Carta abierta a Ernesto Villegas

   Me he apresurado a escribir esta carta al ahora nuevo Ministro de Comunicación antes de que pueda ser deglutido por la burocracia y el tareísmo que ha caracterizado ultimamente el trabajo de ministros y ministras. Sin embargo, conocemos de su capacidad crítica y su buena formación como periodista; a esas cualidades apelamos para que lea esta misiva que no intenta otra cosa que hacer de su conocimiento reflexiones que hemos realizado desde hace ya más de una década sobre el tema de la comunicación.

    Ud. ha dicho que la nueva política comunicacional debe estar dirigida a los no convencidos y a divulgar los logros de la Revolución Bolivariana. Pensamos que también  debe estar  orientada hacia la formación de nuevos hábitos sociales que, al mismo tiempo, estimulen la capacidad asociativa, el pensamiento abstracto, la comprensión de las relaciones causa-efecto, la causalidad histórica, etc. y que contesten a los introducidos y reproducidos por las industrias culturales transnacionales que han llevado a la sociedad venezolana a valorar positivamente el inmediatismo, la acriticidad, las horribles y nocivas publicaciones de autoayuda, los enlatados televisivos, las telenovelas,  etc.

    Nuestros medios de comunicación de masas, especialmente los televisivos y dentro de ellos los del Estado, se rigen por las  pautas de la televisión estadounidense (la decoración de los sets colores, mobiliario, disposición del mismo, etc.- el tono, vestuario, gestualidad, lenguaje y las cadencias de los/as locutores/as, los intervalos seguidos para las interrupciones mediante cortes para pasar propagandas, tipos de programas y muchos otros aspectos) que como es dable suponer obedecen a las pautas culturales de ese país imperial. Todavía subyace una subvaloración de los gustos estéticos populares, considerados chabacanos y de mal gusto. Lo cierto es que no existe en los medios estatales una adecuación entre la forma de presentación y los nuevos contenidos que dichos canales pretenden ofrecer, sin hablar de cómo reflejan una mimetización con los patrones que nos llegan desde el norte. Por otra parte, la hiperconcentración del control de la información en los medios privados, heraldos de la contrarrevolución y el Imperio, sin que exista una respuesta proporcional por parte del Estado bolivariano y la sociedad venezolana, se han constituido en una verdadera amenaza contra el derecho a la información de nuestro pueblo así como en un factor de perturbación de su salud mental. En tal sentido, sería necesario invertir más en la masificación y el mejoramiento cualitativo de los medios estatales, de los medios comunitarios de comunicación (radio, TV, documentalismo,  empresas editoriales socialistas, escuelas de formación de personal, creación de cadenas o sistemas de medios comunitarios, etc.) con el objeto de fortalecer  la conciencia social y política así como la identidad cultural de la población venezolana.

   Las clases medias y altas, como producto del neocoloniaje, actúan convencidas de que no hay alternativa al capitalismo como sistema; por dicha razón, definen sus identidades con base a la alteridad, considerando inevitable la dominación foránea. A esta situación no escapan importantes sectores de las clase media y baja. Por lo anterior es necesaria una política comunicacional de Estado quetenga como objetivos prioritarios, en primer lugar educar a la población y simultáneamente  hacer visible a Venezuela en el mundo, a través de la difusión de los logros estratégicos de la Revolución Bolivariana, de sus avances internos y de su internacionalismo solidario con los Estados débiles de América Latina. Esapolítica debe deslastrarse de la manera como ha llevado hasta ahora el Estado venezolano la comunicación con sus ciudadanos/as y con los países vecinos, actuando siempre y solamente de manera reactiva: a un ataque, una respuesta defensiva, sin que exista, al parecer, una agenda comunicacional propia y paralela dictada por los intereses nacionales, ya sean éstos para las relaciones internas o para las relaciones internacionales. Como ejemplo señalaremos la práctica seguida hasta ahora: a una mentira dicha por el Departamento de Estado de EEUU, o un ataquede las derechas latinoamericanas o la venezolana, el Estado venezolano se defiende. Debido a la dictadura mediática internacional, los mensajes en respuesta son transmitidos por todos los medios estatales, por lo cual éstos  se encuentran enfrascados permanente y casi exclusivamente en campañas defensivas. Aunque defender a Venezuela de las mentiras mediáticas y de las agresiones de EEUU, Colombia o de cualquier otro gobierno es no sólo legítimo sino necesario, también lo es el tener una agenda comunicacional propia que sea independiente de las agresiones.Tal política debe incluir claramente los límites hasta dónde el Estado tolerará las transgresiones del marco legal por parte de los medios privados. Hasta ahora, la lenidad con que actúan los canales comerciales de televisión y en general todos los medios privados de comunicación masiva, violando las leyes vigentes, ha agravado la situación. Por otro lado los canales televisivos del Estado tratan de convencer a los/as ya convencidos/as, y no poseen por lo general una programación educativa destinada a resolver nuestras carencias. La política comunicacional debe ser orgánica: no debe haber discrepancias en los mensajes transmitidos por los entes del Ejecutivo, por lo que dichos mensajes deben ser elaborados de manera coordinada entre  ellos. Por otro lado, se debe establecer de manera coherente el papel que jugarán los satélites Simón Bolívar y Francisco de Miranda en laimplementaciónde esa política comunicacional, tanto a nivel interno como externo.

   Éstas son sólo algunas de muchas de las ideas  sobre las cuales  hemos reflexionado y publicado. Esperamos que le sean útiles al nuevo ministro y, especialmente, a la patria toda.

Iraida.vargas@gmail.com



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