Ecuador

¿Conservación o Petróleo en el Yasuní? Un Dilema de Trascendencia hacia el Futuro

El proyecto petrolero Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT) ubicado en el Bloque 43, está atravesado por los ríos Napo, Tiputini y Yasuní, al este del país, muy cerca ya de la frontera con el Perú. Este bloque encierra una de las reservas de crudo pesado más abundantes del país, y al mismo tiempo abarca partes del Parque Nacional Yasuní, considerado como uno de los reservorios de biodiversidad más importantes del planeta, el cual incluye la Zona Intangible de los pueblos en aislamiento voluntario Tagaeri y Taromenane.

El potencial petrolero del ITT, administrado por Petroecuador, alcanza, de acuerdo a estimaciones recientes del Instituto Francés de Petróleo (Beicip Franlab, 2004), 412 millones de reservas probadas de crudo de alta densidad (12 a 16 grados API), que pueden llegar a 920 millones, si se incluyen las reservas probables. A pesar de la mala calidad del crudo, se han planteado varias alternativas para su explotación, entre las cuales se barajan posibles alianzas con empresas estatales como SINOPEC (China), Petrobras, Enap y PDVSA.

En vista de los impactos ambientales de la explotación petrolera en un área de alta sensibilidad ambiental y cultural, se ha formulado la alternativa de conservar indefinidamente el crudo en el subsuelo, y solicitar una compensación internacional que haga viable esta opción.

El presidente Correa ha declarado a esta última vía como la primera prioridad de su gobierno; mantener el crudo represado en tierra, a fin de no afectar un área de extraordinaria biodiversidad biológica y cultural. En esta dirección, el 18 de abril del 2007, el presidente Rafael Correa presentó La Política Nacional sobre Pueblos en Situación de Aislamiento Voluntario, El 24 de septiembre, el presidente dio un discurso ante la asamblea de la ONU donde anunció la propuesta de mantener el crudo del ITT bajo tierra, resaltando la voluntad por sacrificar la mitad de los ingresos petroleros de este bloque con el fin de proteger la biodiversidad con la cooperación de la comunidad internacional. Además, reiteró su propuesta y su compromiso con la lucha contra las emisiones de CO2 en la Cumbre de la OPEP el 18 de noviembre del presente año cuando destacó el fracaso de Kyoto.

Esta iniciativa pionera a nivel mundial se hará realidad a través de la contribución de la comunidad internacional, que compense al Ecuador con al menos la mitad de los recursos que se generarían para el Estado si se opta por la explotación de petróleo en este bloque [2]. Si medimos los servicios ecosistémicos que produce le Reserva de biósfera del Yasuní, considerando su importante rol en el ciclo del agua, la regulación del clima y del agua, la producción de oxígeno, entre otros, la compensación parece insignificante, pero suficiente para convencer al gobierno de no explotar un área tan única como la mencionada. Estas mediciones no toman en consideración servicios imposibles de valorar como es el que este territorio continúe siendo el hogar de pueblos en aislamiento voluntario quienes no han sido ni van a ser consultados por el uso de su tierra.

La opción entre conservación y explotación petrolera en el Yasuní adquiere una trascendencia simbólica, porque representa la alternativa entre el modelo actual de desarrollo, basado en la extracción y explotación no sustentable de recursos naturales y, un modelo futuro encaminado al respeto a la naturaleza, la diversidad cultural y la satisfacción de las necesidades humanas.

Esta opción es trascendente porque el país deberá enfrentar en el futuro cercano el progresivo agotamiento de las reservas petroleras, cuyo monto actual (aproximadamente 4.200 millones de barriles) permitirá no más de 25 años de explotación, aún si se encuentran nuevos yacimientos de alguna significación [3].

Petróleo y desarrollo en el Ecuador

Varios analistas, como Jeffrey Sachs consideran que la exportación de petróleo tiene un impacto negativo en las perspectivas de desarrollo de un país. La experiencia ecuatoriana parece confirmar este punto de vista.

