Made in China

Dentro del presente siglo seremos testigos de cambios estructurales significativos en lo que respecta al escenario de las relaciones internacionales. Cambios que no se veían desde la década de los años 40 tendrán su oportunidad dentro de la primera mitad del siglo en curso. El emerger de nuevas potencias mundiales significativas habrá de significar en la práctica la reestructuración de las reglas del juego o el fallecimiento de estructuras multilaterales descendentes. Eso por una parte. Por otra, habrá de significar la aparición de nuevas estructuras o la consolidación de las recién-nacidas estructuras multilaterales ascendentes. Un punto clave, dentro de este escenario, lo viene a constituir China.

El fuerte ascenso que ha tenido China, desde la década de los 80 hasta ahora, ha despertado una fuerte preocupación por parte del gobierno de EE.UU. que ve amenazado, en estos momentos, su liderazgo dentro del escenario internacional. Ya el Consejo Nacional de Inteligencia (órgano de la CIA) años atrás previó que el PIB de China sería igual al de Alemania en el 2009, al de Japón en el 2017 y al de EE.UU. en el 2042. China representa para EE.UU. una amenaza real al contrario de lo que podría representar la muy difundida amenaza “terrorista”, que no tiene pies ni cabeza, y que lo sabe muy bien la administración de Washington. Por lo que ello podría significar, en lo inmediato, un cambio de estrategia para contrarrestar la “amenaza” china.

Mientras EE.UU. se ha preocupado de ir contra una amenaza insignificante que lo único que ha ganado es un fuerte sentimiento anti-americano, China se ha preocupado de consolidarse como una potencia mundial de “pesos pesados” y con fuertes proyecciones a futuro. Ejemplo de ello podría ser su ingreso el 2001 a la OMC, contribuyendo en buena parte a que la UE pasara a ser su mayor socio comercial el 2004, desplazando en ese sentido a Japón. Otros ejemplos serían el afianzamiento político-económico dentro del área de coexistencia más cercana; los acuerdos con Irán y Siria; los acuerdos con los países del Africa y América Latina. Y todo ello, sin agredir militarmente a ningún país.

Lo atemorizante para EE.UU. no son las políticas económicas aplicadas por China y sus socios sino el fuerte crecimiento que está teniendo su economía, lo que podría llevar a un desequilibrio en la distribución del poder a nivel global. Dentro de esta situación, no podría haber mayor error para EE.UU. que desesperar e iniciar un conflicto armado contra China. Un conflicto armado significaría una guerra de consecuencias insospechadas. Ambas naciones son potencias nucleares. A ninguna les convendría volver a un conflicto de gran envergadura como lo fue la Segunda Guerra Mundial. Se podría iniciar una nueva Guerra Fría, antes de un conflicto armado directo. Sin embargo, los fuertes intereses comprometidos entre las partes llevarían a pensar que EE.UU. optaría por una solución pragmática acorde al escenario.

A EE.UU. no le conviene tener a una China fuera del alcance de su propio tablero de juego, por lo que habrá de buscar varios puestos privilegiados dentro de su juego global. La ausencia de disposición política, por parte de EE.UU., para dar asientos privilegiados dentro su juego, conduciría a China a crear sus propios juegos. Ejemplo de ello es el nacimiento el 2001 de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO, por sus siglas en inglés) que reúne a países como Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán (con India, Irán, Mongolia, y Pakistán como observadores). Mañana perfectamente China junto a otros países podrían crear una especie de OMC, un FMI o una OTAN. Y con el crecimiento abismal de países como China, India, Irán, Rusia, Brasil, estas hipotéticas estructuras globales podrían debilitar de sobremanera el grado de influencia de las estructuras internacionales como la ONU, FMI, Banco Mundial, OMC, OTAN, G-7, organizaciones especialmente diseñadas para impulsar el poder estadounidense en conjunto con sus aliados europeos. Ya Goldman Sachs y el Deutsche Bank en su oportunidad pronosticaron que para el 2010 el crecimiento anual en ingresos combinados nacionales de Brasil, Rusia, India y China, sería mayor que el de EE.UU., Japón, Alemania, Gran Bretaña e Italia juntos; hacia el 2025, sería el doble de los países del G-7.

