsa, el INDECU conoce
de la existencia de ese comercial.

Ciertamente este tipo de anuncios no sólo van en contra de la
construcción del nuevo ciudadano si lo que queremos es sembrar valores
positivos para la construcción de país hacia la que queremos andar,
sino que además, muestra una actitud claramente discriminatoria hacia
las mujeres, y hacia los hombres que puedan sentir también esa oferta
como una necesidad para si mismos, y qué duda cabe de que contribuye a
introducir en el usuario de esos canales algo absolutamente opuesto al
llamado que se nos hace, ya no sólo desde la Presidencia de la
República sino desde la vida misma, a construir un espacio en donde
las actitudes consumistas e individualistas cedan paso a actitudes más
colaborativas y más de comunidad entre nosotros.

Finalmente, el que el INDECU haya otorgado permiso a este tipo de
publicidad en un medio de divulgación masiva atenta contra lo
contenido en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, Adoptada por la Asamblea General en su
resolución 34/180, de 18 de diciembre de 1979 y entrada en vigor: 3 de
septiembre de 1981, que en el epígrafe primero de su artículo 5
establece:

Artículo 5: Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para:

a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y
mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las
prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén
basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de
los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres;

Sin duda, la participación del Instituto para la Defensa y Educación
del Consumidor y Usuario, en el proceso de re-educación del venezolano
y la venezolana en sus actitudes individualistas y consumistas es
fundamental, pero aún más, la labor en este proceso debiera atender,
qué duda cabe, a dos sectores claves en la generación de este tipo de
prácticas: los consumidores en primer término, y los comercializadores
y fuerzas productivas en general.

Está claro que estamos aprendiendo, y ya el venezolano no consume
ciegamente todo cuanto le es vendido, pero aún allí, el compromiso de
todas las instituciones y de todos los actores de la sociedad es
fundamental.

petrizzo@gmail.com


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