“La Hojilla” perdió el filo

En la actualidad es tan poca su audiencia que de repente muy poca gente la vio el sábado pasado, esa muleta de apoyarse en videos de las intervenciones y discursos de Chávez, deja a las claras que se le acabaron los argumentos. El cuento de pretender meter miedo no les funcionó, seguir intentándolo son ganas de perder tiempo y saliva.

Luego de la derrota del 6D fue más patético, el conductor anunció que el programa sería solamente de una hora, se acabaron aquellas kilométricas denuncias, grabaciones, e irrespetos a la dignidad de la personas, combinado funciones de Gran Gurú, filosofo del Psuv y del gobierno. Ya ni coordina la verborrea, afirma con una fuerza gesticular que el ex presidente no ha muerto, y posteriormente suelta aquella frase, verdadera por cierto, “Chávez era único”, entonces si era, es porque ya no existe, pasó a otro plano.

Luego las palabras lo enredan al criticar al “imperio” diciendo “ellos nunca nos perdonaran por haber intentado hacer una revolución”. Pareciera que el subconsciente lo traicionó, dijo prácticamente que no había revolución. Uno entiende que la diferencia de votos lo haya golpeado, lo inexplicable es el hecho de perder la brújula ante lo inútil de los ataques contra la oposición, buscando chivos expiatorios en todos lados sin poner su barba en remojo.

Ese tipo de programas se convirtieron en los principales activistas del antichavismo, pues los métodos y ofensas alejaban a los que intentaban incorporarse al proceso. Chávez que si se daba cuenta de todo, mandó a sacarlo fuera del aire, entendió que era más lo que perjudicaba. Siendo tanto la precaución que al regresar lo incluyen los sábados a las ocho de la noche, un día y a una hora donde casi nadie lo viera.

La noche del pasado sábado le dio un ataque de desesperación ante la preocupación de que la izquierda pierda el poder, casi llora anticipadamente la derrota de Nicolás Maduro en las próximas elecciones presidenciales. Creyéndose la conciencia del Psuv, llamando al respeto. Él, precisamente que marcó un estilo de opinión en donde esa palabra no existía, su norte siempre fue la prepotencia y los intentos humillación.

No le da el visto bueno a que se practique la libertad de expresión, criticó a Aporrea por dejar que fluyan todas las corrientes del pensamiento humano, de seguro que de ser una artillería de ataque contra la alternativa democrática, los felicitaría. No es extraño que de tanto pretender sembrar temor, se contaminó el mismo y hoy por hoy le aterre movilizarse sin escoltas, ante tanto odio sembrado. Seguro que en su interior sabe que las campanas suenan por él.

 

urbanorodriguez@gmail.com



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