Parte I

La television comercial = manipulación de la sociedad

    Hoy en Venezuela, sin que nos asombremos para nada, vemos como” la verdad” toma un rumbo u otro totalmente distinto, según el emisor de dicha verdad. Esto se ha vuelto cotidiano y reiterativo. Los medios de comunicación disociados no se ruborizan ni una ñinguita, cuando tuercen la verdad según les convenga.  Y todos lo sabemos o creemos saberlo. Es el caso lamentable del Sr. Franklin Brito. Por mucho que el gobierno se afane en aclarar que nada tuvo que ver en la muerte de este señor (para mi, el mismito se mato, porque la avaricia rompe el saco) y que por el contrario, lo favoreció con créditos, un tractor y saneamiento de sus tierras, etc., los medios opositores sigue con la cantaleta de señalar a Chávez como el autor intelectual de la muerte de Franklin Brito. Ya CNN vocifero a través de la periodista-mercenaria Patricia Janiot,  que el Sr. Brito había muerto a causa de la huelga de hambre que había mantenido porque el gobierno del presidente Chávez le había “expropiado unas tierras” que tenía como productor agrícola. Luego en próximas emisiones corrigieron un poco la versión, pero ya el daño estaba hecho y ellos, CNN habían cumplido con su misión de torcer la verdad, para echarle vainas al gobierno venezolano y favorecer a la oposición. Aquí Globovision (partido político de oposición) con alguna responsabilidad en la muerte del Sr. Brito, pues lo presionaron para que continuara con la huelga de hambre, no para de manipular los hechos, para que creamos que Chávez es responsable y debe pagar.

    Lo cierto es que siempre contamos con por lo menos dos versiones de un mismo hecho y para contribuir a que tengamos elementos para discernir la verdad verdadera y mantengamos una actitud crítica  ante los medios comerciales de información, sobre todo la Televisión, aquí les resumo parte de un artículo que copie y  resumí alguna vez, luego lo borre y   no tuve el cuidado de  mantener quien era su autor original, sin embargo creo que la información vale la pena, pero en vista de que es algo extensa la colocare en dos entregas. He aquí la primera parte:

    “La televisión como fenómeno social recibe escasas críticas en comparación con el enorme poder del que dispone para autopromocionarse. Aún así las pocas críticas que sobre ella se vierten suelen centrarse en la facilidad con la que puede realizar una manipulación partidista (se menciona menos la manipulación ideológica), en lo indeseable de algunos de sus contenidos, en especial los violentos, y en la frecuente falta de calidad y la

    Trivialidad de muchas de sus propuestas (telebasura). Las propuestas derivadas de estas críticas se centran a su vez en una mayor democratización de sus estructuras, en la autocensura ética de alguno de sus contenidos, en una tibia llamada a la calidad de sus programas y en un repertorio de propuestas educativas para "ver mejor" la

    Televisión con una perspectiva más crítica.

    La televisión es un aparato especialmente eficaz para suprimir millones de interacciones entre las personas y todo lo que la interacción produce: conocimiento, lenguaje, comunicación, estructuras de relación, afecto, contacto, conflicto, creación, organización social y poder. Basándose en la dificultad que el cerebro tiene (y en especial el sistema emocional) para distinguir entre la realidad y las imágenes virtuales, la televisión desplaza las interacciones de las personas entre sí y con el territorio, y las sustituye por la contemplación de un espacio virtual en continuo movimiento, cuyas imágenes han sido seleccionadas y manipuladas intencionalmente por unas pocas personas al servicio, en última instancia, de la comercialización a gran escala. La televisión mientras, desarticula las redes naturales de relación social, desplaza las preocupaciones al espacio virtual y esconde el deterioro del espacio real. A su vez consigue, con una eficacia desmesurada y sin que se note mucho, acelerar la concentración de poder sobre la realidad misma.                                                                              

