Análisis de la web de Reporteros Sin Fronteras

Desmontando los informes de la ONG sobre Venezuela

Robert Ménard, presidente de RSF

Robert Ménard, presidente de RSF

Credito: RNV

La óptica con la que la ONG internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF) aborda el periodismo en Venezuela merece ser tema de profundo análisis. Aunque la disección puede hacerse desde diversas ópticas y así lo han hecho numerosas veces varios organismos independientes, el presente reportaje se ocupa del lugar que ocupa Venezuela en la web de esta ONG. Una mirada crítica al análisis que RSF hace de Venezuela en Internet.

El ejemplo más reciente de la política informativa de RSF sobre Venezuela se produjo cuando dicha organización calificó abiertamente la no renovación de RCTV como “cierre” (1), a pesar de ir esa denominación contra la terminología legal, que es la que debe usar un periodista. Tras la salida de RCTV por cable el 16 de julio, RSF guardó un significativo silencio al respecto. ¿Cómo justificar que una televisora “cerrada” volviera a emitir y que el gobierno que la “cerró” no hiciera nada para impedirlo? ¿Cómo ocultar el hecho de que RCTV pudo -de haber querido- transmitir por cable desde el mismo momento en que se le venció su concesión para operar al aire, el 28 de mayo pasado? Ante lo incómodo de estos interrogantes, RSF no se pronunció. Pero la incomodidad de Robert Ménard y su ONG con el gobierno bolivariano de Venezuela viene de lejos...

En su informe sobre el Golpe de Estado (2) (que se publicó un año más tarde: no hubo comunicado de RSF sobre el cierre -que sí fue un cierre- de VTV en abril del 2002) intentan abordar el tema desde una perspectiva objetiva, y por momentos parece que lo logran. Pero esa aparente imparcialidad en parte del cuerpo del informe parece sólo una coartada moral para justificar el hecho de olvidarla completamente en las conclusiones: “la principal responsabilidad en la degradación de la situación de la libertad de prensa, corresponde al presidente Hugo Chávez, y a su gobierno” (página 28). Una afirmación que resulta muy poco creíble, cuando durante su propio informe -página dos- describen con detalle el papel de los medios privados en la realidad política y social venezolana, como por ejemplo durante el sabotaje petrolero iniciado en diciembre del 2002: “Difusión de propagandas incitando a la desobediencia civil, retransmisión de llamadas a la sublevación armada, difusión de informaciones falsas... en realidad, los principales medios de comunicación privados hacían algo más que apoyar la huelga; a su manera participaban en ella, al precio de trampear con los más elementales principios de la deontología. Ocho meses antes ya habían aprobado un golpe de Estado que llevó al derrocamiento del presidente Chávez, durante cuarenta y ocho horas”. Lo sorprendente es que, después de esta narración de una abusiva violación de la más elemental ética periodística por parte de los medios privados, a continuación califiquen la respuesta gubernamental ante la misma como una “ofensiva”, “represalia”, y acusen a los medios públicos de ser “peores” que los privados, sin aportar datos comparativos que sustenten esa afirmación.

En el encabezado de su página principal en español, RSF muestra su “Barómetro de la libertad de prensa”, donde se señala que en todo el mundo, en lo que ha transcurrido del año 2007 (hasta el 18 de Julio del 2006 en que fueron tomados los datos para este reportaje), 58 periodistas y 10 colaboradores han sido asesinados, y a tal fecha se encuentran encarcelados 130 periodistas, 6 colaboradores y 66 “ciberdisidentes”. En ninguna de las cinco categorías del barómetro aparece Venezuela, mientras que sí lo hacen países menos criticados por esa misma ONG, como Brasil (un muerto), o Perú (un muerto). Sin embargo, si uno lee los informes, o simplemente los titulares de la web en español, sobre la situación de la prensa en la República Bolivariana, notará cómo ésta ocupa un lugar privilegiado en los reproches de RSF. Estados Unidos, curiosamente, sí forma parte de la estadística del barómetro, en la sección de “Periodistas encarcelados”: Sami Al-Haj, cámara sudanés de Al-Jazira detenido en Guantánamo desde 2001. Recientemente el bloguero estadounidense Josh Wolf fue encarcelado durante más de siete meses en su propio país, por negarse a revelar sus fuentes a las autoridades. Todo esto lo admite, critica y publica RSF. Estados Unidos ha mantenido dos periodistas encarcelados (uno de ellos continúa en la cárcel) durante el presente año; Venezuela ninguno. En Brasil y Perú se ha asesinado a un periodista en este 2007; en Venezuela a ninguno. Sin embargo, el número de comunicados emitidos no se corresponde con esta realidad: 5 para Brasil y Perú (un muerto cada uno), 9 para Estados Unidos (con dos periodistas encarcelados este año) y 9 para Venezuela (sin muertos ni encarcelados).

