Rusia: se acabó el hegemón

No se trata de situarse a favor o en contra de Rusia por motivaciones políticas o ideológicas. Las causas de la intervención rusa en Ucrania han sido en parte dolorosas para Rusia. Europa entera lo sabía, pero ni una sola reseña se hizo en los medios occidentales y europeos desde que empezaron los bombardeos y las hostilidades del gobierno de Zelenski, descaradamente nazi, como lo es todo el nazismo, contra las repúblicas populares de Donesk y Lugansk ruso-parlantes, desde 2008 hasta que se acabó la paciencia de Rusia en 2022...

Y digo que no se trata sólo de esa circunstancia, y ni siquiera se trata de contestar a la abiertamente belicista y nazi de Estados Unidos, siempre en pie de guerra fuera de su metrópoli contra las naciones, sirviéndose en este caso, como en otros, de la OTAN como punta de lanza… Se trata de algo muy valioso que va mucho más allá del panorama bélico a partir de la segunda guerra mundial practicado por los anglosajones con Estados Unidos como principal protagonista. Corea, Vietnam, Afganistán, Irak, Libia, Siria… han sido las naciones que, unas veces por simples razones de saqueo y otras estúpidas pero siempre entremezcladas, han sufrido desde entonces el zarpazo de un imperio que nada tiene que ver con el Romano que duró 1.400 años y elevó a la civilización a prácticamente toda Europa y parte de Eurasia. Estados Unidos se ha comportado desde 1945 como el matón del barrio al que todo el mundo temió, sin que ninguna otra nación se le enfrentase siquiera diplomáticamente. Eso cuando no fue su aliada, por omisión o por acción…

Ahora, digo, no se trata de todo esto. Ahora se trata de la posición guerrera y de superioridad armamentística de Rusia y China como aliadas. Pero, sobre todo, de la posición argumentativa de Rusia respecto a lo que ha ocurrido en el mundo hasta ahora en 75 años y lo que no está dispuesta a consentir respecto a ese matonismo estadounidense y a su determinación de que ese matonismo se acabe y de que el planeta gire en torno a otro equilibrio político de las naciones entre sí, inexistente durante tres cuartos de siglo. Los discursos de Putin y de la plana mayor del ejército ruso a este propósito contienen tal grado de persuasión y de nobleza que sólo la entrada en razón de todas las naciones del globo, empezando por el imperio estadounidense, o una guerra total extinguidora de la vida sobre la Tierra caben ya en estos momentos no sólo críticos sino decisivos en el orden internacional y mundial. Todo de acuerdo con las enseñanzas más elementales expresadas e incluidas en toda pedagogía sobre el Derecho Internacional y los Derechos Humanos que hasta ahora no han sido más que papel mojado, una farsa, una mentira, una argucia en manos de la nación más odiosa del mundo…



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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