La estrategia china está al parecer más inclinada a crear sus propios terrenos de juego pero al mismo tiempo crear la ilusión de acomodamiento frente a las antiguas estructuras globales (dominadas por EE.UU.). Esto habría de obligar a China a formar un equipo clave para hacer frente al dominio global de EE.UU., Europa y Japón. En otras palabras el Capitalismo Internacional ordinario, acostumbrado a monopolizar los mercados, se vería enfrentado a una nueva fuerza Capitalista, liderados por China, quienes habrán de formar parte del juego global o terminarán arrebatándole el juego a las fuerzas ordinarias.

China sabe bien la fuerza que proyecta y no dejará que potencias que se vean “amenazadas” se interpongan en su trayectoria. Paso a paso China irá conquistando terrenos fértiles pero pedregosos para la inversión norteamericana. Allí donde los inversionistas norteamericanos se abstengan de estar o vean cierta desconfianza, China estará (ejemplo de ello: Irán, Sudán, Siria, Venezuela, etc,) Lo mismo ocurrirá en áreas de “fácil” acceso en lo comercial o áreas “democráticas”, debilitando así la influencia norteamericana en terrenos supuestamente conquistados (América Latina y Europa). En este escenario complejo, EE.UU. habrá de tener más cuidado cuando se decida a atacar países con fuertes intereses chinos involucrados. Su política de agresión unilateral sólo les podría traer innumerables problemas. Países que, para EE.UU. constituían una grave amenaza y que merecían alguna “intervención” (si no se acomodaban a las reglas del juego global), hoy día se han convertido en socios potenciales de China (quizá una manera de contrarrestar la amenaza norteamericana o una oportunidad para ver desarrollar sus capacidades). Vemos pues, que el mayor socio de Siria se llama China; Irán, segundo productor mundial de petróleo, es uno de los mayores, sino el mayor, de los proveedores de petróleo de China; el principal socio financiero de Sudán, también tiene por nombre China, etc.

Africa, por otro lado, vendría ser un punto clave en lo referente a los recursos energéticos que está demandando China en la actualidad. Desde el 2000 China a ayudado al continente a pagar las deudas externas que mantienen con el Capitalismo Internacional ordinario (a los 33 países con los que sostiene relaciones diplomáticas). A su vez a contribuido con ayuda al desarrollo y logrado re-endeudar a varias naciones con su ayuda “filantrópica”. La presencia china dentro del continente africano no es menor como se podría pensar. Poco a poco ha ganado terreno frente al Capitalismo ordinario, y se especula que dentro de cinco años habrá de desplazar al principal socio comercial del continente: EE.UU.

Latinoamérica tampoco se queda atrás. La zona que por años ha sido considerada por EE.UU. como parte de su “esfera de influencia”, hoy la podemos ver caer al encanto seductor de una potencia como China. Importantes son los acuerdos de inversión y comercio firmados el 2004 con países como Brasil, Chile, Venezuela, Bolivia, Argentina y Cuba. Para nada ya es extraño encontrar en algunos de nuestros países innumerables negocios chinos. No obstante, en estos tiempos, el destacado desarrollo político como económico que está teniendo países latinoamericanos con visiones progresistas e integracionistas, nos mueve a pensar de que Latinoamérica se ha de inclinar más hacia una mayor autonomía dentro del continente, acostumbrada a adoptar las políticas económicas e ideológicas del Imperialismo norteamericano o del Capitalismo Internacional ordinario. Una nueva Latinoamérica emerge dentro del naciente contexto global. Lo que, en un futuro no muy lejano, se ha de traducir en nuevas estructuras políticas y económicas regionales o Latinoamericanistas, independientes de la influencia norteamericana. Por lo que, organismos como la OEA (Organización de Estados Americanos), fuertemente influenciados por EE.UU.(1), los veremos mermar en cuanto a su protagonismo e influencia.

El mérito de China frente al poderoso equipo de EE.UU., Europa y Japón es que China es una fábrica virtual de productos. Al contrario, EE.UU., Europa y Japón son una fábrica virtual de marcas. El éxito chino se debe en buena parte a ello. Al extenderse las desigualdades y ver a una clase media desplazarse más hacia abajo, los productos chinos vienen a compensar, en esta masa de “desplazados”, lo que en calidad y precios muy bien podrían reemplazar a las conocidas marcas norteamericanas u occidentales que ya no están dentro de su rango de lo asequible. Hoy el terror a todo lo que era producido en China ha muerto. Atrás quedaron esos prejuicios mal infundados. Puede que, el acostumbrarnos a ver productos de “marcas” con su “made in china” haya contribuido en parte a perder el miedo, poco a poco, por todo lo que era un producto chino. Ahora esa “mala impresión” es dejada en el recuerdo, por contribuir a la economía de nuestros bolsillos. Lo grave aquí, es que nuestros pequeños y medianos productores no tienen cómo hacerle frente a una gran competencia como lo puede ser China y muchos se ven obligados a cambiar de rubro y dejar a su paso una gran lista de desempleados. Pero ya eso es “harina de otro costal”.

Frente al éxito chino sin duda se habrá de contraponer, de tiempo en tiempo, lo que considero una contra-economía, ya sea política o económica frente a todo lo que sea “made in China”, dirigida por el Imperialismo estadounidense y adoptada por quienes tienen fuertes intereses políticos y económicos con EE.UU., valga la redundancia. Ello para tratar de frenar en parte el crecimiento acelerado de la influencia china que está teniendo a nivel global. Ejemplos de una contra-economía lo podemos observar en lo que fue la retirada masiva a nivel internacional de productos Mattel “made in China”, con el pretexto de que estaban siendo producidos con materiales tóxicos o peligrosos para los niños. Eso en cuanto a la parte económica. En cuanto a lo político, lo podemos ver con lo que está sucediendo en lo relacionado al Tibet y la campaña que están difundiendo los principales medios informativos al servicio del imperialismo norteamericano (una clara campaña anti-china a favor de los “derechos humanos del Tibet” desencadenada por una “revuelta” popular fríamente provocada y que los medios se esmeran en victimizar a los mismos provocadores). No había que ser adivino para saber que los que estaban detrás de esta campaña eran los mismos de la CIA (2) que acostumbran a financiar, por diversos canales (NED, USAID, (3) etc), organizaciones afines a sus intereses y poder así desestabilizar Estados “amenazantes” o “indeseables”. Los ideólogos del imperialismo norteamericano, como Francis Fukuyama, lo llaman “instrumentos políticos para respaldar el cambio democrático” o “soft-Power” (Poder-Blando). Esto es: financiación de organizaciones “por la Democracia” o “por la Libertad”, presión diplomática, formación y adiestramiento de grupos, diplomacia pública, etc. Sin embargo, EE.UU. sabe bien que lo único que está haciendo es un poco de ruido con su proceder estéril, producto quizá de la desilusión causada por el arrollador triunfo en las elecciones recientes, en Taiwán, de Ma Ying-jeou, candidato opositor, contrarios al nacionalismo radical que propugna el actual presidente taiwanés, Chen Shui-bian (4). Su “Poder-Blando” le podrá haber funcionado de maravillas en Serbia (2000), en la “Revolución Rosa” de Georgia (2003) o en la “Revolución Naranja” de Ucrania (2004-2005). Pero, cuidado, que llegue a funcionar con China, un Estado política y económicamente sólida, es una quimera. China no es “cualquier” Estado, es una potencia mundial ascendente.

Desgraciadamente la campaña difamatoria seguirá su curso. Figuras “célebres” del entretenimiento, tanto del ámbito internacional como local, seguirán saliendo a la luz pública a sumarse al ruido estéril de Washington y aprovecharán algunos de tirar también “a la parrilla” lo que está sucediendo en Sudán, específicamente en Darfur, como parte del activismo hipócrita que tienen “algunos” el descaro de expresar sus posiciones abiertamente mientras callan cuando el Estado Judío de Israel masacra y humilla a los palestinos de forma “oficial” desde su ilegal creación en 1948, o cuando EE.UU. masacra y humilla a los Iraquíes día a día. Todas las demandas que favorezcan los intereses del Imperialismo norteamericano serán recibidas con bombos y platillos, desde sus grandes plataformas mediáticas, mientras se concentren únicamente en difamar a China. Y puede que más de alguno se esté preparando, desde ya, para hacer algún show o algún numerito “particular” en Beijing (en pleno Juegos Olímpicos), como la “célebre” acción de quemarse a lo bonzo, por parte de algún monje deseoso de ser un nuevo “símbolo” de la lucha por los “derechos humanos”.

Notas de Autor

1. A principios de Abril vimos realmente el peso que tiene la OEA cuando observamos a un Miguel Insulza, presidente del organismo, dando CUENTAS en lo relacionado con el ataque al campamento de las FARC en territorio ecuatoriano y la posterior tensión entre Colombia y Ecuador, frente a una subcomisión del Congreso de los EE.UU. Realmente podía dar vergüenza ajena. Vimos cómo un organismo explícitamente era humillado sin miramientos. La palabra del señor Insulza (para esta subcomisión) sencillamente estaban fuera de lugar. Frente a la subcomisión se dejaba en claro de que era un incompetente. (Ningún medio nacional televisivo, en Chile, se dio la tarea de informar sobre aquella escena humillante -por lo menos así se dejó notar).

2. ¡Manifestantes en Europa de manera “espontánea” salieron a las calles con sus banderitas coloridas del Tibet! Con las imágenes expuestas por los medios, daba la impresión de que cada manifestante tenía su banderita. ¡Las tenían en sus casas bien guardadas como fieles activistas por los “Derechos Humanos del Tibet”! Diametralmente opuesto fue lo que sucedió en Argentina, difícilmente podíamos ver aquellas banderitas. Lo que daba por sentado de que la CIA se preocupó cuidadosamente de surtir de buena manera aquellas áreas de mayor influencia internacional que aquellas sin influencia mediática. ¿Cuántas ONG estuvieron involucradas o formaron parte de la gran orquesta diseñada por la CIA? ¿Cuántas personas salieron a la calle sin saber que la región del Tibet ha pertenecido a China desde hace más de cinco siglos? ¿Cuántas personas se sumaron al ruido estéril sin saber siquiera dónde quedaba la región del Tibet? ¿Cuántos de los que se sumaron a las protestas ven al Dalai Lama como una blanca palomita? ¿Sabe alguno de los que gustan “luchar” por los “Derechos Humanos” que el “gobierno” fantasma tibetano en el exilio, condena los matrimonios mixtos entre tibetanos y no-tibetanos para poder así conservar la pureza de su raza?

3. NED (Fondo Nacional para la Democracia); USAID (Agencia Norteamericana para el Desarrollo Internacional).

4. Haber arrollado con el 59% de los votos contra un 41%, y con una participación del 75%, sí que les pudo haber afectado.


Algunas fuentes consultadas:

Aritz Parra, China desvalija África en nombre del progreso comunista, Solidaridad.net.

Chalmers Johnson, La superpotencia 'solitaria' es cosa del pasado, Z-net en español, origen original: Tomdispatch.com

Francis Fukuyama, América en la Encrucijada, Ediciones B.

Daniel W. Drezner, El Nuevo Orden Mundial Nuevo, Foreign Affairs En Español.


stolpkin@yahoo.es


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Níkolas Stolpkin


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