Otro aspecto interesante para analizar en su web es la famosa y polémica clasificación anual sobre la libertad de prensa (3). En esa clasificación, RSF evalúa el estado de la libertad de prensa, desde el país donde ésta es mayor (primer puesto en ese ránking) hasta el último, donde la libertad de prensa brilla por su ausencia, siempre en opinión de la ONG. En la del año 2006, la ONG sitúa a Venezuela mucho más cerca de la cola que de la cabeza (en el puesto 115), mejor colocada que México (132) o Colombia (131), pero peor que Brasil (75). Los tres son países con número de periodistas asesinados desde 2002 muy superior al de Venezuela (17, 12 y 8, contra 2, respectivamente). Por supuesto que no puede hacerse un estudio serio sobre libertad de prensa basándose únicamente en el número de asesinatos cometidos contra miembros de la prensa, pero llama la atención que un país con una tasa de periodistas asesinados cuatro veces mayor a otro (ocho asesinatos contra dos en un mismo período de tiempo), esté situado cuarenta puestos mejor (como es el caso de Brasil comparado a Venezuela).

Por otro lado, más grave, sitúan a Venezuela en peor lugar que países que atraviesan grandes restricciones políticas y sociales, y por tanto de libertad de prensa. Es difícil entender cómo Bahréin (donde la jefatura de Estado, de gobierno y ministerios son ocupados por miembros de una única familia: puesto 111), Burkina Faso (con el mismo presidente desde 1987, y la oposición exiliada: puesto 70), Bután (dominada por una monarquía absoluta de inspiración teocrática: puesto 98), Emiratos Árabes Unidos (gobernada por siete emires hereditarios, sin elecciones democráticas de ninguna clase: puesto 77) y otros muchos países cuya afinidad con la “libertad de prensa” es más que dudosa, se encuentren por delante de Venezuela en la peculiar clasificación de la organización francesa.

El método (4) seguido por la ONG francesa para elaborar esta lista consiste en una serie de cuestionarios que entregan a “las organizaciones colaboradoras de Reporteros sin Fronteras (catorce asociaciones de defensa de la libertad de expresión, dispersas en los cinco continentes), a su red de 130 corresponsales y a periodistas, investigadores, juristas o militantes de los derechos humanos” como ellos mismos explican (5). Son esas organizaciones las que responden si en uno u otro país se amenaza a los periodistas, si tienen que exiliarse por presiones de una u otra clase, cuántos periodistas fueron asesinados, etc. Sería interesante que RSF cruzara los datos de unos y otros, en lugar de analizar los cuestionarios unidireccionalmente. ¿Por qué? Una simple entrevista entre sus colaboradores en Venezuela y sus colaboradores en cualquier teocracia hereditaria para darse cuenta de que, desde ninguna óptica, la libertad de prensa puede estar más amenazada en el caso venezolano que en países sin democracia. Una de dos: o sus colaboradores en, por ejemplo, los Emiratos Árabes Unidos se pasan de ingenuos, o sus colaboradores en Venezuela de catastrofistas o motivados políticamente. Eso, o no queda más remedio que pensar que los informes de RSF -que gozan de un enorme prestigio en el mundo de los medios masivos de comunicación, y de un no menos enorme desprestigio en los medios alternativos- no defienden a la prensa, si no a un cierto tipo de prensa.

