Por primera vez, en los últimos 17 años FSLN conmemora 28 años de revolución sandinista

Caracas, 17 Jul. ABN.- A pocos días de conmemorarse en Nicaragua los 28 años de la revolución sandinista, este jueves 19 de julio, el gobierno de Daniel Ortega realiza preparativos para festejar esta fecha por primera vez, en los últimos 17 años, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, según reportó el portal Nodo50.org

La revolución sandinista fue antecedida por cruentos conflictos, los cuales se iniciaron en 1838 y se acrecentaron a finales del siglo XIX con la sucesión de rivalidades entre liberales y conversadores en Nicaragua.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas.

En 1893 llegó un presidente liberal, José Santos Zelaya, quien recuperó la costa del Pacífico para Nicaragua y depuso al llamado 'Rey Miskito'. Sin embargo, pronto chocó con los intereses estadounidenses que organizaron en 1909, en pleno siglo XX, una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por Estados Unidos (EEUU). Las tropas del Norte permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso, cuando se firmó en Tipitapa el llamado 'Pacto del Espino Negro', por el árbol bajo el cual se acordó.

Mediante este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes.

Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas invasoras de EEUU.

Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala, así como en las empresas petrolíferas de México.

Con algunos ahorros, producto de su trabajo, volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores.

Sandino no aceptó nunca el 'Pacto del Espino Negro' y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar a Nicaragua de los marines norteamericanos.

Durante varios años, su pequeño ejército mantuvo en jaque a las tropas estadounidenses y, finalmente, fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado, la Guardia Nacional, para que se pudiese llegar a un acuerdo.

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional, urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa y se proclamó presidente, tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo.

A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas, y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país.

Se atribuye una frase a Somoza cuando se le preguntó acerca de sus muchas fincas y posesiones: 'Que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua'. Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor.

En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso originó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza, Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder, gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país.

En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borges y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza.

Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobre todo entre jóvenes estudiantes de la universidad y obreros.

A la muerte de Luis Somoza, en 1967, le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle 'Tachito', tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces.

Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza.

Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias, al tiempo que crecía el apoyo popular a su causa.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos.

La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.

Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final.
Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y Estados Unidos mostraba una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de cinco miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador.

Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas.

Igualmente, se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores.

Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra.

Por otra parte, muchos nicaragüeCaracas, 17 Jul. ABN.- A pocos días de conmemorarse en Nicaragua los 28 años de la revolución sandinista, este jueves 19 de julio, el gobierno de Daniel Ortega realiza preparativos para festejar esta fecha por primera vez, en los últimos 17 años, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, según reportó el portal Nodo50.org

La revolución sandinista fue antecedida por cruentos conflictos, los cuales se iniciaron en 1838 y se acrecentaron a finales del siglo XIX con la sucesión de rivalidades entre liberales y conversadores en Nicaragua.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas.

En 1893 llegó un presidente liberal, José Santos Zelaya, quien recuperó la costa del Pacífico para Nicaragua y depuso al llamado 'Rey Miskito'. Sin embargo, pronto chocó con los intereses estadounidenses que organizaron en 1909, en pleno siglo XX, una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por Estados Unidos (EEUU). Las tropas del Norte permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso, cuando se firmó en Tipitapa el llamado 'Pacto del Espino Negro', por el árbol bajo el cual se acordó.

Mediante este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes.

Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas invasoras de EEUU.

Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala, así como en las empresas petrolíferas de México.

Con algunos ahorros, producto de su trabajo, volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores.

Sandino no aceptó nunca el 'Pacto del Espino Negro' y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar a Nicaragua de los marines norteamericanos.

Durante varios años, su pequeño ejército mantuvo en jaque a las tropas estadounidenses y, finalmente, fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado, la Guardia Nacional, para que se pudiese llegar a un acuerdo.

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional, urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa y se proclamó presidente, tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo.

A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas, y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país.

