Comunicado

Académicos puertorriqueños en Estados Unidos se solidarizan con huelga estudiantil de Puerto Rico

Bandera de Puerto Rico

Bandera de Puerto Rico

Nueva York, mayo 21 - Declaración de académicos y académicas puertorriqueños en los Estados Unidos sobre el actual conflicto de la UPR

Es con atención extrema y honda preocupación que un número de académicos y académicas puertorriqueños en los Estados Unidos hemos venido siguiendo el desarrollo de los actuales conflictos de la Universidad de Puerto Rico. Las dificultades por llegar a un acuerdo satisfactorio entre las demandas del movimiento estudiantil y la alta dirección universitaria han resultado a esta fecha en la declaración de una huelga indefinida por parte del estudiantado en casi todos los recintos del sistema, en el cierre del Recinto de Río Piedras hasta el 31 de julio-a instancias de su rectora interina, la profesora Ana Guadalupe, con la aprobación de la Junta de Síndicos-y en el despliegue ostentoso,
desproporcionado y amenazante de efectivos policíacos y de la Fuerza de Choque en el perímetro del campus riopedrense, actualmente ocupado por estudiantes. 

A un día de ratificado el voto de huelga en la asamblea estudiantil del 13 de mayo pasado, el superintendente de la policía, el señor José Figueroa Sancha (con la venia de las autoridades universitarias), emitió una orden prohibiendo la entrada de víveres y agua al Recinto de Río Piedras, contraviniendo con ello los más básicos principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su expresión de los acuerdos de Ginebra hace del negar alimento y agua a un antagonista, aún en situaciones de guerra, un crimen de lesa humanidad. 

En este panorama desalentador no pueden sino incubarse situaciones de violencia potencialmente aún más graves, para no mencionar la continua y vergonzosa denigración de la civilidad. Es por ello que urgimos de la administración universitaria el reinicio sin dilación de las negociaciones con el Comité Negociador Nacional de Estudiantes, el cese inmediato de la militarización del Recinto de Río Piedras y la conducción del conflicto dentro de los más estrictos términos de respeto a los derechos civiles y humanos.
Tres demandas se destacan en particular de la huelga estudiantil:

1) la derogación de la certificación 98 (que elimina las exenciones de matrícula para los estudiantes de honor y los/as atletas, así como para los recipientes de las becas federales Pell),

2) la exigencia de que no se reduzca el presupuesto estatal asignado a la universidad, según ha sido proyectado para el próximo año fiscal por la legislatura y la administración del gobernador Luis Fortuño, y

3) el que se abran los libros de la contabilidad de la institución para que la comunidad universitaria pueda iniciar un debate público bien informado sobre su realidad fiscal y los modos alternativos para paliar la crisis económica por la que atraviesa, y que entre otras cosas incluye un monumental déficit que, según diversos cálculos, oscila entre los 130 y los 200 millones de dólares. 

No obstante, en su raíz, estos reclamos expresan otra serie de cuestiones más profundas y trascendentales que competen al futuro de la educación superior pública en Puerto Rico, a las problemáticas del autogobierno y la autonomía universitaria y a las relaciones entre ciudadanía, democracia y educación, con las que los abajo firmantes nos identificamos tanto como puertorriqueños/as (muchos de nosotros/as egresados/as de la Universidad de Puerto Rico) como en tanto académicos/as miembros de una comunidad intelectual internacional.

La actual crisis económica global le presenta retos inmensos a prácticamente todas las sociedades del planeta. Cómo afrontarla sin socavar los fundamentos de la democracia, de los cuales el derecho a la educación es puntal, es asunto que merecería un primer orden de reflexión al momento de revisar la necesidad de ajustes presupuestarios por parte del Estado. Es ésta una de las consideraciones centrales que subyace las propuestas del movimiento estudiantil universitario.