    La dificultad para distinguir la realidad de las imágenes de la TV: El punto de partida del análisis es la dificultad que el sistema nervioso en su conjunto tiene para distinguir las imágenes de la realidad de las imágenes virtuales o de representación de la realidad. Por eso lloramos viendo una película de ficción o nos emocionamos con

    los anuncios de turrones. El cerebro ha ido evolucionando en los organismos más complejos, incluida la especie humana, basándose en la credulidad de lo que ve. Todo el mundo sabe que añadir una imagen a una noticia cualquiera le confiere un carácter de más veracidad. Las informaciones icónicas producen en el cerebro la sensación de que son algo intrínsecamente creíble. A lo largo de la evolución no ha sido necesario desarrollar la capacidad de discriminar las imágenes virtuales de las reales, puesto que estas primeras no existían o eran poco relevantes (espejismos, reflejos en el agua, o dibujos estáticos poco precisos).La memoria aún tiene más dificultades para distinguir la procedencia de las imágenes mentales que posee. De dónde me viene la idea que tengo del otoño ¿de mi experiencia o de las películas que he visto? Y la idea de la edad media ¿de mi imaginación, de los textos que he leído o de las imágenes que he visto? ¿Y la idea de un sindicalista? ¿Y la de África? ¿Y la de la guerra? Cuando la imaginación compite con las imágenes virtuales, estas últimas suelen tener más fuerza. Millones de niños y niñas imaginaron, mientras leyeron, su Harry Potter particular; después de ver la película ya no pueden imaginar otro que el actor que aparece en el film. Una vez que entra una imagen en la memoria ya no es posible borrarla conscientemente. Muchas personas tienen miedo ahora de que secuestren a sus hijos, incluso aunque vivan en hábitats tranquilos, por el mero hecho de que han visto cientos de relatos amenazantes en los programas de "telerrealidad".

    Mirar la TV: El sistema nervioso necesita una estimulación mínima para no desorganizarse. Por eso miramos el fuego de la chimenea en una habitación en semipenumbra, la cascada en una pared de la montaña y las luces del árbol de navidad. En un salón de objetos familiares y estáticos, en ausencia de otros estímulos, miramos antes la TV que la pared o el armario. No es necesaria una propuesta televisiva muy interesante. Como una bombilla de colores en movimiento que es, capta nuestra atención con más poder que el verde del sofá o las curvas inmóviles de las cortinas. Para mantener su atención la pantalla necesita producir numerosos estímulos y alteraciones. El espectador no aguantaría la imagen estática de un locutor más allá de unos pocos minutos. Por eso la TV hace una pequeña trampa que se denomina "acontecimiento técnico". Un acontecimiento técnico es la alteración intencionada del flujo o movimiento natural de un acontecimiento: un cambio de plano, una aceleración, una ralentización, un objeto que entra en pantalla, un cambio de sonido, una perspectiva extraña, etc. Si se mira una televisión encendida desde detrás de la pantalla en una habitación a oscuras, puede observarse un relampagueo constante que indica la utilización de acontecimientos técnicos visuales con el objetivo de mantener la atención del espectador. Escucha el griterío y los ruidos de la televisión del vecino en una noche de verano: son los acontecimientos técnicos auditivos. 

    El fenómeno de la habituación al estímulo, bien conocido por la psicología de la percepción, ha provocado que el número y la velocidad de acontecimientos técnicos haya ido subiendo con los años en los programas de la televisión (de uno cada 20 segundos a uno cada 4 segundos). En la publicidad (en general de poco interés para el espectador) el número de acontecimientos técnicos sube a uno cada uno o dos segundos para mantener la atención sobre la pantalla. Las películas por su parte se parecen cada vez más a la publicidad y ésta a los video-clips. El espectador, al aburrirse, provoca con el mando a distancia nuevas alteraciones que le siguen manteniendo pegado a la pantalla. En el mundo real las cosas no se alteran claramente cada dos o cuatro segundos, así que el mundo real puede llegar a ser menos atractivo para el sistema nervioso que la televisión. 

