¿Somos patriotas o qué?

La Venezuela bolivariana continúa como tercer socio comercial de los EEUU

Oficinas centrales de "Citgo" en Houston

Oficinas centrales de "Citgo" en Houston

Credito: Citgo Petroleum Corporation

Mérida, 11/03/2015.- Las sucesivas intromisiones de los gobiernos estadounidenses durante estos últimos 16 años de la era revolucionaria bolivariana, han marcado la pauta política en todo nuestro continente suramericano, ni siquiera en los momentos de mayor conmoción política continental, los Estados Unidos se habían mostrado tan contrarios a las políticas sociales de un gobierno latinoamericano. Pero la pregunta queda allí  ¿Por qué el gobierno de Obama se ensaña en contra Venezuela?...Un pequeño pais, con un glorioso pueblo de sangre guerrera. Y específicamente en contra del nuevo paradigma de la política revolucionaria y socialista continental, legado sin duda del invencible Hugo Chávez, y su sucesor Nicolás Maduro. “El yankeee teme a la revolución…” como reza la canción del recordado cantautor venezolano Ali Primera se deja escuchar por estos tiempos en los centro populares.

A pesar de las desviaciones del proceso socialista, hechos de corrupción en donde aparecen involucrados funcionarios “bolivarianos”; el pueblo chavista sabe a ciencia cierta que estos casos no representan la generalidad, y están estrechamente relacionados con el manejo de divisas en la clandestinidad para financiar el plan desestabilizador. Pero no obstante, estos hechos obligan a la administración del presidente Maduro en aplicar “mano dura” como lo solicitara en numerosas oportunidades el mismo comandante Chávez.

Ni siquiera los llamados “gobiernos progresistas”, como el de Ecuador o Bolivia no alcanzan los niveles de efervescencia antimperialista que se respiran en la Venezuela bolivariana. Pero en medio de esta situación conflictiva generada por los Estados Unidos, sobre Venezuela ambos rivales políticos mantienen un buen flujo de negociaciones con una balanza de pagos multimillonaria.

Según la información contenida en el sitio web del Buró del Censo de EE.UU., en el año 2014 Venezuela exportó US$30.219 millones en bienes a Estados Unidos, e importó de la misma nación US$11.339 millones.

En el año 2013, Venezuela le había vendido ligeramente más, US$31.997 millones. Y en 2012 la cifra alcanzaba los US$38.722 millones.

Una balanza comercial en donde se evidencia un descenso en la relación comercial entre ambos países De modo que el comercio entre esas dos naciones viene cayendo, pero sigue siendo mayor, por ejemplo, que el de Estados Unidos con Colombia, considerado una de las naciones políticamente más cercanas a Estados Unidos en el hemisferio.

Washington le compró en 2014 a Bogotá US$18.000 millones en bienes, mucho menos que los US$30.219 millones que le compró a Caracas.

Quince años de rencillas diplomáticas durante la era chavista no han podido superar el hecho básico que ha caracterizado la relación comercial entre Venezuela y el imperio estadounidense   por más de medio siglo: cada una de ellas presenta un atractivo económico para la otra.

Y si bien el intercambio comercial está en un gradual declive, sigue siendo sustancial, pese a las más recientes decisiones impuestas por el gobierno de Obama en calificar el martes pasado a Venezuela como una “amenaza para la seguridad nacional”. E impuso “sanciones” extraterritoriales a varios funcionarios venezolanos acusándolos de “violaciones a los derechos humanos” y corrupción.

 

Un intercambio importante

Pese a esta situación que se manifiesta en un franco  deterioro en las relaciones políticas, Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial venezolano. Algo contradictorio si pensamos que con los nuevos anuncios políticos por parte de Kerry en la autorización solicitada por el gobierno de Obama ante el congreso para ejecutar acciones militares extraterritoriales, dichas acciones deberían reflejarse en el área económica y comercial entre ambos países.

Ni siquiera la creciente participación de China en la economía venezolana ha reemplazado al poder de compra de Estados Unidos.

Venezuela, por su parte, es tercer socio comercial de Estados Unidos en América Latina después de México y Brasil, según información de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.

Washington le compró en 2014 a Bogotá US$18.000 millones en bienes, mucho menos que los US$30.219 millones que le compró a Caracas.

 

Todavía fluye petróleo venezolano rumbo al imperio estadounidense.

Las cuentas de la relación comercial entre Venezuela y Estados Unidos, por supuesto, giran primordialmente en torno al petróleo, el producto que representa más del 90% de las exportaciones venezolanas rumbo al imperio estadounidense.

En la actualidad las exportaciones a China llegan a 536.000 barriles diarios, y a India se dirigen 363.000 barriles, según indicó el ministro de petróleo Asdrúbal Chávez.

Pero diversas voces tienen interpretaciones distintas de lo que significan esas cifras en términos de dependencia de uno hacia el otro.

“De muchas maneras, se entiende que no es que Venezuela dependa tanto de los mercados estadounidenses de petróleo, es Estados Unidos el que depende de ese petróleo. Estados Unidos sabe que si Venezuela cerrara el grifo, eso causaría una disrupción sustancial a su aprovisionamiento interno”, según expresa a BBC Mundo, George Ciccariello-Maher, profesor de la Universidad de Drexel en Estados Unidos.

Harold Trinkunas, director de la Iniciativa Para América Latina en el Instituto Brookings, un centro de investigación estadounidense, tiene una visión opuesta.

“Hay una sobreoferta de petróleo en el mercado internacional. Por eso es que han bajado los precios. Anteriormente las refinerías en partes de Estados Unidos estaban optimizadas para recibir petróleo venezolano, más pesado y sulfúrico.

Pero ahora el petróleo que viene por riel de Canadá es del tipo que puede suplir al petróleo venezolano. Que bajen las exportaciones venezolanas ya no es un problema estratégico como lo era hace 10 o 15 años”, le dice el experto a BBC Mundo.

 

El triunfo de la “racionalidad”

Sin embargo, Trinkunas no cree que el gobierno estadounidense emprenda muchos esfuerzos para reducir las compras de petróleo venezolano. “Estados Unidos en los últimos años está mucho mas comprometido con sanciones a personas e individuos y no hacia naciones o estados”, dice el académico.

Advierte que en una situación hipotética, de sanciones comerciales a Venezuela le crearían a Washington problemas similares a los que han confrontado por décadas con Cuba, “una política que ha fallado”. Tampoco se observa mucho interés de Venezuela en reducir más los negocios con los Estados Unidos.

Harold Trinkunas, Instituto Brookings

“El mercado estadounidense es el más rentable para Venezuela, porque los costos de transporte son bajos. Son dueños de la refinería estadounidense “Citgo”, con lo que pueden capturar algunas de las rentas de la refinación y no solo de la exportación del crudo. Ademas Estados Unidos paga precios de mercado, mientras que otros socios como “Petrocaribe” o “Cuba” no están pagando precios de mercado”, asegura Trinkunas.

George Ciccariello-Maher coincide en que “Venezuela no hará nada por fuera de la racionalidad económica” para reducir el monto del crudo que se dirige a Estados Unidos.



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