En uno de sus informes sobre el estado de la libertad de prensa en el mundo, hacen un comentario que puede pasar desapercibido, pero que muestra claramente cuál es el tipo de periodismo que defiende esta organización. En ese primer informe (6), de 2002, Benín, una de las naciones más pobres del África subsahariana y por tanto del mundo, fue clasificada en el puesto 21 (empatada con el Reino Unido). Desde entonces, la valoración del país africano ha fluctuado invariablemente entre los puestos 20 y 30 de la lista, algo que pocos países consiguen. A RSF le llamó la atención -sin profundizar en su significado implícito- el hecho de que una “prensa libre” como la que ellos valoran positivamente no tenga nada que ver con el desarrollo de un país: es decir, estos años de “ejemplar libertad de prensa” no le han servido a Benín para abandonar la lista de los quince países más pobres del mundo (7). Si la libertad de prensa que promueve la ONG francesa no sirve para mejorar la situación de un país, entonces... ¿para qué sirve? Si el tipo de información periodística que promulga RSF no defiende el interés de las naciones, ¿los intereses de quién defiende?.

Cerca del final de año, cuando la ONG suele publicar su informe anual, sabremos cómo habrá castigado RSF el affaire RCTV, a todas luces una decisión soberana y legítima del gobierno venezolano, nunca un “cierre”. Todo parece indicar que la clasificación venezolana será todavía peor, a tenor del tono y calidad de su informe al respecto (muy bien desmontado por Telesur (8) y Salim Lamrani (9)), en el que para no ser la propia organización la que descalifica, utilizan el recurso de entrevistar a otros que lo hagan por ellos, utilizando así términos como “régimen”, “cóctel autoritario de discurso justiciero y vengador”, “primer paso hacia una dictadura” y “religión primitiva” en su texto, siempre en boca de otros. Justifican la uniformidad de los entrevistados -todos de posiciones opositoras- escudándose en que, según afirman, “las peticiones de audiencias con miembros del gobierno y representantes de medios de comunicación públicos, o progubernamentales, quedaron sin respuesta”. Difícil resulta creer que entre esa supuesta “consolidación de la hegemonía” de los medios “públicos o progubernamentales” ni uno sólo haya querido entrevistarse con la ONG. ¿Cuántas veces y a qué medios habrán pedido audiencia? No lo especifican.


Para concluir, del mismo modo que RSF analiza la situación de la prensa en Venezuela, y recomienda una serie de medidas, este informe lleva ineludiblemente a las siguientes conclusiones y recomendaciones para la ONG:


a) Buscar una manera más efectiva de obtener sus informes, puesto que todo el mundo -desde el organismo más 'parcializado', hasta el más 'independiente'- tienen una opinión y la emiten aun sin darse cuenta.


b) Revisar la efectividad de la elaboración de su Clasificación Anual, para no caer en el absurdo de afirmar que en determinadas democracias hay menor libertad de prensa que en monarquías absolutistas o regímenes hereditarios.


c) Abordar su análisis sobre la libertad de prensa de la manera imparcial de la que presumen, no del modo subjetivo que practican, dejando totalmente de lado consideraciones y preferencias políticas particulares.


d) No olvidar que, del mismo modo que ellos observan la labor de otros, su labor -por el enorme eco que tiene en el mundo- también es observada atentamente, por lo que deben cuidar su metodología e informes, para no seguir perdiendo prestigio en Venezuela y en el mundo.



RSF: Cierre de RCTV. La consolidación de una hegemonía mediática. http://www.rsf.org/IMG/doc/Rapport_RCTV_esp.doc

RSF: Entre el autoritarismo del presidente y la intolerancia de los medios de comunicación. http://www.rsf.org/IMG/pdf/doc-2054.pdf

RSF: Clasificación mundial de la libertad de prensa 2006. http://www.rsf.org/rubrique.php3?id_rubrique=641

RSF: Criterios para el establecimiento de la clasificación mundial 2006 de la libertad de prensa. http://www.rsf.org/article.php3?id_article=19398

RSF: Nota metodológica. http://www.rsf.org/article.php3?id_article=19397

RSF: Clasificación de 2002. http://www.rsf.org/article.php3?id_article=4119

Índice de Desarrollo Humano 2006, pag 356. http://hdr.undp.org/hdr2006/pdfs/report/HDR06-complete.pdf

Telesur: La consolidación de una mentira mediática a través de 39 embustes. http://www.telesurtv.net/secciones/noticias/nota/index.php?ckl=12810

Salim Lamrani: Reporteros sin Fronteras y RCTV. Desinformación y mentiras. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=52678



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