La economía y sociedad ecuatorianas dependen fuertemente del petróleo. Este producto ha aportado con el 48% de las exportaciones del país entre 1972 y 2006, y con un tercio de los ingresos del Estado entre 1995 y 2004. En 2006, la dependencia del petróleo ha crecido alcanzando el 60% de las exportaciones.

A pesar de que el aporte del petróleo al desarrollo nacional fue significativo entre 1972 y 1982, el panorama ha cambiado en los últimos 25 años. En la actualidad el país produce más del doble de petróleo que durante los años setenta, durante el boom petrolero. Sin embargo, el crecimiento del ingreso por habitante entre 1981 y 2006 ha sido insignificante (0,6% anual en promedio), la pobreza no ha descendido entre 1995 y 2006 [4], pese a la emigración de un millón de ecuatorianos, el desempleo urbano bordea el 10%, casi la mitad de la fuerza laboral se encuentra subempleada, y la inequidad social ha aumentado.

Aunque la producción petrolera ha alcanzado niveles altos y los precios del crudo también han subido en forma pronunciada, el país continúa sumido en una crisis económica, social y ambiental de larga duración. Obviamente los cambios en las políticas petroleras iniciados en el gobierno de Palacio, como la mayor participación del Estado en las utilidades y la salida de la empresa petrolera Occidental, mejoran las perspectivas futuras, como también lo hacen las mayores asignaciones del gasto público para el desarrollo social y la construcción de infraestructura.

Los costos no asumidos de la actividad petrolera

La producción petrolera ha conllevado un alto costo ambiental y social para el país y, a escala mundial, está contribuyendo al calentamiento global, que es el mayor problema ambiental que actualmente enfrenta la sociedad industrial. Según el Informe Stern, los costos del cambio climático en las próximas décadas pueden equivaler a grandes desastres del siglo XX, como las dos guerras mundiales y la Gran Depresión [5].

Adicionalmente, las externalidades locales y globales han sido tomadas en cuenta al considerar la alternativa petrolera. La extracción de petróleo tiene efectos muy negativos sobre el ambiente ya que trae deforestación (no solo durante el período de extracción sino causa de las carreteras y caminos construidos que a su vez atraen a colonos), la pérdida irreversible de la biodiversidad, el deterioro potencial del eco-turismo, y la pérdida de recursos naturales no maderables. Se han considerado los costos de estas externalidades en el modelo ITT-Yasuní al incluir el costo por pérdida de biodiversidad, los costos de deforestación y una tasa de descuento social entre el 5% y el 12%. Además, el modelo también incluye los costos de abatimiento del CO2 de las reservas del ITT.

En el caso ecuatoriano, la ausencia de una política estatal de desarrollo sustentable y la actividad petrolera han contribuido directa e indirectamente a una masiva deforestación en la Amazonía Norte, sin generar alternativas productivas por la escasa aptitud agrícola de los suelos amazónicos. La pérdida de biodiversidad y la extinción de especies son también costos irreversibles. Ha sido también alto el impacto de la actividad petrolera sobre las culturas indígenas, y la salud de los habitantes en las áreas productivas, llevando inclusive a la extinción de pueblos indígenas como los Tetes y los Sansahuari.

La pérdida irreversible de la biodiversidad, la deforestación y el deterioro social en las áreas petroleras, reducen las posibilidades de formas sustentables alternativas de desarrollo con mayor generación de empleo productivo, como el turismo.

El Parque Yasuní y la cultura Waorani

La Amazonía es el bosque tropical continuo más grande del mundo, y constituye también el mayor reservorio de biodiversidad del planeta. El origen de la biodiversidad se remonta al mioceno (hace 16 millones de años), y puede haber antecedido tanto a la formación de la Cordillera de los Andes, como al nacimiento del río Amazonas, hace 10 millones de años [6]. En períodos más recientes, durante el Pleistoceno, las glaciaciones afectaron el clima del planeta convirtiendo a la mayor parte de la actual región en una pradera, con refugios discontinuos de biodiversidad, como el actual Parque Nacional Yasuní; cuyo territorio sinuoso y parcialmente inundable, alberga en la actualidad una variedad única de formaciones vegetales.

El Parque Nacional Yasuní cuenta con una magnífica biodiversidad demostrado por los 280 tipos de lianas, 1.130 especies de árboles, 540 especies de peces en un tramo de 5 Km, 165 especies de mamíferos (probablemente 90 murciélagos), 110 especies de anfibios, 72 especies de reptiles y más de 630 especies de aves encontradas, tomando en cuenta que todavía pueden descubrirse muchos más.

La cultura Waorani, cuya subsistencia se ha basado en la caza, recolección y agricultura itinerante, ha sobrevivido el asedio de otras culturas indígenas y de la civilización occidental internándose en planicies ínter-fluviales, como la comprendida entre el Napo y el Curaray. El impacto de la actividad petrolera y la extracción maderera en esta cultura ha sido profundo, y algunos de sus grupos familiares han optado por el aislamiento voluntario, como los Tagaeri y Taromenani, que sobreviven en la Zona Intangible, al sur del Parque Yasuní.

Actualmente, el Parque Nacional Yasuní y la Zona Intangible están amenazados por la actividad petrolera de otros bloques en su interior, cuyas reservas tienen menor importancia que las del ITT. A esta situación se añade el alarmante impacto de la extracción ilegal de madera en esta zona.

La Opción Petrolera en el Yasuní

La explotación petrolera del ITT implicaría la producción de aproximadamente 108.000 barriles diarios de crudo extra-pesado, durante un período de tiempo estimado entre 10 a 15 años, al cabo del cual, los pozos entrarían en su fase declinante. La elevada densidad del crudo encarece la extracción y obligaría a la construcción adicional de una planta termoeléctrica de alta potencia y de una planta de conversión del crudo para facilitar su transporte y comercialización, cambiando su densidad. El impacto ambiental de estas instalaciones se añadiría al efecto de la extracción de crudo. Además, las necesidades de prospección sísmica y construcción de infraestructura requieren un período de cuatro a cinco años antes de iniciar la fase productiva.

El valor presente de las utilidades de la alternativa de explotación petrolera del ITT depende de la tasa de descuento que se use así como del porcentaje que se lleve el Estado estas utilidades. Si el gobierno recibe un porcentaje del 81,5%, con una utilidad de $21,1 y una tasa de descuento del 6%, el valor presente cambia de $4.500 millones (sin externalidades) hasta $5.747 millones (incluyendo externalidades).

La opción de mantener el crudo represado

Como alternativa frente al impacto negativo de la extracción petrolera sobre el clima mundial y la diversidad cultural y biológica, se ha planteado la conservación indefinida del petróleo en el subsuelo. El Estado planteará a la comunidad internacional una compensación económica por su renuncia voluntaria a la renta petrolera, en beneficio del medio ambiente, la biodiversidad y las culturas indígenas.

Esta alternativa ha sido calificada como la primera prioridad por el gobierno, si se justifica su viabilidad económica. La idea inicial ha recibido una acogida positiva entre varios gobiernos europeos, organizaciones internacionales ambientalistas y de derechos humanos, así como de la opinión pública internacional y ecuatoriana.

Una opción en esta línea consiste en crear un fondo de compensación para el Ecuador, cuyo rendimiento sea transferido al Estado para proyectos destinados a la conservación y al desarrollo social. El fondo puede ser administrado por organismos internacionales y/u organizaciones ambientalistas internacionales, mediante un fideicomiso internacional.

Este mecanismo permitiría al Estado obtener un flujo indefinido de recursos para el desarrollo humano y sustentable, frente al flujo petrolero que comenzaría al cabo de 5 años y se mantendría solamente por una década o algo más, mientras dure la extracción de crudo.

El fondo de compensación puede capitalizarse a partir de distintas fuentes. Entre ellas pueden mencionarse donaciones de gobiernos, mecanismos de canje de deuda externa por conservación, aportes de organizaciones internacionales de conservación y derechos humanos, y donaciones de ciudadanos de todo el mundo, quienes podrían comprar simbólicamente barriles de crudo represado en el Parque Nacional Yasuní.

El impacto internacional de una propuesta para la conservación, proveniente de un país a la vez mega-diverso y exportador de petróleo, puede ser significativo. La conciencia mundial sobre los peligros del calentamiento global es creciente, y a su vez son evidentes los límites del Protocolo de Kioto como mecanismo de mitigación. Este acuerdo no reconoce la preservación del bosque tropical como objeto de compensación. Sin embargo, en el marco de las negociaciones para un segundo convenio internacional sobre cambio climático, que entraría en vigencia a partir de 2012 cuando concluye el actual Protocolo de Kioto, una propuesta innovadora y avanzada como la del Ecuador, podría convertir al país en pionero en estrategias de desarrollo sustentable.

El aporte del país para la mitigación del calentamiento global puede cuantificarse y representa un valor definidamente mayor a las utilidades que recibiría el Ecuador si optase por la explotación petrolera. Solamente tomando en cuenta el costo de abatimiento de las emisiones de dióxido de carbono provenientes de las reservas del ITT, equivalentes a cientos de millones de toneladas, se obtiene una cifra que justifica claramente la alternativa de conservación como la única razonable en el futuro para una sociedad global que habite el planeta en armonía con la naturaleza.

Apéndices

  1. El Territorio Waorani

    Mapa del territorio Waorani
  2. Parque Nacional Yasuní y la Zona Intangible (Notar como la Zona Intangible e ITT se sobreponen)

    Mapa Yasuní-ITT
  3. Detalle de la superposición del campo ITT y la Zona Intangible

    Mapa ITT-Zona Intangible
  4. Modelo matemático de Carlos Larrea para estimar el valor presente de las utilidades del bloque ITT:

    Gráfica de utilidades y tasas
    Sin externalidades
    Millones de dólares Utilidades por barril
    $15,23 $20 $21,1 $30 $30-$40
    Tasa de descuento 0,6 4.148 5.448 5.747 8.172 9.876
    0,11 2.114 2.776 2.929 4.165 4.845


    0,123 1.794 2.356 2.486 3.534 4.078
    0,2 725 952 1.004 1.428 1.585
    Con externalidades
    Millones de dólares Utilidades por barril
    $15,23 $20 $21,1 $30 $30-$40
    Tasa de descuento 0,6 2.901 4.201 4.500 6.925 8.629
    0,11 867 1.529 1.682 2.918 3.598
    0,123 547 1.109 1.239 2.287 2.831
    0,2 -522 -295 -243 181 338

Notas

  1. [1] Profesor, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito,
  2. [2] Ministerio de Energía, Boletín de Prensa, 1º de abril, 2007.
  3. [3] Hacia el año 2000, las reservas petroleras alcanzaban 4.629 millones de barriles, y este valor ha declinado por la producción, que ha bordeado los 530.000 barriles diarios. Fretes-Cibils, Vivente; Giugale, Marcelo y López-Calix, Roberto. Ecuador: An Economic and Social Agenda for the New Millennium. Washington: World Bank, 2003.
  4. [4] Según el INEC, la pobreza no ha variado significativamente entre las Encuestas de Condiciones de Vida de 1995 y 2006. Su valor actual es de 38,3%.
  5. [5] Stern, Nicholas. The Economics of Climate Change: The Stern Review. Cambridge: Cambridge University Press, 2007.
  6. [6] Horn, Carina. "The Birth of the Mighty Amazon". Scientific American. May 2006, pp. 40-45.


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