Se atribuye una frase a Somoza cuando se le preguntó acerca de sus muchas fincas y posesiones: 'Que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua'. Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor.

En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso originó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza, Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder, gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país.

En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borges y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza.

Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobre todo entre jóvenes estudiantes de la universidad y obreros.

A la muerte de Luis Somoza, en 1967, le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle 'Tachito', tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces.

Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza.

Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias, al tiempo que crecía el apoyo popular a su causa.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos.

La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.

Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final.
Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y Estados Unidos mostraba una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de cinco miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador.

Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas.

Igualmente, se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores.
Caracas, 17 Jul. ABN.- A pocos días de conmemorarse en Nicaragua los 28 años de la revolución sandinista, este jueves 19 de julio, el gobierno de Daniel Ortega realiza preparativos para festejar esta fecha por primera vez, en los últimos 17 años, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, según reportó el portal Nodo50.org

La revolución sandinista fue antecedida por cruentos conflictos, los cuales se iniciaron en 1838 y se acrecentaron a finales del siglo XIX con la sucesión de rivalidades entre liberales y conversadores en Nicaragua.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas.

En 1893 llegó un presidente liberal, José Santos Zelaya, quien recuperó la costa del Pacífico para Nicaragua y depuso al llamado 'Rey Miskito'. Sin embargo, pronto chocó con los intereses estadounidenses que organizaron en 1909, en pleno siglo XX, una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por Estados Unidos (EEUU). Las tropas del Norte permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso, cuando se firmó en Tipitapa el llamado 'Pacto del Espino Negro', por el árbol bajo el cual se acordó.

Mediante este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes.

Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas invasoras de EEUU.

Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala, así como en las empresas petrolíferas de México.

Con algunos ahorros, producto de su trabajo, volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores.

Sandino no aceptó nunca el 'Pacto del Espino Negro' y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar a Nicaragua de los marines norteamericanos.

Durante varios años, su pequeño ejército mantuvo en jaque a las tropas estadounidenses y, finalmente, fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado, la Guardia Nacional, para que se pudiese llegar a un acuerdo.

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional, urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa y se proclamó presidente, tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo.

A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas, y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país.

Se atribuye una frase a Somoza cuando se le preguntó acerca de sus muchas fincas y posesiones: 'Que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua'. Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor.

En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso originó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza, Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder, gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país.

En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borges y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza.

Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobre todo entre jóvenes estudiantes de la universidad y obreros.

A la muerte de Luis Somoza, en 1967, le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle 'Tachito', tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces.

Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza.

Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias, al tiempo que crecía el apoyo popular a su causa.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos.

La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.

Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final.
Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y Estados Unidos mostraba una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de cinco miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador.

Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas.

Igualmente, se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores.

Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra.

Por otra parte, muchos nicaragüenses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régimen sandinista.

En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores.

Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios o 'contras' y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la 'contra'.

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país.

El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de La Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua.

En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.

La guerra de agresión continuó y en 1985 Estados Unidos decretó un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la Agencia central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) vendía armas a Irán, contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas y con el dinero obtenido apoyaba a la 'contra' nicaragüense.

También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento, supuestamente destinado a otros países, hacia la 'contra' nicaragüense.
Caracas, 17 Jul. ABN.- A pocos días de conmemorarse en Nicaragua los 28 años de la revolución sandinista, este jueves 19 de julio, el gobierno de Daniel Ortega realiza preparativos para festejar esta fecha por primera vez, en los últimos 17 años, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, según reportó el portal Nodo50.org

La revolución sandinista fue antecedida por cruentos conflictos, los cuales se iniciaron en 1838 y se acrecentaron a finales del siglo XIX con la sucesión de rivalidades entre liberales y conversadores en Nicaragua.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas.

