Irak: Al Sadr advierte de que los refuerzos estadounidenses «volverán en ataúdes»

Al nuevo plan para Irak del presidente de EEUU, George W. Bush, hay que reconocerle una virtud: ha logrado reunir en la oposición al mismo a la población estadounidense, a los regímenes aliados del Golfo Pérsico y de Egipto y a su hoy gran enemigo, Irán. Por gustar no ha gustado ni a los chiítas iraquíes menos comprometidos con la ocupación. El movimiento Al Sadr ha aconsejado a los estadounidenses que no envíen a sus hijos a Irak: «Volverán en ataudes».

«La nueva estrategia de Bush no es bienvenida y, por tanto, los refuerzos estadounidenses no son bienvenidos», advirtió desde la ciudad santa chiíta de Najaf un portavoz del movimiento Al Sadr, tan opuesto a la ocupación como hostil a los sectores de la resistencia alineados con el Baath del finado Saddam Hussein. «Harían mejor en evitar a sus hijos el venir a Irak, donde se arriesgan a volver en ataúdes», añadió explícito Abdul Razzaq al-Nadaui, quien insistió en que «el problema actual en Irak es la presencia de los estadounidenses».

El movimiento Al Sadr, cuya milicia, el Ejército de El Mehdi, hostiga a los ocupantes y es acusada de participar activamente en la violencia sectaria, abandonó el Ejecutivo, dominado por otras corrientes chiítas más contemporizadoras con la ocupación, que insisten en que vuelva al redil pese a la creciente oposición de EEUU.

En las antípodas, la prensa de los regímenes del Golfo, alineados con la minoría sunita iraquí y que ven con malos ojos el creciente ascendiente chiíta en el país ocupado, coincidía ayer en augurar un nuevo y rotundo fracaso al nuevo plan de Bush.

La cadena qatarí Al Jazeera denuncia que el plan «ignora la presencia de la resistencia nacional iraquí, que precisamente debe su legitimidad a la presencia ocupante».

«Bush, eres tú el que no entiende nada», señala categórico el diario gubernamental egipcio “Rose Al-Yussef”, para acusar al inquilino de la Casa Blanca de que su visión «se limita a la capital, Bagdad, cuando es todo el Irak el que está en crisis». Crisis que, siguiendo con la lógica política oficial, imputa a «un régimen sectario controlado por los chiítas y los kurdos y que arrincona a los sunitas».

Sorprende, en este sentido, que coincida en el adjetivo con el ayatolah iraní Ahmad Janati, quien en la oración del viernes tildó de «idiota» e «ignorante» a Bush.

«Sólo quien carece de cerebro repite los errores», señaló ante una multitud unida en un grito: «¡Muerte a América!».

A la oposición tanto de las plazas fuertes del sunismo y del chiísmo en el mundo hay que añadir que, pese a dirigirse al país en prime time, Bush no logró siquiera el apoyo de los estadounidenses. Sólo un 37% aprueban su plan, según encuestas publicadas ayer.

De nada la ha servido integrar en su nueva estrategia algunas de las medidas propuestas por el bipartidista Grupo de Estudios sobre Irak, como el dar un ultimátum a sus aliados en el Gobierno iraquí.

El influyente“ Financial Times” editorializó ayer desde Londres con un ataque sin matices contra Bush y su estrategia.



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