La Habana, 8 ene (PL) Todo fue para Cuba diferente desde aquel 8 de enero de 1959, hace hoy 48 años, en que el joven Fidel Castro entró triunfante en La Habana al frente de la Caravana de barbudos que bajaron de la Sierra Maestra.
Miles de habaneros se lanzaron entonces a las calles a darle la bienvenida al Comandante del Ejército Rebelde que condujo las acciones hasta derrocar a la tiranía de Fulgencio Batista, quien prefirió huir a enfrentar su derrota.
Desde el municipio del Cotorro, por donde entraron a la capital, hasta el Palacio Presidencial, y de allí al cuartel militar de Columbia, Fidel y los combatientes de la última gesta independentista en la Isla recibieron una calurosa acogida, cargada de emociones.
Montados en tanques y camiones, los guerrilleros recibieron un baño de multitud que los aclamaba y dejaba escuchar gritos de
!Fidel!, !Fidel!, !Fidel!, en señal de un reconocimiento temprano de la trascendental figura del máximo líder de la Revolución cubana.
Desde los balcones se lanzaban flores, y por el Paseo del Prado, el Malecón y el Vedado no había espacio vacío desde horas antes, en espera de los luchadores por la libertad, mientras las banderas cubanas y del Movimiento 26 de Julio flameaban desde doquier.
El vehículo que traía al líder revolucionario y a sus compañeros, entre ellos el comandante de pueblo y sombrero alón, Camilo Cienfuegos, estremecía los corazones de los habaneros, quienes querían abrazar o dar la mano a los caravanistas.
Así lo recuerda en este aniversario el diario Granma en su primera plana, donde la periodista Marta Rojas, testigo este acontecimiento, describe la apoteosis de aquella jornada memorable, una y tantas veces repetida a lo largo de la historia Patria.
"El pueblo ganó la guerra", dijo Fidel Castro a la multitud aquel 8 de enero, a la que manifestó también que, sin embargo, quedaba mucho por hacer todavía y quizás en lo adelante todo sería más difícil, como en efecto ocurrió hasta nuestros días.
Casi cinco décadas después, el pueblo ha vuelto a lanzarse a las calles para recordar la efemérides y manifestarle su apoyo incondicional al mismo proyecto social vigente en la Isla desde 1959, a Fidel Castro y a los dirigentes de la Revolución.
En cada localidad, se rememoran pasajes de aquel hecho y los testigos hablan a las nuevas generaciones de su significado y de la trascendencia del proyecto social esbozado ya en 1956 por el líder revolucionario, en su alegato conocido como La Historia me absolverá.
Los recordatorios reiteran la frase de Fidel Castro de que "el destino de la Patria no puede ser nuevamente escamoteado", en alusión a las pretensiones del gobierno de Estados Unidos por asfixiar a la Revolución, constantes desde el inicio.
Y otra vez Cuba vuelve a vivir por estas jornadas el júbilo por la victoria alcanzada tras las jornadas heroicas de la Sierra Maestra, dispuesta a revivirlas para preservar la soberanía nacional.