“La educación es un derecho, no un privilegio” en manera alguna es una consigna hueca o autoindulgente. El acceso libre y amplio a la educación en colectividades democrático-liberales modernas como la nuestra es clave tanto para el funcionamiento de la estructura socio-económica misma como para el ejercicio efectivo de la democracia y los derechos ciudadanos. No hay sociedad moderna sin cuadros profesionales debidamente educados que la sostengan y administren y sin creadores capaces de imaginar nuevos espacios y modalidades para la vida económica y cultural. Y no hay intervención ciudadana democráticamente efectiva sin el desarrollo de un pensamiento y una sensibilidad críticos y creativos que nos ayude a debatir de forma sustancial las realidades del país y sus posibilidades. 

De modo que, contrario a lo señalado incorrectamente por el gobernador Luis Fortuño en su mensaje a la legislatura del pasado 26 de abril, el ser estudiante de un sistema de educación pública, lejos de ser un privilegio, es una instancia formativa socialmente necesaria para el sostenimiento de una sociedad verdaderamente ágil y democrática. El pensamiento  autoritario teme al pensamiento crítico y pretende erosionarlo; sólo la mediocridad conformista teme a los riesgos de una disposición creativa ampliamente diseminada.

Es con gran preocupación que desde la distancia hemos estado observando, a lo largo ya de varias décadas y diversas administraciones gubernamentales, la progresiva erosión de los fundamentos y posibilidades de una educación pública en nuestro país. Esto es: la erosión de una educación dirigida a la democratización de las potencialidades sociales y de las capacidades críticas que ella incita, y no sujeta a la lógica de la ganancia o a las restricciones propias de la iniciativa privada. El primer frente de ataque para esta erosión lo ha sido la educación pública a los niveles elementales, intermedios y de escuela superior. 

Las escuelas públicas puertorriqueñas se encuentran en un estado absolutamente lamentable. Mal subvencionadas (por la desidia deliberada y el desprecio de una clase política hostil a ella), con planteles deteriorados y recursos insuficientes, pobladas por la desmoralización de un sector magisterial malpagado y poco valorado, el ataque contra la educación pública no ha comenzado con los actuales, y de ninguna  manera nuevos, intentos por debilitar a la UPR. Este es sólo su corolario. No obstante, y a contracorriente, la universidad pública queda aún como uno de los pocos focos de esperanza para el presente y el porvenir de nuestro país. Es aún un lugar en donde el o la estudiante de escuela pública de una familia de bajos recursos (un 60% del total de la población estudiantil del sistema proviene de familias con ingresos de menos de $30,000 al año) puede, a pesar de las limitaciones de su formación, llegar a forjarse un mejor futuro personal y de aporte social así como una distinta y más rica posibilidad de ser.

Quien ha pasado por la Universidad de Puerto Rico no puede dejar de amar sus promesas y lo que nos ha dado. Recortar el presupuesto de la UPR, del primer centro docente de nuestro país, sin explorar otras alternativas es el camino más rápido para debilitar un proyecto absolutamente necesario para nuestra democracia y existencia social, asentado en una tradición de prácticas y luchas de libertad crítica insustituíbles que ya datan de más de un siglo. No es una institución prescindible o reemplazable. Es el lugar en donde generaciones de puertorriqueños/as han aprendido a pensar y sobre el que se levantaron los impulsos decisivos de nuestra modernidad. Entonces, defender la educación pública es, en su sentido más profundo, una defensa de nuestra democracia, aún con sus muchísimas imperfecciones, pero también, y tal vez más importante, de su devenir siempre perfectible.

