América latina y su lugar en la crisis mundial

Para que adquiera sentido el lugar común de reciente aparición periodística y académica, según el cual "el mundo está cambiando", hay que observarlo por sus costados sociales y dinámicos, tratando de evitar la superficialidad que lo limita a los cambios presidenciales, los discursos de ocasión y sus temporales noticiosos en las cadenas mundiales de información.

Si América latina está ingresando a una nueva fase o ciclo de desarrollo político, se debe, entre otras buenas razones, a que no fue desmontado, ni derrotado, el ciclo refundador que se inició en 1999-2001. Desde esos años, y por un largo lustro, una sucesión inexorable de rebeliones políticas y sociales modificaron el mapa social, cultural y geopolítico de parte del continente. Los gobiernos de Bolivia y Ecuador y Venezuela, concentran lo más avanzado de una mutación histórica cuyas raíces de desajuste social se pueden detectar también en Brasil, Argentina, Uruguay, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, aunque las derivaciones institucionales y los proyectos no sean los mismos.

Sus más sonados resultados fueron y siguen siendo la derrota del ALCA y la puesta en cuestión de la política neoliberal en la mayor parte de la región, que llevó al desmontaje del Consenso de Washington. Tras esos tres mecanismos y estrategias se había reordenado la dominación y el control social desde inicios de los ochenta, un dominio que no hubiera sido posible sin el salto atrás de la clase obrera, los estudiantes y la ex fuerte izquierda, de Europa, Japón, América latina, China, Sudáfrica y Europa del Este. Las derrotas siempre salen más caras que las victorias. Pues, que sean ellos los que están hoy en retroceso y no las frugales transformaciones avanzadas desde 1999, indican el curso de los tiempos actuales del cambio, que como también se sabe, es lo único que nunca cambia.

El nuevo ciclo al que estamos ingresando se define por una compleja combinación de lo conquistado en nuestro continente con lo que está en desarrollo desde hace meses, apenas.

Lo primero se puede resumir en el surgimiento de tres nuevos movimientos anti imperialistas y la sustentabilidad temporal de sus gobiernos: Chávez alcanzó los diez años y eso rompe la norma de regímenes similares que no superaron la media de 5-7 años durante el siglo XX. Excepto Cuba, claro. Evo gana más votos mientras más le conspiran, igual que Correa en Ecuador–, y en las tres sociedades aparece la búsqueda difusa de alguna solución socialista, lo cual sería una ruptura superior, y por supuesto: Unasur, el Alba, PetroCaribe, etc., factores dislocantes.

La otra parte de la combinación está en la seria crisis del capitalismo central, metropolitano, donde se concentra el monopolio imperialista del poder mundial. Su fuerza centrifugadora es altamente riesgosa, por eso mismo aprovechable, si se quieren aprovechar las brechas. Obama es la respuesta orgánica para enfrentar esa crisis en EE.UU. a favor del poder imperial junto a Europa central y Japón. Pero Obama en persona es parte de la nueva realidad, a su pesar, puesto que corre el peligro de ser visto como una redención por sectores oprimidos de su país.

Los que no esperaron a un redentor son los trabajadores y sectores de clase media de Francia, Suecia, Islandia, España y muy pronto Inglaterra, Bélgica y Alemania. Esta renovada resistencia social en Europa constituye el más importante factor de transformación.

El nuevo ciclo político latinoamericano está inevitablemente asociado a esos tres designios entrecruzados. Por un lado, la dinámica y definiciones políticas que se imprimirán en las luchas de vieja Europa, que no por vieja y mañosa deja de ser la más experta en revoluciones y conciencia. Tambièn por lo que haga –o no tenga posibilidad de hacer– el nuevo gobierno demócrata, que sigue siendo un gobierno de clanes blancos a pesar de su presidente medio negro, y finalmente, por la conciencia de oportunidad histórica que haya en Latinoamérica para convertir las conquistas en palancas de transformación sin retorno.

modestoguerrero@gmail.com


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Modesto Emilio Guerrero*

Periodista venezolano radicado en Argentina. Autor del libro ¿Quién inventó a Chávez?. Director de mercosuryvenezuela.com.

 guerreroemiliogutierrez@gmail.com

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