Alfonso Barrantes Lingán: Socialista peruano a carta cabal

Acaba de realizarse en la Casona de la Universidad de San Marcos, un justo homenaje en memoria de don Alfonso, Alcalde de Lima, primer Alcalde Socialista de América Latina, presidente de Izquierda Unida, en mi modesta opinión, la experiencia más avanzada de la izquierda latianoamericana en términos políticos e intelectuales.

Lo conocí en 1984, estaba en mis pininos políticos, iniciaba mis estudios de Sociologìa en la universidad, eran mis primeros pasos en el quehacer político gracias a las tercas invitaciones y convincentes conversaciones con mi gran amigo y compañero Jorge Rimarachín Cabrera. Mis inicios en la política fueron de golpe, intempestivos, recuerdo un mitìn donde Jorge me pidiò que lo acompañe a la plazuela de la universidad donde se congregaba una multitud estudiantil, repentinamente anunció que yo dirigiría la palabra a los estudiantes. Recuerdo que fueron tantos mis nervios que me oriné en el pantalón, felizmente era un blue jean oscuro, no se notó, me salvé del público papelón, Jorge me animaba diciendo: ¡Está bacán, sigue hablando! , así empecé.

Eran años duros, sufrimos los embates del gobierno del arquitecto Fernando Belaundo Terry (en alianza con el Partido Popular Cristiano), luego el desastrozo gobierno de Alan García. Era la época que la población se encontraba en el centro, entre los tiros del terrorismo subversivo y del terrorismo de Estado, paramilitar; la ceguera del gobierno que en base a la brutalidad ayudaba a que el terrorismo se legitime. La derecha alimentaba además la confusión, todo el que protestaba era un terrorista.

Gracias a Jorge Rimarachín conocí a don Alfonso al que cariñosamente le decían "el tío Frejolito", en una primera charla nos recomendaba a los jóvenes la obligación de estudiar la realidad peruana y mundial, tenía un deslinde claro con el terrorismo en un contexto de confusionismo donde se confundía terrorismo con guerrilla, terrorismo con revolución. Siempre recordaré esa gran frase de nuestro insigne maestro: "Nosotros no creemos en los estrechos senderos de grupos iluminados que actúan al margen de las masas utilizando el terror y la muerte. Al igual que Mariátegui, nosotros sí creemos en las amplias avenidas de masas organizadas y conscientes que luchan por su liberación". Don Alfonso insistía en la lucha por derrotar ideológicamente al terrorismo, esa gran tarea que nunca entendieron los gobiernos de turno; en las oportunidades que tuvimos que debatir con las recalcitrantes propuestas terroristas, comprendimos que no resistían el debate, gritaban sus consignas y luego se retiraban amenazàndonos con matarnos.

Irónica la coyuntura de aquel entonces, a quienes desempeñábamos algún cargo gremial o político el servicio de inteligencia nos señalaba como terrroristas, del lado del terrorrismo petardista, sus simpatizantesnos decían: "revisionistas, barrantistas, lacayos del imperialismo".

Don Alfonso Barrantes era un comunicador genial, didáctico, de un buen humor envidiable. Recuerdo cuando regresaba a Perú luego de una operación en Europa, Mario Vargas Llosa lideraba el FREDEMO representando a la derecha peruana. La periodista le pregunta: ¿Doctor, doctor, es cierto que últimamente usted lee más a Vargas Llosa que a Mariátegui? Barrantes respondió: Mira hijita, yo leo a los dos. Cuando quiero educarme leo a Mariátegui, cuando quiero distraerme a Vargas Llosa.

Barrantes fue ejemplo de DIGNIDAD Y DECENCIA POLÍTICA, el nos decía: "La política se dignifica, se ennoblece cuando se hace en favor de los pueblos", asumió el quehacer político como nuestro gran intelectual socialista José Carlos Mariátegui: IDEAL, MISIÓN HISTÓRICA, ACTO CREADOR, siempre al servicio de las nobles causas. Como no recordar cuando en su período de Alcalde de Lima, iba a visitar a Palacio de Gobierno conversar con el arquitecto Belaunde en su volswagen viejo. ¡Gran ejemplo para las presentes y futuras generaciones comprometidas con el Perú!

Cuando visitaba a los sectores populares les solía decir: "Yo soy como tú, tú eres como yo, no hay diferencias". Como Alcalde fue ejemplo de tolerancia, consenso y pluralidad; en la gestión municipal por ejemplo, convocó a técnicos de la derecha para que asuman cargos de responsabilidad.

El 2 de diciembre del año 2000 su muerte nos sorprendió a muchos, insistía que su herencia es ocotogenairia, le calculábamos muchos años más. Hoy, el alma de don Alfonso sigue paseándose en las multitudes que luchan por defender sus derechos, está en esos sectores humildes a quienes ayudó siempre, está presente en el espíritu emprendedor de mujeres y hombres que luchan por la Patria Grande, está en las líneas de don César Lévano, otra catedral de la izquierda y del periodismo limpio en el Perú, hace poco don César, siguiendo la ruta de Mariátegui y Barrantes, escribió en su columna habitual del diario "La Primera": "Seguiré luchando, enseñando, escribiendo, soñando con un Perú sin gobernantes corruptos, sin patrones abusivos, sin TLC excluyente"

Don Alfonso Barrantes murió en La Habana, murió como mueren los árboles, es decir DE PIE.

(*) Sociólogo


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