Caracas, 11 Dic. ABN.- Joan Turner, la viuda del cantautor chileno Víctor Jara, quien fue asesinado en los días siguientes del golpe de Estado de 1973, liderado por Augusto Pinochet, lamentó que el ex dictador haya muerto sin ser juzgado por las violaciones a los derechos humanos que ocurrieron durante su mandato de 17 años (1973-1990).
Turner expresó que «Chile y el mundo es un lugar mejor hoy día, pero en alguna forma es una lástima que Pinochet no fue condenado antes de morir», según informó el diario La Tercera.
«Encuentro que en ese sentido que hay una sensación de injusticia, que Pinochet pudo llegar a una muerte tranquilo, sin ser condenado por todos los crímenes que ha cometido en Chile», añadió la viuda del cantautor chileno.
Asimismo, enfatizó que el hecho de que el ex dictador chileno no fuese condenado fue debido a fallas en el sistema judicial chileno.
«Es una pena que Pinochet nunca fue condenado, nunca se pudo condenar a Pinochet por las fallas de la justicia», indicó.
Víctor Jara fue detenido luego del golpe de Estado, encabezado por Pinochet, contra el presidente Allende el 11 de septiembre de 1973, para ser llevado posteriormente al centro de detenciones ubicado en el Estadio Nacional de Chile, donde también estuvo recluida la actual mandataria chilena, Michelle Bachelet
En el Estadio Nacional,
Jara formó su carrera artística cuando estudió actuación en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, dónde además participó en diversas producciones de la Compañía Ituch, perteneciente al Instituto de Teatro de la misma casa de estudios.
Durante el golpe de Estado de 1973, Jara se encontraba a la Universidad Técnica del Estado, su lugar de trabajo, donde cantaría en la inauguración de una exposición, desde la cual se dirigiría al país el presidente Allende.
Los militares golpistas rodearon el recinto universitario e ingresaron a él el día siguiente del golpe contra Allende, tomando detenidos a todos los profesores y alumnos que se encontraban en su interior, entre los que estaba Víctor Jara.
Jara además de artista, fue un destacado militante del Partido Comunista de Chile y fue miembro del comité central de las Juventudes Comunistas de esa nación suramericana hasta el momento de su asesinato.
Durante su estadía en el Estadio Nacional, el artista escribió un poema que sirvió de testimonio de la situación en la que estaban los prisioneros de ese centro de detenciones, el cual tituló Somos cinco mil.