En 1893 llegó un presidente liberal, José Santos Zelaya, quien recuperó la costa del Pacífico para Nicaragua y depuso al llamado 'Rey Miskito'. Sin embargo, pronto chocó con los intereses estadounidenses que organizaron en 1909, en pleno siglo XX, una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por Estados Unidos (EEUU). Las tropas del Norte permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso, cuando se firmó en Tipitapa el llamado 'Pacto del Espino Negro', por el árbol bajo el cual se acordó.

Mediante este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes.

Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas invasoras de EEUU.

Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala, así como en las empresas petrolíferas de México.

Con algunos ahorros, producto de su trabajo, volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores.

Sandino no aceptó nunca el 'Pacto del Espino Negro' y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar a Nicaragua de los marines norteamericanos.

Durante varios años, su pequeño ejército mantuvo en jaque a las tropas estadounidenses y, finalmente, fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado, la Guardia Nacional, para que se pudiese llegar a un acuerdo.

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional, urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa y se proclamó presidente, tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo.

A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas, y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país.

Se atribuye una frase a Somoza cuando se le preguntó acerca de sus muchas fincas y posesiones: 'Que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua'. Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor.

En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso originó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza, Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder, gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país.

En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borges y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza.

Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobre todo entre jóvenes estudiantes de la universidad y obreros.

A la muerte de Luis Somoza, en 1967, le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle 'Tachito', tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces.

Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza.

Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias, al tiempo que crecía el apoyo popular a su causa.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos.

La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.

Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final.
Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y Estados Unidos mostraba una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de cinco miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador.

Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas.

Igualmente, se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores.

Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra.

Por otra parte, muchos nicaragüenses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régimen sandinista.

En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores.

Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios o 'contras' y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la 'contra'.

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país.

El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de La Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua.

En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.

La guerra de agresión continuó y en 1985 Estados Unidos decretó un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la Agencia central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) vendía armas a Irán, contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas y con el dinero obtenido apoyaba a la 'contra' nicaragüense.

También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento, supuestamente destinado a otros países, hacia la 'contra' nicaragüense.
Caracas, 17 Jul. ABN.- A pocos días de conmemorarse en Nicaragua los 28 años de la revolución sandinista, este jueves 19 de julio, el gobierno de Daniel Ortega realiza preparativos para festejar esta fecha por primera vez, en los últimos 17 años, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, según reportó el portal Nodo50.org

La revolución sandinista fue antecedida por cruentos conflictos, los cuales se iniciaron en 1838 y se acrecentaron a finales del siglo XIX con la sucesión de rivalidades entre liberales y conversadores en Nicaragua.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas.

En 1893 llegó un presidente liberal, José Santos Zelaya, quien recuperó la costa del Pacífico para Nicaragua y depuso al llamado 'Rey Miskito'. Sin embargo, pronto chocó con los intereses estadounidenses que organizaron en 1909, en pleno siglo XX, una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por Estados Unidos (EEUU). Las tropas del Norte permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso, cuando se firmó en Tipitapa el llamado 'Pacto del Espino Negro', por el árbol bajo el cual se acordó.

Mediante este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes.

Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas invasoras de EEUU.

Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala, así como en las empresas petrolíferas de México.

Con algunos ahorros, producto de su trabajo, volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores.

Sandino no aceptó nunca el 'Pacto del Espino Negro' y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar a Nicaragua de los marines norteamericanos.

Durante varios años, su pequeño ejército mantuvo en jaque a las tropas estadounidenses y, finalmente, fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado, la Guardia Nacional, para que se pudiese llegar a un acuerdo.

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional, urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa y se proclamó presidente, tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo.

A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas, y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país.

Se atribuye una frase a Somoza cuando se le preguntó acerca de sus muchas fincas y posesiones: 'Que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua'. Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor.

En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso originó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza, Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder, gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país.

En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borges y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza.

Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobre todo entre jóvenes estudiantes de la universidad y obreros.

A la muerte de Luis Somoza, en 1967, le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle 'Tachito', tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces.

Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza.

Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias, al tiempo que crecía el apoyo popular a su causa.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos.

La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.

Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final.
Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y Estados Unidos mostraba una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de cinco miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador.

Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas.

Igualmente, se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores.

Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra.

Por otra parte, muchos nicaragüenses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régiCaracas, 17 Jul. ABN.- A pocos días de conmemorarse en Nicaragua los 28 años de la revolución sandinista, este jueves 19 de julio, el gobierno de Daniel Ortega realiza preparativos para festejar esta fecha por primera vez, en los últimos 17 años, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, según reportó el portal Nodo50.org

La revolución sandinista fue antecedida por cruentos conflictos, los cuales se iniciaron en 1838 y se acrecentaron a finales del siglo XIX con la sucesión de rivalidades entre liberales y conversadores en Nicaragua.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas.

En 1893 llegó un presidente liberal, José Santos Zelaya, quien recuperó la costa del Pacífico para Nicaragua y depuso al llamado 'Rey Miskito'. Sin embargo, pronto chocó con los intereses estadounidenses que organizaron en 1909, en pleno siglo XX, una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por Estados Unidos (EEUU). Las tropas del Norte permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso, cuando se firmó en Tipitapa el llamado 'Pacto del Espino Negro', por el árbol bajo el cual se acordó.

Mediante este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes.

Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas invasoras de EEUU.

Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala, así como en las empresas petrolíferas de México.

Con algunos ahorros, producto de su trabajo, volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores.

Sandino no aceptó nunca el 'Pacto del Espino Negro' y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar a Nicaragua de los marines norteamericanos.

Durante varios años, su pequeño ejército mantuvo en jaque a las tropas estadounidenses y, finalmente, fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado, la Guardia Nacional, para que se pudiese llegar a un acuerdo.

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional, urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa y se proclamó presidente, tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo.

A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas, y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país.

Se atribuye una frase a Somoza cuando se le preguntó acerca de sus muchas fincas y posesiones: 'Que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua'. Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor.

En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso oCaracas, 17 Jul. ABN.- A pocos días de conmemorarse en Nicaragua los 28 años de la revolución sandinista, este jueves 19 de julio, el gobierno de Daniel Ortega realiza preparativos para festejar esta fecha por primera vez, en los últimos 17 años, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, según reportó el portal Nodo50.org

La revolución sandinista fue antecedida por cruentos conflictos, los cuales se iniciaron en 1838 y se acrecentaron a finales del siglo XIX con la sucesión de rivalidades entre liberales y conversadores en Nicaragua.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas.

En 1893 llegó un presidente liberal, José Santos Zelaya, quien recuperó la costa del Pacífico para Nicaragua y depuso al llamado 'Rey Miskito'. Sin embargo, pronto chocó con los intereses estadounidenses que organizaron en 1909, en pleno siglo XX, una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por Estados Unidos (EEUU). Las tropas del Norte permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso, cuando se firmó en Tipitapa el llamado 'Pacto del Espino Negro', por el árbol bajo el cual se acordó.

Mediante este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes.

Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas invasoras de EEUU.

Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala, así como en las empresas petrolíferas de México.

Con algunos ahorros, producto de su trabajo, volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores.

Sandino no aceptó nunca el 'Pacto del Espino Negro' y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar a Nicaragua de los marines norteamericanos.

Durante varios años, su pequeño ejército mantuvo en jaque a las tropas estadounidenses y, finalmente, fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado, la Guardia Nacional, para que se pudiese llegar a un acuerdo.

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional, urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa y se proclamó presidente, tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo.

A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas, y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país.

Se atribuye una frase a Somoza cuando se le preguntó acerca de sus muchas fincas y posesiones: 'Que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua'. Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor.

En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso originó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza, Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder, gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país.

En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borges y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza.

Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobre todo entre jóvenes estudiantes de la universidad y obreros.

A la muerte de Luis Somoza, en 1967, le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle 'Tachito', tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces.

Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza.

Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias, al tiempo que crecía el apoyo popular a su causa.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos.

La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.

Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final.
Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y Estados Unidos mostraba una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de cinco miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador.

Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas.

Igualmente, se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores.

Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra.

Por otra parte, muchos nicaragüenses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régimen sandinista.

En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores.

Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios o 'contras' y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la 'contra'.

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país.

El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de La Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua.

En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.

La guerra de agresión continuó y en 1985 Estados Unidos decretó un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la Agencia central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) vendía armas a Irán, contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas y con el dinero obtenido apoyaba a la 'contra' nicaragüense.

También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento, supuestamente destinado a otros países, hacia la 'contra' nicaragüense.

La intervención de otros países, como parte de unos acuerdos de paz globales para la región, en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador, se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la Unión Nacional Opositora (UNO).

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense, además se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemá, n del derechista Partido Liberal, y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar.

Para finales del 2006, los sandinistas retoman las riendas de Nicaragua con el triunfo de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, lo cual marca una nueva etapa en la historia contempóranea de la nación centroamericana, dirigida hacia el progreso y la unión latinoamericana.
riginó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza, Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder, gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país.

En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borges y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza.

Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobre todo entre jóvenes estudiantes de la universidad y obreros.

A la muerte de Luis Somoza, en 1967, le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle 'Tachito', tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces.

Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza.

Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias, al tiempo que crecía el apoyo popular a su causa.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos.

La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.

Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final.
Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y Estados Unidos mostraba una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de cinco miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador.

Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas.

Igualmente, se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores.

Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra.

Por otra parte, muchos nicaragüenses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régiCaracas, 17 Jul. ABN.- A pocos días de conmemorarse en Nicaragua los 28 años de la revolución sandinista, este jueves 19 de julio, el gobierno de Daniel Ortega realiza preparativos para festejar esta fecha por primera vez, en los últimos 17 años, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el poder, según reportó el portal Nodo50.org

La revolución sandinista fue antecedida por cruentos conflictos, los cuales se iniciaron en 1838 y se acrecentaron a finales del siglo XIX con la sucesión de rivalidades entre liberales y conversadores en Nicaragua.

Para acabar de complicar las cosas, la posibilidad de construir un canal interoceánico abrió los apetitos de las potencias europeas.

En 1893 llegó un presidente liberal, José Santos Zelaya, quien recuperó la costa del Pacífico para Nicaragua y depuso al llamado 'Rey Miskito'. Sin embargo, pronto chocó con los intereses estadounidenses que organizaron en 1909, en pleno siglo XX, una trama para derrocarlo del país.

Los marines norteamericanos invadieron el país y en los años siguientes la política nicaragüense fue dirigida completamente por Estados Unidos (EEUU). Las tropas del Norte permanecieron en Nicaragua hasta 1925, pero tras su marcha volvieron los conflictos y los marines regresaron en 1927.

El conflicto entre conservadores y liberales se cerró en falso, cuando se firmó en Tipitapa el llamado 'Pacto del Espino Negro', por el árbol bajo el cual se acordó.

Mediante este pacto se aceptaba la presidencia de Adolfo Díaz y se repartían distintas prebendas a los jefes rebeldes.

Todos los generales y caudillos liberales aceptaron el trato, excepto Augusto César Sandino. Se inició así una cruenta lucha contra las tropas invasoras de EEUU.

Sandino era un obrero que había estado trabajando en las plantaciones de banano y caña de azúcar de Honduras y Guatemala, así como en las empresas petrolíferas de México.

Con algunos ahorros, producto de su trabajo, volvió a Nicaragua y compró armas para intervenir en el conflicto interno entre liberales y conservadores.

Sandino no aceptó nunca el 'Pacto del Espino Negro' y mantuvo una lucha sin cuartel para liberar a Nicaragua de los marines norteamericanos.

Durante varios años, su pequeño ejército mantuvo en jaque a las tropas estadounidenses y, finalmente, fue necesario que éstas se retiraran y dejaran en su lugar a un cuerpo recién formado, la Guardia Nacional, para que se pudiese llegar a un acuerdo.

