Santiago.- El Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet se vio forzado a entrar en una polémica que intentó eludir en todo momento, al reaccionar al encendido discurso del nieto del ex dictador Augusto Pinochet, quien irrumpió en sus exequias y reivindicó el golpe de Estado que encabezó su abuelo.
Augusto Pinochet Molina, hijo del primogénito del ex dictador del mismo nombre y capitán del Ejército chileno, tomó sorpresivamente la palabra en los funerales y ante la presencia de la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot y el jefe del Ejército, Oscar Izurieta, defendió la obra de su abuelo, reseñó AFP.
"Fue un hombre que derrotó en plena Guerra Fría al modelo marxista que pretendía imponer su modelo totalitario no mediante el voto, sino más bien derechamente por el medio armado", afirmó entre aplausos.
La ministra de Defensa, que oyó de primera fuente sus palabras, no tardó en reaccionar, afirmando que no era "aceptable que un oficial en servicio activo pronuncie un discurso público con ribetes políticos y denoste a poderes del Estado".
Blanlot, abucheada por los asistentes al funeral, agregó que esperaba que el Ejército sancione el nieto del ex dictador, que nunca antes había tenido una aparición pública.
"No corresponde, denostó su actitud y espero que el Ejército tome las medidas que corresponde tomar en estos casos", dijo la ministra tras el funeral.
El joven capitán, que lucía su uniforme militar, afirmó además que su abuelo fue "un luchador, un visionario y un gran patriota que supo dirigir los destinos de su pueblo en momentos de gran peligro, evitando siempre el sufrimiento innecesario, pero nunca transando los valores fundamentales de la patria".
También dijo que en sus últimos años Pinochet fue atacado en lo afectivo, tocándole ver "cómo su mujer y familia eran vejados por jueces que buscaban más renombre que justicia", una velada crítica del accionar de los tribunales de justicia.
Con sus palabras el joven capitán podría hipotecar su carrera militar, al asumir una actitud deliberante totalmente prohibida en el Ejército, según analistas.
La presidenta Michelle Bachelet intentó en todo momento evitar la polémica con la familia de Pinochet, pese a que le negó una ceremonia fúnebre con honores de Estado.
Este martes y mientras se realizaba las exequias del ex dictador, Bachelet continuó con su agenda de trabajo y no se inmutó ante los insistentes llamados de los periodistas que la acompañaban para referirse a los funerales de Pinochet.
El ex dictador murió a los 91 años en el Hospital Militar de Santiago, una semana después de haber sido internado por un infarto grave al corazón.