Nada ha atentado más contra la vida universitaria que su ya larga sujeción a las veleidades de la política partidista del país. Distinto a tantos lugares del mundo en donde los nombramientos de las altas autoridades universitarias se fundamentan en criterios autónomos de mérito académico, talento administrativo y experiencia institucional, en Puerto Rico estos puestos han sido concebidos como una suerte de remuneración personal para aquellos que han demostrado su lealtad al partido de turno en el poder. Son criterios políticos y no académicos los que han tendido a primar a la hora de hacer estos nombramientos, y sólo la universidad misma y el país han sufrido las consecuencias de una práctica tan extraviada y que de forma tan contundente sigue socavando los principios de la autonomía universitaria. Consterna, desde nuestra perspectiva exterior, ver cómo, con demasiada frecuencia, el alto liderato universitario carece de la proyección intelectual necesaria para legitimarse como autoridades de una institución académica. Y también perturba que las figuras que con mayor excelencia y creatividad han contribuído a la producción del saber en nuestros centros docentes tan a menudo ocupen lugares secundarios en su dirección.

Es éste un problema medular que la actual situación de la UPR ha vuelto a poner sobre el tapete. La intransigencia de la presente administración universitaria, su negación a la negociación sostenida y paciente, no se adecúa al espíritu de deliberación ponderada propio de un ethos académico sino de la instrumentalización rápida, y sin demasiado  espacio para el disenso, de un designio político. ¿Por qué la rectora de Río Piedras, así como los rectores de los otros recintos, no han convocado aún a sus senados académicos o a reuniones del claustro para reflexionar, debatir y buscar posibles alternativas al actual conflicto? Los profesores universitarios, muchos de los cuales se han mobilizado en defensa de sus estudiantes, vigilando los portones, listos a mediar en cualquier situación potencialmente violenta, en rondas de 24 horas, siete días a la semana, suministrando agua y alimentos a los estudiantes que han ocupado el recinto a pesar de las prohibiciones y de las amenazas de la Fuerza de Choque, regalándoles libros, a esos profesores, a esa
intelectualidad académica puertorriqueña, la actual administración universitaria no ha estimado necesario pedirle su parecer. Ello es incomprensible y contrario al espíritu intelectual de debate que debe vertebrar a una verdadera universidad, para no invocar aquí una noción básica de libertad académica.

Si las demandas de los estudiantes apuntan hacia la necesidad de garantizar el acceso a una educación pública de calidad, no menos importantes son las necesidades específicas y particulares, aún no enunciadas pero no por ello menos reales, del profesorado universitario cuyas tareas docentes son realizadas, las más de las veces, en condiciones inhóspitas cuando no hostiles. Con una biblioteca deficiente e insalubre, sin apenas fondos para la investigación y con una política de sabático desigual; muchos de ellos sin oficinas en donde hacer su trabajo y atender a los/as estudiantes y con salones abarrotados de alumnos frecuentemente aún necesitados de programas de tutoría (que no existen) para remediar las deficiencias en destrezas básicas de escritura, lectura y matemáticas con las que llegan; obligados a impartir cátedra en edificios enfermos que ponen en riesgo no sólo su salud sino las de todos los miembros de la comunidad universitaria; ese profesorado está lejos de ser un sector “privilegiado”, como erradamente lo sugiriera el Gobernador Fortuño en su mensaje presupuestario a la legislatura.

A finales del pasado mes de abril el movimiento estudiantil le presentó al presidente de la UPR, profesor José Ramón de la Torre, un pliego con recomendaciones para atajar la actual crisis económica de la universidad sin incurrir en el recorte de servicios claves para su funcionamiento, en la eliminación de las exenciones de matrícula ya establecidas o en la imposición de un alza. El llamado para discutir ese documento fue, sin embargo, desoído. No obstante, se trata de un documento serio, ejemplar de lo que el pensamiento universitario puede creativamente producir ante retos sociales de envergadura como los que confronta el país en estos momentos. Ese documento debería ser ponderado con rigor por las autoridades universitarias en discusión con la comunidad universitaria en general, pero para ello se requiere primeramente el retorno a la mesa de negociaciones. Por esto reiteramos nuestra petición de que se reabra el diálogo en el más alto espíritu de compromiso con una educación pública democrática y de excelencia, que se desmilitarice el campus de Río Piedras y que se conduzca el conflicto bajo la más estricta observación de los derechos humanos y civiles de todas las partes implicadas.

Suscrito por:
[Afiliación para propósitos de identificación solamente. Se indica también quiénes
han sido egresados de la UPR y sus trayectorias académicas]
1) Agnes Lugo-Ortiz
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Princeton University
Catedrática Asociada, The University of Chicago
2) Aldo Lauria-Santiago
Escuela Superior de la UPR
B.A. Princeton University
M.A. New York University
Ph.D. The University of Chicago
Catedrático Asociado, Rutgers University
3) Ivette N. Hernández-Torres
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Brown University
Catedrática Asociada, University of California, Irvine
4) Luis F. Avilés
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez
M.A. University of Illinois Urbana
Ph.D. Brown University
Catedrático Asociado, University of California, Irvine
5) Arcadio Díaz Quiñones
B.A. y M.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
PH.D. Universidad Central de Madrid
Catedrático, Princeton University
6) Aníbal González-Pérez
Escuela Superior de la UPR
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Yale University
Catedrático, Yale University
7) Richard Rosa
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Cayey
M.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Harvard University
Catedrático Asociado, Duke University
8) Carlos J. Alonso
Escuela Superior de la UPR
B.A. Cornell University
Ph.D. Yale University
Cátedra Morris A. and Alma Schapiro in the Humanities
Columbia University
9) Roberto Alejandro
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Princeton University
Catedrático, Universidad de Massachusetts, Amherst
10) Nelson Maldonado-Torres
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Brown University
Catedrático Asociado, University of California, Berkeley
11) Ramón Grosfoguel
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras
Ph.D. Temple University
Catedrático, Universidad de California, Berkeley
12) Eduardo Bonilla-Silva
Escuela Superior de la UPR
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. University of Wisconsin, Madison
Catedrático, Duke University
13) Juan Duchesne Winter
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. SUNY at Stony Brook
Catedrático, University of Pittsburgh
14) Luis Figueroa-Martínez
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. University of Wisconsin-Madison
Catedrático Asociado, Trinity College
15) Edna Acosta-Belén
Estudiante de la Universidad de Puerto Rico-Río Piedras (1965-67)
Ph.D. Columbia University
Catedrática Distinguida, University at Albany, SUNY
16) Efraín Barradas
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Princeton University
Catedrático, Universidad de la Florida
17) Cecilia Enjuto Rangel
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Yale University
Catedrática Auxiliar, University of Oregon
18) Federico Subervi
B.A. y M.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Universidad de Wisconsin
Catedrático, Texas State University, San Marcos
19) Asela Rodríguez de Laguna
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez
Ph.D. University of Illinois-Urbana
Catedrático, Rutgers, the State University of New Jersey, Campus at Newark
20) Elpidio Laguna-Díaz
Escuela Intermedia y Superior de la UPR
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Graduate Center, City University of New York
Catedrático, Rutgers, the State University of New Jersey, Campus at Newark
21) Frances R. Aparicio
Ph.D. Harvard University
Catedrática, Universidad de Illinois en Chicago
22) Francisco A. Scarano
Ph.D. Columbia University
Catedrático, Universidad de Wisconsin-Madison
23) Julio Ramos
Ph.D. Princeton University
Profesor Emérito, University of California, Berkeley
24) Pablo Delano
M.F.A. Yale University
Catedrático, Trinity College
25) Madeline Troche-Rodríguez
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez
Ph.D. Loyola University Chicago
Catedrática Auxiliar, City Colleges of Chicago
26) César A. Salgado
Ph.D. Yale University
Catedrático Asociado, The University of Texas at Austin
27) William Vélez
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Yale University
Catedrático, University of Wisconsin-Milwaukee
28) Jossianna Arroyo
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Universidad de California, Berkeley
Catedrática Asociada, Universidad de Texas, Austin
29) Gladys M. Jiménez-Muñoz
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Binghamton University-SUNY
Catedrática Asociada, Binghamton University-SUNY
30) Kelvin Santiago-Valles
Ph.D. Union Graduate Institute, Cincinnati, Ohio
Catedrático Asociado, Binghamton University-SUNY
31) Eleuterio Santiago-Díaz
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
M.A. University of California, Santa Barbara
Ph.D. Brown University
Catedrático Asociado, University of New Mexico
32) Ilia Rodríguez
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
M.A. University of California, Santa Barbara
Ph.D. University of Minnesota
Catedrática Asociada, University of New Mexico
33) Rosilie Hernández
Ph.D. University of California, Irvine
Catedrática y Vice-Decana de la Escuela de Literatura, Estudios Culturales y
Lingüistica, Universidad de Illinois en Chicago
34) Víctor Figueroa
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Harvard University
Catedratico Asociado, Wayne State University
35) Milagros Denis-Rosario
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
M.A. Cornell University
Ph.D. Howard University
Catedrática Auxiliar, Hunter College-CUNY
36) Jason Cortés
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez
PH.D The Pennsylvania State University
Catedratico Auxiliar, Rutgers University
37) Wanda Rivera Rivera
B.A. y M.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Harvard University
Assistant Professor, University of Massachusetts, Boston
38) Ismael García-Colón
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. University of Connecticut
Catedrático Auxiliar, City University of New York, The College of Staten Island
39) Agustin Lao-Montes
Ph.D. State University of New York at Binghamton
Catedrático Asociado, Universidad de Massachusetts-Amherst
40) Harry Vélez Quiñones
Ph.D. Harvard University
Catedrático, University of Puget Sound
41) Antonio Lauria-Perricelli
Ph.D. New School for Social Research
Catedrático Adjunto, New York University
42) Ramón H. Rivera-Servera
Ph.D. University of Texas at Austin
Catedrático Auxiliar, Northwestern University
43) José R. Cartagena-Calderón
Ph.D. Harvard University
Catedrático Asociado, Pomona College
44) José Francisco Buscaglia Salgado
Ph.D. University at Buffalo
Catedrático Asociado
y Director del Programa de Estudios Caribeños, SUNY at Buffalo
45) César Ayala
Ph.D. State University of New York-Binghamton
Catedrático, University of California, Los Angeles
46) Arnaldo Cruz-Malavé
Ph.D. Stanford University
Catedrático, Fordham University
47) Víctor Rodríguez
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. de la Universidad de California, Irvine
Catedrático, California State University, Long Beach
48) Licia Fiol-Matta
Ph.D. Yale University
Catedrática Asociada, Lehman College, CUNY
49) Lena Burgos-Lafuente
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Candidate New York University
Catedrática Auxiliar, SUNY, Stony Brook
50) Lawrence La Fountain-Stokes
Ph.D. Columbia University
Catedrático Asociado, Universidad de Michigan, Ann Arbor
51) Luis Zayas
Ph.D. The University of Chicago
Catedrático Auxiliar, Arizona State University
52) Rosa Elena Carrasquillo
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. University of Connecticut
Catedrática Auxiliar, College of the Holy Cross
53) José A. Padín
Ph.D. University of Wisconsin-Madison
Catedrático Asociado, Portland State University
54) Juan Carlos Rodríguez
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
M.A. CUNY
Ph.D. Duke University
Catedrático Auxiliar, The Georgia Institute of Technology
55) Juan Carlos Quintero-Herencia
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Princeton University
Catedrático, University of Maryland, College Park
56) Ivette Rodríguez-Santana
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Yale University
Directora Asociada Centro de Estudios Latinoamericanos,
Universidad de Maryland, College Park
57) Néstor E. Rodríguez
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. Emory University
Catedrático Asociado, University of Toronto
58) Irmary Reyes-Santos
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez
Ph.D. University of California, San Diego
Catedrática Auxiliar, University of Oregon
59) Sheila Candelario
B.A. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
Ph.D. State University of New York at Stony Brook
Catedrática, Fairfield University




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