Martes, 23 de enero, IAR Noticias / Las barricadas en llamas y cortes de ruta paralizan Líbano en una masiva jornada de huelga organizada por Hezbolá y la oposición mientras el gobierno pro-EEUU de Fuad Siniora amenaza con utilizar al ejército para reprimir a los manifestantes que se movilizan por las calles de Beirut.
La jornada responde a un llamamiento del líder de Hezbolá, Nassan Nasralá, quién en diciembre convocó a jornadas de movilización masiva para paralizar Líbano y derrocar al Gobierno antisirio y pro-Washington de Siniora que tras el bombardeo israelí a Libano se plegó a a la estrategia de "desarmar" a la organización guerrillera impulsada por Israel y EEUU.
La huelga con movilizaciones profundiza una campaña de la oposición liderada por Hezbolá para desalojar al Gobierno pro-Washington, crear un nueva administración y celebrar elecciones parlamentarias anticipadas.
Siniora convocó al ejército (quién durante el genocidio israelí permaneció pasivo), que este martes rodeaba al palacio presidencial, mientras que Hezbolá advertía que una intervención de las fuerzas militares desataría una guerra civil.
Desde el pasado mes de diciembre, en el Grand Serail (sede del gobierno) conviven, sin salir al exterior para nada, el primer ministro y los miembros de su gabinete desde que el pasado 21 de noviembre un desconocido acribillara a balazos al ministro de Industria, Pierre Gemayel.
Siniora y los suyos adoptaron esta medida argumentando "motivos de seguridad", por miedo a que les ocurriera los mismo que al líder falangista cristiano.
Una triple fila de alambres de espino y un militar cada medio metro protegen a las fuerzas de la mayoría de las protestas organizadas por la oposición.
La aproximación al recinto no está permitida, y a las puertas del mismo sólo se pueden encontrar los minibuses que el gobierno fleta para traer a un grupo de seguidores cada vez que organiza una rueda de prensa.
Los manifestantes en Beirut, en el norte, el sur y el este de Líbano, este martes tomaron las calles alrededor de las 6 a.m. (04:00 GMT) y comenzaron a bloquear carreteras. El humo de los neumáticos en llamas se elevaba sobre la capital, describen agencias internacionales.
Los organizadores de Hezbolá, con la cara cubierta con máscaras negras, hacían rondas en motocicleta y usaban 'walkie-talkies'.
La mayoría de las principales carreteras que llevaban a la ciudad estaban cerradas, así como las autopistas que unen la capital con el norte y el sur de Líbano y con la capital siria, Damasco.
Las vías hacia el único aeropuerto internacional de Líbano y hacia el puerto de Beirut también estaban bloqueadas. El aeropuerto seguía operativo, aunque pocos trabajadores y pasajeros conseguían llegar.
Muchas tiendas, colegios y negocios estaban cerrados en Beirut, pero era difícil saber si era por el apoyo a la huelga o porque la gente no podía llegar a trabajar a causa de las barricadas en llamas.
Las fuerzas de seguridad libanesas hicieron esfuerzos esporádicos para abrir algunas carreteras, pero realizaron pocos progresos debido a las multitudes de manifestantes, según la agencia Reuters.
Desde el 1 de diciembre pasado, Beirut registra s las mayores manifestaciones que ha vivido Líbano en sus 63 años de independencia. Hace unos días un millón de simpatizantes de la oposición, una cuarta parte de los habitantes del país, volvió a responder a la llamada de sus líderes para pedir la dimisión del gobierno actual.A fin de año, los siete partidos de la oposición, liderados por Hezbolá, mantuvieron un camping gigante en el lujoso centro de Beirut, en la misma puerta del lugar donde está encerrado el primer ministro.
La técnica de presión pacífica fue combinada con manifestaciones multitudinarias de Hezbolá y los opositores, que exigían (tal como ahora) la renuncia del gobierno de Siniora y la convocatoria inmediata de elecciones anticipadas.
Desde este martes Hezbolá y la oposición volvieron a paralizar Beirut que ya se vislumbra como el desenlace de una crisis, con el gobierno de Siniora debilitado y rodeado por las multitudes opositoras.
