“Bush es el culpable de que mi hijo esté muerto”.

Familia de soldado dominicano muerto en Irak culpa a Bush

Juan Alcántara, de 22 años terminaba su servicio de un año en Irak el pasado 28 de junio, pero el presidente Bush ordenó una extensión de 4 meses

Juan Alcántara, de 22 años terminaba su servicio de un año en Irak el pasado 28 de junio, pero el presidente Bush ordenó una extensión de 4 meses

Credito: El Diario/La Prensa

NUEVA YORK — “Bush es el culpable de que mi hijo esté muerto”. Así gritaba ayer, en medio de un mar de llanto, María Disla, la madre del último soldado dominicano muerto en Irak, revelando que su hijo Juan Alcántara, de 22 años, “terminaba su servicio de un año en Irak el pasado 28 de junio, pero el presidente Bush ordenó una extensión de 4 meses”. Alcántara, que cumpliría 23 años el próximo 27 de agosto, tenía 3 años en el Ejército y fue enviado a Irak el 28 de junio del año pasado. El 29 de junio de este año, un día después de cumplir un año de servicio en Irak, nació su hijita Jayleni Marie.

La hermana del soldado, Fredelinda Peña, de 25 años, quien es oficial de policía del cuartel 32, dijo que la familia solicitó a través de la Cruz Roja un permiso para que Alcántara pudiera estar en el parto de su hija, “pero el Ejército le negó el permiso aduciendo que la bebé iba a nacer de forma normal”.

“El no llegó a conocer personalmente a la niña, sólo por internet. Planeaba regresar en septiembre para conocerla, y ya tenía todo preparado para viajar en diciembre con toda la familia a Higüey, en la República Dominicana, para dar las gracias a la Virgen de la Altagracia”, dijo Disla.

De acuerdo con Peña, el soldado murió cerca de las 2 a.m. del lunes pasado durante un operativo de seguridad dentro de un edificio en Kuwait, cuando bandos enemigos lanzaron una bomba.

“Nos dijeron que un grupo murió y que mi hermano cayó herido, pero no sobrevivió porque perdió mucha sangre”, dijo Peña.

Según la familia, Juan Alcántara se enroló en el Ejército luego de terminar la secundaria en la escuela Edward Reynolds West Side, de Manhattan.

“El quería salir adelante, ingresar a la universidad. Se puso a buscar en internet y se dejó deslumbrar con todos los beneficios que promete el Army. Un día, cerca de las 6 de la mañana, se aparecieron unos soldados y se lo llevaron. Todo iba bien hasta que lo enviaron a Irak”, dijo Disla, quien afirmó que rezaba todos los días por el bienestar de su hijo.

“Yo le aconsejo a los jóvenes que no firmen para ingresar al Ejército, que Bush está peleando por petróleo. Esa guerra es entre Bush padre e hijo y la gente de Irak. Si Bush quiere seguir peleando, que mande a sus hijas y a su familia”, dijo la apenada madre.

En el altar que levantaron amigos y familiares frente al edificio donde residía el soldado, el 248 de la avenida Wasdworth, había una cruz de cera trazada en el piso, con los colores de la bandera dominicana; rosas y claveles blancos, velones encendidos, fotos y, entre decenas de mensajes, una nota: “Tú eres nuestro héroe”.

Deyanira López, una vecina que conocía al soldado desde que era un niño, lo describió como un joven amable, cariñoso y atento.

“Si él me veía con una bolsa, me decía: doña, ¿la puedo ayudar con el paquete? El era el único hijo varón de esa señora. Yo vi cuando dos soldados de Ejército se presentaron a dar la noticio. Ella salió gritando como loca”, dijo López.

Peña dijo que su hermano, luego de cumplir con el Ejército, planeaba ingresar a la policía de Nueva York



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