Conozca la historia de la última fotografía de Salvador Allende

Credito: Horacio Villalobos

Credito: CiudadCCS

11/09/11.-Aquella mañana del 11 de septiembre de 1973 se dio inicio a lo que sería uno de los mayores dramas vividos por Chile. El gobierno de Salvador Allende era derrocado por un cruento golpe militar que, con el apoyo de la CIA y de los Estados Unidos, estaba encabezado por el general Augusto Pinochet. A partir de entonces se inició una auténtica cacería de opositores, sumergiendo a la nación austral en una de las más crueles dictaduras que se han padecido en América Latina.

Horacio Villalobos, fotógrafo argentino, había llegado un día antes a Santiago de Chile, procedente de Buenos Aires, con el encargo de la revista Time de fotografiar al presidente Allende, durante la entrevista que había sido acordada para el día 11.

LLEGADA A CHILE

“Me alojé en el Hotel Panamericano y, a la mañana siguiente, me llamó el corresponsal de Time para decirme, ‘oye, por qué no te vas para la plaza (de la Constitución), porque hay movimientos’. Llegué como a las 8:15 y me encontré con dos tanquetas de carabineros, justo frente a La Moneda, y unos 3 o 4 carabineros por lado. Esa fue la primera fotografía que tomé del golpe en Chile. En ese momento, las tanquetas se retiran y los carabineros dejan la plaza. Fue cuando por una de las ventanas del primer piso Allende se asoma para constatar que lo estaban abandonando a su suerte. Yo tenía dos cámaras, una con un zoom y la otra un granangular. Me pongo a correr y grito ‘Allende, Allende’. Al mi lado corría Arielo Netto, un camarógrafo amigo, uruguayo, que era más respetuoso y gritaba ‘Señor presidente, señor presidente’. Esa cuadra de La Moneda había estado realmente desierta y entonces sucede algo mágico: justo aparecen caminando unos chicos que nos habían escuchado, Allende vuelve entonces a abrir el balcón y hace un saludo fugaz. Yo tomo dos fotografías con el granangular, para que se vean los chicos. Uno mira a Allende y le dice: Deles duro, compañero Presidente”.

“Dos horas más tarde, Allende yacería en su despacho de La Moneda con el cráneo destrozado por una ráfaga de fusil. Aquella fue su última fotografía con vida”.

EL SABOR DEL MIEDO

“Los soldados me vieron y me hicieron un gesto para que me alejara. Comencé a caminar por Agustinas, alejándome de ellos, de espaldas. Cuando estaba promediando la caminata sentí el sabor metálico del miedo en la boca. Lo que recuerdo es que me dije, con curiosidad, ‘Eha? este es el sabor del miedo del que hablan las novelas baratas’. Yo he cubierto guerras y todo, pero nunca más en mi vida sentí una cosa así. Al llegar a la otra esquina, una patrulla militar dividía ambos lados de la calle. Los de una vereda decían que me mataran y los del otro lado decían que no me mataran. Entonces me acerqué a la parte de la patrulla que pensaba que podía seguir viviendo y, finalmente, pude alejarme”.

El rollo continuaba dentro de la cámara, con lo que todavía eran frágiles imágenes latentes, incluso la del Presidente y los chicos. Así que Villalobos, intuyendo que era una fotografía importante, se dirigió por la calle Huérfanos hacia el Panamericano con la intención de comunicarse con la agencia UPI, de donde también era corresponsal pero, antes de llegar, otra patrulla lo detuvo. “El rollo estaba expuesto en una de las cámaras y yo no me atrevía ni a tocarlo. ‘Mi película, mi película’ pensaba, pero no me pidieron nada. Fue maravilloso. La fotografía pudo ser finalmente transmitida por la UPI a todo el mundo”.

LA VERDADERA FOTO

Días después, alguien le vende al corresponsal de The New York Times la fotografía de Allende con casco y un fusil Kalashnikov, junto a los GAPS (Grupo de Amigos Personales), diciendo que era la última del Presidente. Ganó ese año el premio de World Press y el editor del diario dijo que no podía dar el nombre del fotógrafo porque estaba preso en Chile.

En realidad había sido obtenida varios meses antes, en junio de 1973, durante el fallido golpe militar conocido como el tancazo. El diario y la World Press habían sido engañados.

“Un allegado a Allende, que estuvo exiliado en Buenos Aires, confirmó aquella presunción al reconocer que uno de los hombres que aparecen en la foto no se encontraba en La Moneda el día del golpe, sino que estaba de guardia en la quinta presidencial Los Arrayanes”.

En marzo de 1990, Chile recuperó la democracia pero, hasta hoy, el fotógrafo continúa siendo no nombrado.

La World Press Foundation, sin embargo, sigue sosteniendo aquella falacia puesto que insiste en publicar y exhibir la fotografía adulterada y sin autor, mientras que The New York Times ha preferido el silencio.

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Agradecimiento

El 11 de septiembre de 1997, a 24 años del golpe militar contra Salvador Allende, se realizó una pequeña ceremonia frente al Palacio de la Moneda en Santiago, para recordar a las víctimas de este cruento hecho. Hortensia Bussi de Allende, viuda del mandatario, con más de ochenta años de edad a cuestas, abrazó a Villalobos y, emocionada, le agradeció la fotografía de su esposo.

La última, donde unos chicos le dicen “golpéeles duro, compañero Presidente”. Cuando hizo aquella foto, Villalobos tenía 27 años de edad y estaba trabajando para la agencia de noticias UPI. Actualmente es jefe de Fotografía del Diario Popular, en Buenos Aires.



A. BÉCQUER CASABALL
FOTO HORACIO VILLALOBOS


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