México: gobernar no es meterse con botas en el lodo, sino enviar ayuda a los pobres

1. Los miles de viajes de candidatos y gobernantes a través del país, son realmente payasadas, teatro, para hacerse popular ante una población fácil de manipular tomándola de la mano o dejándose ridículamente fotografiar. Al contrario, si desde una oficina los gobernantes y asesores organizan la solidaridad otorgando las ayudas necesarias según información –castigando a los funcionarios que se las roben- se ve como muy frío. Son las costumbres impuestas por los gobiernos. A mí que carajos me importa que se enloden las botas los políticos demagogos; lo que realmente interesa es que llegue toda la ayuda necesaria a tiempo.

2. Pero la religión ha enseñado a través de los siglos que la adoración debe manifestarse yendo a las iglesias o templos, dando mucha limosna y pagando diezmos. El pueblo creyente no puede adorar a dios en su casa, manifestándose bondadoso con todos o de plano luchando junto a otros por causas justas. Como esas gigantescas aglomeraciones de gente jodida que los millonarios organizan alrededor de las visitas papales, los políticos y gobernantes organizan manipulando grandes movilizaciones de masas donde prometen todo y nada cumplen. Hay que ser honestos combatiendo a los figurones que, con su comportamiento teatral, engañan.

3. La realidad es que todas las campañas políticas masivas son el puro teatro que sirve para engañar, dado que siempre todo está arreglado arriba; son la pura demagogia donde en discursos se habla de todo con el fin de entusiasmar a la masa; pero basta revisar un poquito para ver cómo se arreglan entre los dirigentes las cosas. Por ejemplo, López Obrador dijo hace cinco años –después de imponerla como jefa de gobierno de la CDMX- que la Sheinbaum sería la candidata presidencial. Todo se ha hecho como ha querido con la ayuda de sus incondicionales (aunque hagan el ridículo y reciban burlas), siempre hambrientos de dinero y poder.

4. Por aquello del periodismo crítico, el activismo y el anticapitalismo, he acudido a cientos de mítines masivos. Los candidatos sólo ven personas con quienes nunca hablan; desde el estrado sólo miran a las masas y después del discurso suelen correr –muy de prisa- a otro acto político. Así recorren teatralmente todo el país haciendo que sus ayudantes recojan las cartas y regalos. Entonces, ¿por qué vota la gente? Porque decenas de miles de activistas pagados los visitan en sus casas, les dan regalos para comprar el voto y luego las acarrean para votar por quien le dio regalos. Por ello se ha demostrado que quien más regala gana la elección.

5. A través de las campañas electorales he visto a miles de jovencitas de preparatoria con pada diario durante cuatro meses, reunirse en las cuadras o esquinas para planificar sus visitas; entran a las casas a nombre del candidato llevan propaganda y algún regalito; lo grandes regalos como materiales de construcción, artículos de cocina, llegan siempre en camionetas. ¿Se imaginan la felicidad de la familia miserable con el regalo? Todas las campañas de candidatos y partidos son abominables para los pensadores críticos. Supongo que en la mayoría de los países de América se repiten las experiencias aprovechando la enorme ignorancia política de la mayoría de la gente.



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Pedro Echeverría


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