Explosivos escondidos en zapatos y botellas de champú. Miles de dólares de transferencias electrónicas desde Nueva Jersey a Guatemala y El Salvador. Una nota en un portafolio diciendo que "el tirano tiene que ser eliminado" aún cuando muera gente inocente.
Un documento del FBI revela éstos y otros detalles nuevos sobre la investigación acerca de los lazos del terrorista Luis Posada Carriles y una ola de ataques dinamiteros en La Habana en 1997, en los que murió un turista italiano en un hotel.
Posada Carriles, ex agente de la CIA de 79 años, enfrentará a partir de la semana próxima un juicio en Texas por acusaciones relacionadas con un fraude de inmigración.
El documento del FBI fue presentado como parte del caso de inmigración en Texas. En él, el agente del FBI de Miami, Thomas Rice, concluye que esa agencia "no puede descartar la posibilidad de que Posada Carriles represente una amenaza a la seguridad de Estados Unidos".
El documento se focaliza en entrevistas con fuentes relacionadas con una compañía de electricidad en Guatemala en 1997, una empresa en la que trabajaban dos hombres conectados con Posada.
Una de las fuentes, conocida como CS-1 por el FBI, dijo que comenzó a sospechar que Posada Carriles y otros dos hombres estaban involucrados en "actividades ilegales" y colocaron un dispositivo para escuchar sus conversaciones en una de las oficinas de la compañía.
El dispositivo reveló diálogos sobre cómo ingresar ilegalmente un "explosivo como masilla" en Cuba, en los zapatos de personas que se hicieran pasar por turistas, de acuerdo con el documento del FBI.
CS-1 también le dijo al FBI que otro empleado de la empresa eléctrica encontró 22 tubos plásticos en un armario en agosto de 1997, con un rótulo que decía "explosivos muy potentes, extremadamente peligrosos".
En el armario había una maleta con ruedas que tenía una nota con el nombre de Posada Carriles. Otra nota decía: "El tirano tiene que ser eliminado, sin importar cuántas otras personas mueran", de acuerdo con el documento del FBI.