    Para mantener la atención, además de la aceleración de los acontecimientos técnicos, ha sido necesario ir subiendo el impacto emocional de las propuestas televisivas. Así se ha ido incrementando el valor provocativo de los estímulos, lo que antes era un debate tranquilo, ahora tiene que ser necesariamente acalorado, la

    retransmisión de robos de ficción ha ido dando paso a la filmación directa de conductas delictivas. El repertorio de extravagancias empieza, a su vez, a ser habitual. Al igual que ya se televisan intervenciones quirúrgicas, es previsible la retransmisión de la tortura, los suicidios y todo aquello que pueda mantener sentados a los espectadores, para que vean entre unos y otros programas, o en el interior de los mismos, unos cuantos mensajes de carácter comercial o ideológico. Para mantener la atención la televisión transforma todo lo

    que trata en espectáculo. El discurso político, el conocimiento, el conflicto, el temor, la muerte, la guerra, la destrucción son fundamentalmente espectáculo para la televisión.

    El flujo continuo de imágenes dificulta los procesos cognitivos complejos 

    La situación de privación sensorial en la que se visualiza la pantalla de la televisión (prolongadamente quietos, en una habitación en semipenumbra, sin hablar y sin relacionarse) produce en el espectador un estado parecido al de la ensoñación, dejando camino libre a la implantación de imágenes en nuestro cerebro. Imágenes que han sido previamente seleccionadas, tratadas, aceleradas, cortadas y combinadas por otras personas. La ensoñación, vivida como propia, en realidad es de otras personas lejanas con unos objetivos muy diferentes a los nuestros. 

    En la conversación, en la lectura y en la acción, la velocidad del procesamiento de la información la ponen quienes las realizan. En estas acciones se puede interrumpir, preguntar, releer, subrayar, volver a mirar, manipular. Las imágenes de la televisión, sin embargo, entran directamente en los bancos de la memoria sin poder ser filtradas, ni procesadas. Ante el flujo de imágenes la mente actúa sólo como receptáculo. 

    Una de las especificidades del ser humano es el hecho de ser un animal simbólico, esto es, puede realizar abstracciones a través del lenguaje. Para desarrollar la capacidad de abstracción la mente necesita alejarse de las imágenes concretas. Las palabras al convertirse en imágenes reducen su campo semántico, se empobrecen y la capacidad de razonar con ellas se dificulta. Si la palabra "éxito" va acompañado de la imagen de un joven ejecutivo sonriente, el campo semántico del concepto "éxito" tiende a reducirse a aquello que la imagen muestra. La televisión supone una preponderancia de lo visible sobre lo inteligible. Mientras se ve la TV no se pueden llevar a cabo procesos cognitivos complejos como contextualizar, inferir o cambiar la perspectiva. La información que se trasmite no puede ser pensada en el momento de la exposición. Al suprimir el esfuerzo cognitivo en el espectador, se suprime también el placer de la comprensión y de la reflexión. La televisión se opone a la práctica del entendimiento, de la argumentación y la racionalidad. Se piensa por asociación simple.

    Las asociaciones son creadas intencionalmente. La publicidad es fundamentalmente asociativa. No por casualidad la persuasión del discurso político se ha ido desplazando del poder de la argumentación al de la apariencia, la imagen y las asociaciones emocionales. Al mezclarse realidad con ficción, publicidad con noticias cortas, al cambiar de lugares, temas y canales con tanta facilidad, al descontextualizar y manipular las imágenes, al tratar muchos temas lejanos y pocos cercanos, y al estar el cerebro que lo mira a bajo rendimiento, se crea una especie de sopa o caleidoscopio en el que uno no sabe a qué atenerse, borrándose las fronteras de la verdad y la falsedad. Al perderse los referentes directos de la realidad, se crean las condiciones adecuadas para implantar imágenes y convertirlas en el referente más potente”.

    Hasta aquí esta primera entrega, muy pronto estaré colocando las sucesivas.

    geop2000@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 4314 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter