Se cumplen setenta años de la «noche de los cristales rotos», que marcó el punto de inflexión en la política antisemita nazi.

70 años de vergüenza

09 de noviembre de 2008.- Hace 70 años, en una noche que permanece grabada en la historia colectiva de Alemania, miles de fanáticos nazis se lanzaron a las calles para quemar sinagogas, destruir locales comerciales y atacar a sus propietarios judíos. El ataque, que se recuerda como «la noche de los cristales rotos», en alusión a los restos de ventanas y vitrinas que tapizaban las calles, marcó el comienzo de la exterminación masiva de los judíos en Europa.

Cuando los disturbios llegaron a su fin, miles de hogares, negocios y sinagogas habían sido destruidos por las llamas o saqueados por hordas de fanáticos que actuaron ante la mirada cómplice de la policía y los bomberos. Según los archivos históricos, más de 100 judíos murieron en la noche del 9 de noviembre de 1938 y otros 30.000 fueron enviados a los campos de concentración de Dachau, Sachsenhausen y Buchenwald.

La dictadura justificó los ataques como un arranque espontáneo de violencia popular en respuesta al asesinato de Ernst vom Rath, un oficial de bajo rango en la embajada alemana en París, que murió el 9 de noviembre a causa de los disparos de Herschel Grynszpan, un judío polaco de 17 años.

Cuando la noticia de la muerte del diplomático llegó a Berlín, Goebbel visitó a Hitler para diseñar un plan de acción. El resultado de la conversación se puede leer en su famoso diario. «Le expongo el asunto al Führer. El decide: permitir las demostraciones y retirar a la policía. Los judíos deben sentir la ira popular», escribió el ministro de Propaganda de Hitler.

La dictadura culpó a los propios judíos de la violencia que azotó al país y a Austria, e impuso a la comunidad alemana una multa de mil millones de 'Reichmarks'.

No fue todo. El Reich confiscó los pagos que las compañías aseguradoras debían hacer a los propietarios judíos cuyas casas y negocios habían sido destruidos y comenzó a promulgar leyes para forzar la «arianización» de todas las empresas de propiedad judía.

El pogromo contra la comunidad judía del 9 de noviembre marcó un punto de inflexión en la política antisemita que nació inmediatamente después de la llegada de Hitler al poder en 1933, y preparó el terreno para lo que sería el Holocausto, el asesinato sistemático de los judíos que vivían en los territorios controlados por los nazis.

En vísperas del nuevo aniversario de la famosa «noche de los cristales rotos», el Parlamento alemán, en un gesto tardío pero necesario, aprobó una resolución donde condena el antisemitismo e insta al gobierno a reforzar y ampliar su lucha contra la xenofobia.

Estadísticas oficiales dadas a conocer el pasado martes en Berlín señalan que se cometieron unos 800 delitos con un marcado trasfondo antisemita durante los primeros nueve meses del año, en los que resultaron heridas de diversa consideración 27 personas.

La resolución del Bundestag estuvo marcada por la polémica a causa de una iniciativa de Angela Merkel. La canciller pidió que se excluyera al partido La Izquierda por su cooperación con «extremistas hostiles a los judíos», en alusión al movimiento palestino Hamás.

Hoy Merkel participó junto a la presidenta del Consejo Central de los judíos en Alemania, Charlotte Knobloch y otros supervivientes del pogromo en una ceremonia en la sinagoga de Rykestrasse en Berlín, la mas grande de Alemania y una de las pocas que no fue pasto de las llamas hace 70 años.



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