Anastasio Somoza García, jefe de la Guardia Nacional, urdió en 1934 un complot para asesinar a Sandino y hacerse con el poder. En 1936 derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa y se proclamó presidente, tras unas elecciones llenas de irregularidades celebradas en 1937.

Comenzaba así un largo periodo en la historia de Nicaragua en el cual la familia Somoza se convertiría en la dinastía que explotó y gobernó el país casi sin ningún escrúpulo.

A partir de 1937, Anastasio Somoza dirigió el país con mano de hierro, reformó la constitución y se alió con Estados Unidos, país que apoyó su régimen dictatorial. Somoza acumuló tierras y riquezas, y se hizo dueño de algunas de las empresas más productivas del país.

Se atribuye una frase a Somoza cuando se le preguntó acerca de sus muchas fincas y posesiones: 'Que yo sepa sólo tengo una finca y se llama Nicaragua'. Somoza murió por efecto de los disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta leonés, que se infiltró en septiembre de 1956 en un fiesta en su honor.

En este atentado murió el propio Rigoberto López. El suceso originó una oleada de represión sin precedentes y muchos opositores fueron detenidos y torturados.

El hijo de Anastasio Somoza, Luis Somoza Debayle, se hizo cargo del poder, gracias al control que la familia tenía sobre la Guardia Nacional, único cuerpo armado del país.

En 1962 Carlos Fonseca, Tomás Borges y Silvio Mayorga fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una organización armada que pretendía acabar con la dictadura de la familia Somoza.

Los inicios de la lucha del Frente Sandinista estuvieron plagados de dificultades, pero poco a poco fue logrando implantación, sobre todo entre jóvenes estudiantes de la universidad y obreros.

A la muerte de Luis Somoza, en 1967, le sucedió su hermano Anastasio Somoza Debayle 'Tachito', tras un breve período con algún presidente títere. Anastasio Somoza Debayle gobernó el país hasta que fue derrocado en 1979.

La oposición a los Somoza fue creciendo en los años 70 y las acciones de los sandinistas cada vez se hicieron más audaces.

Así, por ejemplo, en 1974 una fuerza sandinista tomó como rehenes a importantes funcionarios del régimen que se habían dado cita en la casa de José María Castillo, un hombre de negocios amigo de Anastasio Somoza.

Los sandinistas consiguieron en aquella ocasión que fuesen liberados numerosos prisioneros políticos, a la vez que su causa era difundida por todo el mundo.

En 1976 Carlos Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional. El Frente Sandinista se dividió en varias tendencias, al tiempo que crecía el apoyo popular a su causa.

En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos.

La situación se hizo cada vez más tensa y estalló una insurrección popular que, finalmente, fue aplastada.

Fue en junio de 1979 cuando el FSLN se lanzó a la ofensiva final.
Tras varias semanas de intensos combates que causaron numerosas víctimas, Somoza fue derrocado y huyó al extranjero. El 19 de julio de 1979 los sandinistas celebraron, por fin, el triunfo de su revolución.

Con el triunfo de la revolución comenzaba un nuevo período lleno de ilusión pero también de dificultades. El país había quedado destrozado por la guerra, las víctimas habían sido muy numerosas y Estados Unidos mostraba una actitud recelosa ante las nuevas autoridades nicaragüenses.

Se formó una junta de cinco miembros para administrar el país y Daniel Ortega, un comandante sandinista, fue nombrado coordinador.

Se anuló la constitución somocista y se inició la obra de reconstrucción del país. Se llevó a cabo una intensa campaña de alfabetización, se nacionalizaron las tierras y propiedades de la familia Somoza y de sus más importantes colaboradores, aunque se respetaron otras propiedades y empresas.

Igualmente, se dieron los primeros pasos para mejorar la atención sanitaria y para llevar a cabo una reforma agraria. El proyecto sandinista no pasaba por el reparto indiscriminado de tierras a los campesinos, sino por el agrupamiento de éstos en cooperativas de trabajadores.

Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra.

Por otra parte, muchos nicaragüenses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régimen sandinista.

En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores.

Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios o 'contras' y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la 'contra'.

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país.

El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de La Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua.

En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.

La guerra de agresión continuó y en 1985 Estados Unidos decretó un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la Agencia central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) vendía armas a Irán, contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas y con el dinero obtenido apoyaba a la 'contra' nicaragüense.

También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento, supuestamente destinado a otros países, hacia la 'contra' nicaragüense.

La intervención de otros países, como parte de unos acuerdos de paz globales para la región, en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador, se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la Unión Nacional Opositora (UNO).

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense, además se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemá, n del derechista Partido Liberal, y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar.

Para finales del 2006, los sandinistas retoman las riendas de Nicaragua con el triunfo de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, lo cual marca una nueva etapa en la historia contempóranea de la nación centroamericana, dirigida hacia el progreso y la unión latinoamericana.
men sandinista.

En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores.

Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios o 'contras' y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la 'contra'.

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país.

El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de La Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua.

En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.

La guerra de agresión continuó y en 1985 Estados Unidos decretó un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la Agencia central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) vendía armas a Irán, contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas y con el dinero obtenido apoyaba a la 'contra' nicaragüense.

También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento, supuestamente destinado a otros países, hacia la 'contra' nicaragüense.

La intervención de otros países, como parte de unos acuerdos de paz globales para la región, en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador, se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la Unión Nacional Opositora (UNO).

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense, además se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemá, n del derechista Partido Liberal, y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar.

Para finales del 2006, los sandinistas retoman las riendas de Nicaragua con el triunfo de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, lo cual marca una nueva etapa en la historia contempóranea de la nación centroamericana, dirigida hacia el progreso y la unión latinoamericana.
men sandinista.

En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores.

Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios o 'contras' y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la 'contra'.

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país.

El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de La Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua.

En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.

La guerra de agresión continuó y en 1985 Estados Unidos decretó un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la Agencia central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) vendía armas a Irán, contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas y con el dinero obtenido apoyaba a la 'contra' nicaragüense.

También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento, supuestamente destinado a otros países, hacia la 'contra' nicaragüense.

La intervención de otros países, como parte de unos acuerdos de paz globales para la región, en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador, se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la Unión Nacional Opositora (UNO).

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense, además se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemá, n del derechista Partido Liberal, y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar.

Para finales del 2006, los sandinistas retoman las riendas de Nicaragua con el triunfo de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, lo cual marca una nueva etapa en la historia contempóranea de la nación centroamericana, dirigida hacia el progreso y la unión latinoamericana.

La intervención de otros países, como parte de unos acuerdos de paz globales para la región, en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador, se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la Unión Nacional Opositora (UNO).

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense, además se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemá, n del derechista Partido Liberal, y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar.

Para finales del 2006, los sandinistas retoman las riendas de Nicaragua con el triunfo de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, lo cual marca una nueva etapa en la historia contempóranea de la nación centroamericana, dirigida hacia el progreso y la unión latinoamericana.

La intervención de otros países, como parte de unos acuerdos de paz globales para la región, en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador, se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la Unión Nacional Opositora (UNO).

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense, además se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemá, n del derechista Partido Liberal, y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar.

Para finales del 2006, los sandinistas retoman las riendas de Nicaragua con el triunfo de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, lo cual marca una nueva etapa en la historia contempóranea de la nación centroamericana, dirigida hacia el progreso y la unión latinoamericana.

Ello provocó algunos roces y decepciones entre quienes habían pensado que la revolución daría paso a la propiedad de la tierra.

Por otra parte, muchos nicaragüenses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régimen sandinista.

En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores.

Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios o 'contras' y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la 'contra'.

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país.

El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de La Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua.

En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.

