"¡Todo
concuerda tan bien con las descripciones bíblicas!", dice maravillado
Amir Brightman, guardia de seguridad israelí que escolta a los turistas.
"Me siento tan conectado…", afirma tras terminar ese versículo de la
Biblia del segundo libro de Samuel.
El sitio bíblico de la Ciudad de David se ubica en el corazón del
distrito palestino de Silwan, al pie de la amurallada Ciudad Vieja de
Jerusalén.
Muy cerca se encuentra el sitio de excavación arqueológica de Givaty. En
los últimos cinco años, el antiguo parque de estacionamiento que
existía allí fue dando paso a un ambicioso proyecto arqueológico
israelí, que no se limita a Jerusalén, sino que también implica
excavaciones en otras partes del país.
Pero el proyecto es polémico. Además de criticar que la Biblia sea
considerada aún la guía arqueológica legítima por excelencia, los
palestinos insisten en que el propósito de Israel de sacar a la luz la
antigua Jerusalén es simplemente reivindicar la herencia judía de la
ciudad.
"Los visitantes llegan a la Ciudad de David sin siquiera darse cuenta de
que habitamos aquí", protestó Ahmad Qaraein, quien vive en un edificio
de tres pisos con una vista panorámica sobre el sitio de Givaty. Su
familia ha residido aquí por varias generaciones.
Como muchos palestinos, cree que Israel excava en Jerusalén no tanto por
interés arqueológico, sino por el motivo ulterior de reclamar el legado
judío de la ciudad.
"No solo el rey David vivió aquí. Ignoraron un cementerio islámico de
1.200 años de antigüedad hallado en la planta superior", señaló.
La acusación es rechazada por el arqueólogo Doron Ben-Ami, de la
Autoridad de Antigüedades de Israel. "La arqueología es una profesión
destructiva. Uno desmantela niveles para dejar al descubierto otros más
antiguos", aseguró.
"Además, no necesariamente todos los sitios aportan algo. Pero, como
Jerusalén es un lugar sensible, hemos decidido preservar secciones de
cada periodo" histórico, dijo.
Ben-Ami supervisa la excavación de Givaty. "Aquí comenzó Jerusalén",
señala, "y ahí se puede ver el último periodo (el musulmán), sobre el
periodo bizantino, el romano, y los del segundo y el primer templo"
judío, detalló.
Ben-Ami muestra a IPS una serie de estructuras, mosaicos, columnas, muros y capas superpuestas.
"El periodo cananeo", continúa explicando mientras señala varias
excavaciones, "miles de años antes del rey David, hasta la primera Edad
de Bronce. Cuando aparece la roca sólida, termina la arqueología y
empieza la geología. Y la política también entra en escena".
Hay algo en lo que israelíes y palestinos coinciden: la batalla por la
soberanía de Jerusalén es la piedra fundamental de su conflicto. Los
palestinos quieren que Jerusalén oriental se convierta en la capital de
su futuro estado.
"Esta casa se queda en Palestina", reza un grafiti pintado cerca del
sitio de Givaty. "Silwan es nuestro lugar, y Jerusalén es nuestra
tierra, nuestra historia", subrayó Qaraein.
Las 88 casas palestinas de la zona recibieron órdenes de demolición bajo
el argumento de que están construidas ilegalmente, incluyendo el
edificio donde vive Qaraein. "Desde 1997 pagamos grandes multas anuales
para posponer la demolición", explicó.
Los palestinos señalan que las autoridades israelíes conceden muy pocos
permisos de construcción. "Las piedras son más importantes que los seres
vivos", dijo con tristeza Qaraein, y señaló que las excavaciones
arqueológicas estaban socavando la estructura de varios edificios.
Hace tres años, una escuela colapsó parcialmente, hiriendo a 17 alumnos.
Los residentes responsabilizaron de lo ocurrido a los túneles
arqueológicos que atraviesan Silwan.
La zona de excavación de Givaty está llena de actividad.
Estudiantes de arqueología y voluntarios cavan y quitan polvo, hacen
cadenas con cubetas para transportar tierra o artefactos antiguos
hallados, que dan cuenta de una larga historia de conquistas y
reconquistas, de "guerras santas" y cruzadas. En los últimos 2.000 años,
Jerusalén fue capturada 13 veces.
Para Qaraein, solo hay una potencia ocupante. "Los turcos, los
británicos y los jordanos, todos se fueron y nosotros nos quedamos.
Israel también se irá", predijo.
"Vivimos bajo ocupación israelí desde 1967. Y desde 1991 hasta hoy,
vivimos una segunda ocupación, la de los colonos" judíos, añadió.
El sitio es administrado por Elad, una asociación israelí
ultraderechista dedicada a financiar excavaciones en sitios de valor
histórico para los judíos, así como la construcción de colonias en
Jerusalén oriental.
Unos 400 colonos viven en el lugar, en medio de 5.000 palestinos, y por
eso la tensión es grande. Qaraein fue baleado dos veces en la pierna por
un colono que aún es vecino suyo. "Elad es un estado dentro de un
estado. Asumen todos los derechos y son imparables", afirmó.
Él es categórico. Las excavaciones en la Ciudad de David son parte de un
gran plan para expulsar a los palestinos de Jerusalén. "No nos
quieren", afirmó.
"Estamos en el centro de un conflicto político", declaró Yonatan
Mizrahi, quien organiza visitas turísticas guiadas. "¿Cómo debemos
llamar el lugar, Ciudad de David o Silwan?".
Mizrachi, un arqueólogo activista para la organización no gubernamental
Emek Shaveh, dedicada a explorar "el papel de la arqueología en el
conflicto palestino-israelí", sostiene que esa disciplina está siendo
usada por el Estado judío "para justificar y legitimizar el control de
Israel sobre Jerusalén oriental, incluso en un futuro acuerdo".
Si los arqueólogos instalan un cartel que dice "Bienvenidos al palacio
del rey David", eso les permitirá a los israelíes afirmar que Jerusalén
oriental les pertenece por historia, señaló.
"La arqueología revela civilizaciones y cambios de civilizaciones. ¿Cómo
puede este sitio pertenecer exclusivamente a una nación? Entre el
pasado y el presente, ¿qué es más importante? ¿Capas arqueológicas del
siglo VIII antes de Cristo o los pueblos de hoy?", dijo.
"Jerusalén no es solo judía. Por otro lado, tampoco se puede negar que Jerusalén nunca fue judía. Ese es el dilema", añadió.
Mientras, el arqueólogo Ben-Ami insiste en que su trabajo es imparcial y
no tiene motivos políticos. "Veo al sitio como algo puramente
profesional. Sean estructuras grandes o pequeñas, de periodos muy
antiguos o más cercanos a nosotros, yo respeto todo lo que haya",
señaló.
Entre la arqueología y la política, entre el pasado y el presente, tanto
israelíes como palestinos saben muy bien que las antiguas batallas por
Jerusalén tienen mucho valor hoy.