Por qué tenemos que seguir pegados al espejo retrovisor viendo al pasado

El Departamento de Estado encomendó a sus operadores políticos la infeliz tarea de convencer al Pueblo de que se despegue del espejo retrovisor para que se olvide del pasado, porque según ellos, con la memoria histórica no se va al mercado, ni se consigue vivienda, ni se alcanza la felicidad humana. Pero es curioso que al mismo tiempo estos politicastros se la pasan recordándole al Pueblo la inflación del año pasado, y la “regaladera” que hizo el Presidente el año pasado, y recordando a cada rato todo el pasado de la Revolución Bolivariana, pretendiendo de este manera hacer un uso exclusivo del “tiempo pasado” para ofrecer sus prometedoras políticas para el futuro. Es decir, la memoria histórica solo sirve para los intereses de la burguesía pero no para los intereses de los trabajadores. Bien bueno.
 
Esto me trae a la memoria la famosa frase de Obama cuando dijo en la Quinta Cumbre de las Américas la celebre frase: “yo no vine aquí para hablar del pasado, yo vine aquí para hablar del futuro". Algo así como cuando los muchachos le dicen a uno “no te enrolles, pasa la página”. Qué bolas. El comandante Chávez se quedó loco, no entendía como el presidente del imperialismo yanqui venía a pedirnos que olvidáramos el pasado. Increíble pero cierto. A Chávez no le quedó más que regalarle el libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. Y apuntó muy bien, porque en Nuestra América las venas continúan abiertas.
 
Hay que ser bien güevón para dejarse confundir con esta táctica de guerra mediática. Muy sencillo, si olvidamos el pasado volveríamos a votar por ellos. Tal cual lo hace la clase media escuálida que ya olvidó que el neoliberalismo no les permitía comprar vivienda y ahora sí pueden, muy a pesar de las estafas de la burguesía inmobiliaria.
 
Si nos olvidamos del pasado tropezaríamos de nuevo con la misma piedra. Si nos olvidamos que el golpe petrolero le costó al Pueblo 20 mil millones de dólares, es decir, un millón de dólares por cada empleado que abandonó su puesto de trabajo, entonces volveríamos a contratarlos para que dirijan y administren la industria más importante de Venezuela, y de paso le entregaríamos de nuevo el cerebro electrónico de PDVSA a una potencia extranjera para que controle nuestro petróleo. Qué manguangua.
 
La derecha nos pide que olvidemos que la burguesía es asesina, cuando todavía está asesinando líderes campesinos y sindicales. La derecha nos pide que olvidemos que la burguesía agraria se apropió de las mejores tierras del pueblo. Y nosotros nos preguntamos, ¿si olvidamos el pasado, cómo coño vamos a expropiar a los expropiadores? ¿Si no nos pegamos del espejo retrovisor del pasado cómo vamos a prevenir el hambre? ¿O es que el hambre no se previene sino que se combate? No me jodan.
 
Para prevenir el hambre tenemos que conocer las causas del hambre, y la derecha quiere que olvidemos que la causa del hambre es el capitalismo, solamente porque ellos defienden a la burguesía. Las causas de nuestros males presentes están precisamente en el pasado, y si no nos ponemos las pilas y no le expropiamos los medios de producción a la burguesía, las consecuencias se multiplicarán en el futuro. Porque es en la demora que está el peligro.
 
Nuestro enemigo de clase asecha y vale preguntarnos: ¿Será que la derecha tiene pensado quemar los libros de historia? ¿Será que quieren eliminar la carrera de Historia de las universidades y eliminar la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales? ¿Estará en sus planes demoler el Archivo General de la Nación y el Centro Nacional de Historia? ¿O solamente aspiran a que hagamos praxis política sin historia con el objetivo de reconstruir una colonia sin identidad ni memoria para que nunca cicatricen nuestras venas?
 
Ni lo sueñen. La historia y la praxis pertenecen a un mismo proceso. La praxis política recoge la experiencia histórica y genera todos los días un nuevo referente histórico que nos permite corregir los errores, al tiempo que nuestras victorias nos inspiran a seguir luchando para expropiar a los expropiadores.
 
¡A quién se le ocurre! ¿Cómo nos vamos a liberar si olvidamos nuestros errores y nuestras victorias? ¿Cuándo nos vamos a unir para la lucha si olvidamos nuestros intereses étnicos, nacionales y de clase? La historia es una herramienta de lucha. La experiencia colectiva de los Pueblos no podemos olvidarla. Es una cuestión de vida o muerte. Así como nuestras experiencias individuales nos permiten sobrevivir, crecer y desarrollarnos, igual la experiencia colectiva nos sirve para liberarnos de la burguesía, crecer y desarrollarnos como Pueblo y como clase.
 
Y si no nos liberamos nunca vamos a poder tomar decisiones colectivas sobre la producción, la distribución y el consumo de los bienes materiales e intelectuales necesarios para seres humanos. Es decir, no podremos controlar nuestro humano metabolismo social y seguiremos sometidos por las leyes del sistema del capital que solo controla una sociedad de empobrecidos y robots. Si no nos liberamos de quienes pretenden que olvidemos el pasado y siguen defendiendo el sistema, no podremos ir al abasto, ni construir viviendas para el Pueblo ni alcanzar la felicidad humana libre del trabajo alienado y subsumido por el capital.
 
Si no fuera por la historia y la experiencia de la Revolución Cubana, el Che nunca hubiera entendido que “en el imperialismo no se puede confiar pero ni un tantico así, nada”. De modo que cuando estos mamarrachos nos inviten a que dejemos el pasado atrás para que construyamos juntos un país de iguales, no nos queda otra que responderles como dicen en Vive TV:
 
¡Prohibido Olvidar!
 
 
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Fernando Saldivia Najul

Lector de la realidad social y defensor de la sociedad sin clases y sin fronteras.

 fernandosaldivia@gmail.com

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