La guerra de agresión continuó y en 1985 Estados Unidos decretó un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la Agencia central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) vendía armas a Irán, contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas y con el dinero obtenido apoyaba a la 'contra' nicaragüense.

También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento, supuestamente destinado a otros países, hacia la 'contra' nicaragüense.

La intervención de otros países, como parte de unos acuerdos de paz globales para la región, en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador, se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la Unión Nacional Opositora (UNO).

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense, además se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemá, n del derechista Partido Liberal, y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar.

Para finales del 2006, los sandinistas retoman las riendas de Nicaragua con el triunfo de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, lo cual marca una nueva etapa en la historia contempóranea de la nación centroamericana, dirigida hacia el progreso y la unión latinoamericana.
nses afines a Somoza emigraron a Miami donde constituyeron, junto con los cubanos exiliados, un poderoso grupo de influencia en la política norteamericana.

Pronto empezaron los problemas. Una parte importante de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica y, ayudada y financiada por Estados Unidos, inició una guerra contra el régimen sandinista.

En el curso de esta guerra las atrocidades fueron enormes y los recursos dedicados a la misma cada vez eran mayores.

Las cooperativas de campesinos fueron el blanco preferido de los contrarrevolucionarios o 'contras' y los errores de los sandinistas hicieron que una parte de la población que inicialmente apoyaba al gobierno se decantase por la 'contra'.

Una ola de solidaridad mundial fue la respuesta a la agresión. Se formaron numerosos comités de solidaridad con Nicaragua y los gobiernos europeos desarrollaron importantes proyectos de colaboración con el pequeño país que pugnaba por salir de su atraso.

La guerra dificultaba las comunicaciones, consumía recursos ingentes y ocasionaba una gran escasez en el país.

El gobierno de Estados Unidos fue condenado por el Tribunal Internacional de La Haya y requerido, sin éxito, para que cesase en su guerra de agresión contra Nicaragua.

En 1984 los sandinistas vencieron en unas elecciones supervisadas atentamente por observadores internacionales y Daniel Ortega fue elegido presidente.

La guerra de agresión continuó y en 1985 Estados Unidos decretó un embargo comercial contra Nicaragua. Estalló el escándalo Irán-Contra cuando se descubrió que la Agencia central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) vendía armas a Irán, contraviniendo el bloqueo decretado por las Naciones Unidas y con el dinero obtenido apoyaba a la 'contra' nicaragüense.

También se descubrió el pago de armas con cocaína y el desvío de armamento, supuestamente destinado a otros países, hacia la 'contra' nicaragüense.

La intervención de otros países, como parte de unos acuerdos de paz globales para la región, en aquella época había conflictos armados en Guatemala y El Salvador, se tradujo en la celebración de nuevas elecciones en 1990 que, contra todo pronóstico, fueron ganadas por una coalición derechista, la Unión Nacional Opositora (UNO).

A raíz de las elecciones de abril de 1990, fue elegida presidente Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, periodista y político conservador asesinado en 1978 por orden de Somoza.

Comenzó el regreso de los nicaragüenses exiliados en Miami y la devolución de propiedades y tierras a sus antiguos dueños.

Se puso en marcha un duro plan de ajuste económico que logró, mediante un cambio en la moneda, contener la inflación galopante, a costa de hundir en la miseria a amplias capas de la población nicaragüense, además se hicieron intentos por reconstruir infraestructuras dañadas.

En 1996 unas nuevas elecciones dieron la victoria a Arnoldo Alemá, n del derechista Partido Liberal, y los sandinistas volvieron a quedar en segundo lugar.

Para finales del 2006, los sandinistas retoman las riendas de Nicaragua con el triunfo de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, lo cual marca una nueva etapa en la historia contempóranea de la nación centroamericana, dirigida hacia el progreso y la unión latinoamericana.


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La fuente original de este documento es:
Agencia Bolivariana de Noticias (ABN) (http://www.abn.info.ve)



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